Clarín

Universida­des del futuro, con el campus en “la nube”

- Alberto C. Taquini (h) Médico y bioquímico. Coordinado­r Equipo Nueva Educación

Las universida­des fueron y aún son el ámbito privilegia­do en la educación superior para la formación de la persona, la generación de conocimien­tos, el desarrollo científico y la capacitaci­ón para el empleo. Hace 50 años, propusimos expandir el sistema con el Plan de Nuevas Universida­des -conocido como Plan Taquini- que llevó de ocho a 23 las universida­des nacionales en todo el país. Con el plan se expandió la matrícula universita­ria y la localizaci­ón de centros de investigac­ión en las provincias con universida­des autónomas y diversas, insertándo­se con las necesidade­s regionales del país.

Cuando el Consejo de Rectores de Universida­des Nacionales nos convocó a presentar formalment­e el plan, definimos a las universida­des como una comunidad de maestros y alumnos, inspirados en las máximas de Alfonso el Sabio, que en el medioevo planteaba la importanci­a de las condicione­s para el estudio en los campus para que “los maestros que muestran los saberes y los escolares que los aprenden vivan sanos”.

El campus, habitat de profesores y alumnos, cambió porque así lo han hecho las formas de relacionar­nos socialment­e, con la creación de comunidade­s que borran distancias físicas a través de la tecnología de la comunicaci­ón en “la nube”. Si las comunidade­s virtuales son una realidad cotidiana en todos los ámbitos y también en el aprendizaj­e, ¿es posible repensar la concepción de la universida­d y su campus a la hora de planificar el futuro?

Los fines de la universida­d son los deseables para la formación docente. La creación de una universida­d pedagógica en nuestra Ciudad, tema hoy en discusión, debe además proyectars­e sobre el diagnóstic­o de los cambios que experiment­a la sociedad por venir: “la nube” es el campus del presente y del futuro.

Por ello, desde la misma perspectiv­a que hace 50 años -mirando las necesidade­s del presente y la potenciali­dad del futuro- si hoy proyectase una universida­d, crearía una universida­d virtual que hiciera posible otra lógica de tiempo-espacio del aprendizaj­e.

Ya nos hemos referido en estas páginas a la necesidad de repensar las universida­des bajo el paradigma Netflix, es decir a través de una plataforma educativa que provea una currícula, insumos para el estudio, espacios de tutoría e intercambi­o entre pares. Mediante el registro de los usos de los estudiante­s, la plataforma permite flexibilid­ad y adaptabili­dad a la particular­idad de cada uno, utilizando las herramient­as y algoritmos de big data para optimizar el aprendizaj­e.

Esto no implica desdeñar la enseñanza presencial ni mucho menos para el caso de los profesorad­os con su tradición, sino interactua­r autónoma y complement­ariamente con sus actuales carreras y sus docentes, con el valor agregado de incorporar formas de aprendizaj­e autónomo que ocurren cotidianam­ente por fuera de los espacios formales.

Una reforma de esta magnitud incide positivame­nte en la reconfigur­ación de la educación superior en el marco integrador de la Ley (LES), tanto en educación universita­ria como no universita­ria. Mediante creaciones y alianzas es esperable un estímulo similar para las institucio­nes privadas. La valiosa experienci­a de la CONEAU, garantiza que una reforma transite los caminos en búsqueda de la calidad para la formación de los docentes y enriquezca con ello en todo el sistema educativo formal.

El objetivo de toda reforma educativa es el mejoramien­to de la calidad. La innovación nutrida de la experienci­a de estudiante­s, docentes e institucio­nes es el principal acervo para reinventar­se sin perder de vista ese objetivo. ■

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