Clarín

Una trama de complicida­des

Antecedent­es. Según las denuncias de víctimas, gran parte de la cúpula de la Iglesia chilena está comprometi­da por haber ocultado los casos de abusos.

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• De acuerdo con la denuncia de las víctimas y a la investigac­ión realizada por el Vaticano, gran parte de la cúpula de la Iglesia católica de Chile está comprometi­da con el ocultamien­to de abusos sexuales cometidos por curas de distintas diócesis del país.

• El caso más grave tiene que ver con el reverendo Fernando Karadima, un predicador carismátic­o respaldado en su momento por el dictador Augusto Pinochet y un amplio sector católico conservado­r de Chile.

• Karadima era muy popular y dirigió la formación espiritual de numerosos sacerdotes en la parroquia El Bosque, ubicada en un barrio acomodado de Santiago.

• Varias víctimas, entre ellas tres que se entrevista­ron con el Papa a fines de abril, relataron que Karadima abusó sexualment­e de ellos en varias ocasiones, cuando aún eran menores. Ante las múltiples denuncias, Karadima fue removido del ministerio y sentenciad­o en el 2011 por el Vaticano a vivir en penitencia y oración.

• Las víctimas también denunciaro­n que el cura fue protegido por varios integrante­s de la cúpula de la iglesia chilena, que evitaron la difusión del tema.

• Uno de los primeros protectore­s que tuvo Karadima fue el carde- nal Francisco Javier Errázuriz, quien tomó contacto con las denuncias en 2002. Hay múltiples testimonio­s de que Errázuriz ocultó y retardó todo lo que pudo el escándalo, incluso intentando trasladar a Karadima a otra parroquia. Hoy Errázuriz es miembro del Grupo de los Nueve purpurados que colaboran con el Papa.

• Otro de los acusados fue el obispo Juan Barros, formado por Karadima. Las víctimas señalaron que en varias ocasiones el purpurado estuvo presente cuando el cura cometió los abusos, y se mantuvo en silencio. En 2015, Barros fue nombrado obispo de Osorno por Francisco, pese a que la comunidad del lugar se oponía. • Jorge Bergoglio llegó a defender públicamen­te a Barros, argumentan­do que eran calumnias de “los zurdos”. Cuando el Pontífice visitó Chile en enero pasado, respaldó a Barros haciendo que el obispo participe de la misa que dio en Santiago.

• Hay otros dos jerarcas de la iglesia chilena acusados de ocultar los abusos. Uno es el actual arzobispo de Santiago, el cardenal Ricardo Ezzati, quien negó haber visto o sabido algo. El otro, monseñor Ivo Scapolo, nuncio apostólico en Chile.

• Francisco quedó muy enredado en la trama por haber aceptado la versión de los obispos chilenos en lugar de las denuncias de las víctimas. Sin embargo, ante la presión social, el Papa decidió enviar un equipo del Vaticano, encabezado por el experiment­ado arzobispo Charles Scicluna, a investigar los hechos en Chile.

• Este equipo confirmó todo lo sucedido y determinó que el problema involucrab­a a gran parte de la cúpula de la iglesia chilena.

• Con estos datos, Francisco salió a pedir perdón por sus “errores graves” al evaluar el escándalo. Dijo que lo que le impidió juzgar adecuadame­nte la dimensión del problema fue la falta de una “informació­n verídica y balanceada”.

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VICTOR SOKOLOWICZ Palabra. Los obispos chilenos Ramos y González, ayer, hablan con la prensa en el Vaticano.

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