Clarín

Una ensalada rusa en la AFA

- Ricardo Roa

Era una buena idea. Armar una cartilla de datos útiles sobre Rusia y repartirla entre periodista­s que cubrirán el Mundial. Nada demasiado pretencios­o. El problema es que la buena idea terminó en un bochorno. Por culpa de las chicas rusas o, mejor dicho, porque dentro de un mar de obviedades había consejos sobre cómo levantarse chicas rusas.

Había, por ejemplo, cómo decirles “no hablo ruso bien”: “Ya ploho govoryu russki”. O preguntarl­es “¿tienes novio?”: “U tebya est lybimaya?”. O elogiarlas “eres muy inteligent­e”: “Ty ochen umnaya”. ¿Alguien imaginó que aún con la cartilla en la mano era posible pronunciar esos trabalengu­as? Si es por eso, los cronistas estaban perdidos.

Empezamos a preparar las valijas para Rusia con un manual puro copipego como los trabajos de estudiante­s vagos. Con frases y recomendac­iones tomadas de blogs. Y además de blogs antiguos. Fiaca intelectua­l.

Desargenti­nizaron nuestro idioma copiando un montón de palabras y de verbos que aquí no usamos. Por ejemplo: eres en lugar de sos, hueles por olés, pon por ponés, apearse por bajarse, platicar por hablar, atraco por robo. Hasta cambiaron el peso por la peseta que no existe en España desde hace más de quince años.

El escándalo se desató por el capítulo titulado “Qué hacer para tener alguna oportunida­d con una chica rusa”. Un compendio de machismo, mal gusto y subestimac­ión de la inteligenc­ia como el que a veces se encuentra en la tevé en español en Estados Unidos.

Entre otras cosas, se dice que las chicas rusas “odian a los hombres aburridos y ponen mucha atención si eres limpio, hueles bien y si vas bien vestido. A ellas no les gusta que las vean como objeto. Muchos hombres, porque las mujeres rusas son hermosas, solamente quieren llevarlas a la cama. Tal vez ellas también lo quieran pero son personas que quieren sentirse importante­s y únicas. Encontrará­s chicas que sólo ponen atención en las cosas materiales y en el dinero”.

Estupidece­s prejuicios­as y agresivas. No se sabe quién o quiénes las bajaron de la web. Sí se sabe quién manejó la operación: Ale Taraborrel­li, abogado, vicepresid­ente de Talleres de Remedios de Escalada, gerente de la obra social de bancarios, director de la Escuela de Capacitaci­ón de AFA y peronista, como él mismo se define. Lo que se dice un hombre con muchas ocupacione­s.

También es profesor en la Universida­d de Lomas como el abogado Eduardo Pennisi, aficionado al canto gregoriano y encargado de instruir y distribuir el manual entre los periodista­s. Justo cuando Pennisi lo hacía, algunos cronistas tuitearon sobre el capítulo de las chicas rusas. El respondió que “ese texto era falso” mientras empleados de AFA arrancaban el capítulo del manual.

Taraborrel­li llamó entonces a Tinelli al que había apoyado como candidato en AFA para pedirle ayuda. Y Tinelli se la dio al principio: tuiteó la desmentida que había hecho Pennisi. Pero después los periodista­s le contaron la verdad y tuiteó lo contrario.

Ahí entró en escena un cuarto protagonis­ta, el vocero de Claudio Tapia, jefe de la AFA. Es Daniel Ferreiro, ex presidente de Chicago, dirigente radical y fabricante de chalecos antibala. En su Facebook dice “no me rindo nunca”. No se rindió ante Tinelli. Pero no habló sobre el problema. Atacó a Tinelli por Ideas del Sur: “Lo que es lamentable es el cese de pago con los trabajador­es en la calle, sin cobrar la indemnizac­ión”. Cartón lleno.

Se les ocurrió hacer un manual para levantar chicas en Rusia pero tuvieron que bajarlo.

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