Por el casamiento, blindan la zona del Castillo de Windsor
Las fuerzas de seguridad inglesas estarán en máxima alerta este sábado durante la boda del príncipe Harry (33) y la actriz estadounidense Meghan Markle (36) en Windsor, una ciudad situada a 33 kilómetros de Londres. Pero desde antes del anuncio de la boda, el efecto “Meghan y Harry” hizo que las calles británicas se llenen ya de agentes encubiertos.
El momento más difícil para la Policía será el tradicional paseo por la ciudad, que la pareja hará en un carruaje abierto. El objetivo es poder hacer partícipe a la mayor cantidad posible de ingleses y turistas en este gran día, aseguraron los novios.
A principios de año, el hijo menor de Lady Di y la ex actriz de la serie “Suits” recibieron un sobre con un polvo blanco y una carta amenazante. La sustancia era inocua, pero el mensaje era racista. ¿El motivo? La madre de Meghan es afroamericana.
Así las cosas, las medidas de seguridad son especialmente extremas: las decenas de miles de personas que quieran ver de cerca a la pareja en el carruaje real tendrán que pasar por arcos detectores de armas similares a los de los aeropuertos, informó la BBC. Las tiendas y edificios del centro de Londres serán registrados y marcados como “seguros” antes del gran día y la ruta que seguirá la carroza estará vigilada por soldados de la Guardia Real.
Los aviones no podrán volar a menos de 750 metros sobre el Castillo de Windsor, aunque el tráfico aéreo en el cercano aeropuerto de Heathrow no se verá afectado. Lo que sí estará absolutamente prohibido es el vuelo de drones en la zona.
También habrá un vallado para impedir que los autos circulen cerca de Windsor. Ese protocolo se activará desde la noche anterior al enlace. A su vez, habrá cámaras que registrarán las patentes para detectar posibles vehículos sospechosos. ■