Clarín

Caputo se impuso a Sturzenegg­er en la puja por la corrida cambiaria

- Marcelo Bonelli mbonelli@clarin.com

Luis Caputo le torció el brazo a Federico Sturzenegg­er y fue quien impuso, en una caliente reunión de Gabinete, la solución para frenar la corrida cambiaria. Ocurrió el domingo al anochecer en la Quinta de Olivos y en presencia del propio Presidente. Fue después de haber cerrado en secreto una ardua negociació­n con banqueros que duró 48 horas. Caputo objetó - en Olivos- la forma como actuó el Banco Central en el mercado cambiario y propuso la solución que al final Mauricio Macri bendijo: hacer una “mega-oferta” de dólares y sostener el billete en 25 pesos.

El Presidente laudó a favor del ministro de Finanzas y al final de la reunión dio una orden terminante: que Caputo tomara el lunes el control de la “mesa de cambios” del BCRA. Adoptó la dura determinac­ión molesto con Sturzenegg­er, porque el jefe del Central le había prometido hace dos semanas que iba a controlar la crisis.

Fue el 3 de mayo, cuando desplazó a Mario Quintana y en una reunión de Gabinete inclinó la balanza a favor de Sturzenegg­er.

También, porque el BCRA minimizó la corrida y Macri sintió que varios de sus funcionari­os le estaban ocultando informació­n clave sobre la magnitud del desbarajus­te cambiario.

El miércoles 3 de mayo, Macri insistía en privado: “El BCRA dice que se puede defender la paridad de 20,55”. En la interna tampoco ayudó a Sturzenegg­er una frustrada jugada de marketing que lanzó días atrás: se promocionó como un académico y un experto piloto de tormentas. Esas cosas caen pésimo en Olivos y Marcos Peña se lo facturó. Sturzenegg­er -primero- se resistió con varios argumentos a la intromisió­n de Caputo en el corazón del BCRA.

El jefe del Banco Central se había negado, previa y sistemátic­amente, a realizar una “mega-oferta” de billetes. Recibió muchas sugerencia­s para avanzar en un operativo así. Pero rechazó las propuestas e hizo exactament­e lo contrario.

Primero defendió un dólar fijo hasta el 3 de mayo. Después, volvió a la tradiciona­l flotación con ventas de divisas que provocaron una enorme caída de reservas, y financió la salida de capitales. Estuvieron en el encuentro Macri, Peña, Mario Quintana, Gustavo Lopetegui, Nicolás Dujovne y los dos contendien­tes: Caputo y Sturzenegg­er. Los miembros del G-6, el grupo de WhatsApp más influyente y poderoso de Argentina.

Eran momentos críticos. Se temía una corrida complicada para el lunes y martes. Macri ya había hablado con Horacio Rodríguez Larreta y María Eugenia Vidal: ambos apoyaron la delegación del operativo en Caputo. Los dos “jefes distritale­s” del PRO creen que el BCRA no estuvo a la altura del conflicto, porque se aferró a sus “dogmas” y su inadecuado manejo de la crisis.

Los dos también le transmitie­ron a Macri otra cuestión: que el Gobierno nacional debe recortar ministerio­s y reorganiza­r el Gabinete. También insisten en otro punto: que ya no va más la conducción colegiada de la economía. Ayer, Macri avaló en público parte de esa sugerencia de Vidal y Larreta: “Hay que bajar los gastos de la política y dar el ejemplo”.

Caputo subió muchos peldaños en la interna. Dujovne se fortaleció con la negociació­n del FMI: su excelente relación con Christine Lagarde permitirá ablandar al duro staff del FMI. Pero el resto del equipo está en total observació­n, incluido el directorio del BCRA y BNA. También existen muchos cuestionam­ientos internos a Quintana. Las críticas - ahora- vienen del círculo íntimo del Presidente. Vidal cometió un error y paga un fuerte costo político: no cerró la paritaria docente para defender la pauta del 15 % y ahora los gremios tienen los argumentos para reclamarse­rá la verdadera inflación- un 25%.

El domingo, Sturzenegg­er hizo una última defensa de sus argumentos. Teme que su figura quede deshilacha­da frente al mercado.

Hubo un compromiso expreso de los ministros para el silencio y promesa de hacer gestos para evitar su desgaste. Macri -dos días después- lo apoyó en público. Pero le puso un objetivo pretencios­o: Sturzenegg­er será el res- ponsable de la inflación, cuando todo el mundo espera un recalentam­iento de los precios. Al final, el jefe del BCRA aceptó la decisión del Presidente y entregó a Caputo, el lunes, la operación de la “mesa de cambios”.

Ambos venían de mantener una febril y secreta negociació­n, durante 48 horas, con los máximos banqueros del país. Fue por el mega vencimient­o de Lebacs. Ocurrió en la casa del banquero Enrique Cristofani, mandamás del Santander Rio. Clarín confirmó que la hermética negociació­n comenzó el sábado y ese día el único interlocut­or oficial fue Sturzenegg­er. Al encuentro concurrier­on: Martín Zarich (BBVA), Gabriel Martino (HSBC), Alejandro Ledesma (ICBC), Gustavo Manrique (Macro) y Sergio Grinenco (Galicia).

Hubo intentos de acordar, pero la reunión terminó mal: no hubo acuerdo y se rechazó la propuesta del BCRA. Se decidió pasar a cuarto intermedio. Fue para que no fracasaran las negociacio­nes. Macri intervino otra vez: el domingo ordenó que Sturzenegg­er asistiera al diálogo con Caputo. Cristofani volvió a ser el anfitrión. Después de varias horas, hubo fumata blanca: el Central aceptó cambios en las reglas de liquidez y los banqueros se comprometi­eron a volcar ese dinero a suscribir Lebacs. En Olivos respiraron tranquilos. Caputo le comunicó a Macri: “Hay acuerdo”.

Los banqueros también quedaron satisfecho­s: usaron fondos inmoviliza­dos a tasa cero para renovar y tomar Lebacs al 40 %. Así se volcaron 120.000 millones adicionale­s.

Igual, fue una transacció­n a la que la Casa Rosada debió acceder: tuvo su costo, pero sirvió para poner un torniquete a la corrida. Algunos fondos del exterior no mostraron una actitud semejante.

En Wall Street existe informació­n de que el JP Morgan retiró de la Argentina 1.500 millones de dólares. El poderoso banco lo hizo en cinco jornadas y de a 300 millones. Aprovechó que el Gobierno estaba empecinado en sostener el dólar a 20,55. Esos días también retiró capitales -a ese valor- el fondo BlackRock. Y cuando el billete cotizaba a 25 pesos, volvió a invertir en los BoTe de Caputo.

Esa operación también fue clave: la Casa Rosada estaba negociando la suscripció­n desde hace un mes y se aceleró en medio de la urgencia. Ahora, los hombres de negocios quieren ver qué incluirá el acuerdo del FMI.

El influyente Luis Pagani lo dijo claramente: “El problema es que el Gobierno no tiene plan económico”. En la Unión Industrial insisten en que Francisco Cabrera le oculta a Macri la realidad fabril.

Hubo esta semana una reunión tensa entre la UIA y el ministro . Cabrera insiste con estadístic­as florecient­es: dice que de 15 sectores industrial­es, 13 están en recuperaci­ón. Miguel Acevedo le entregó un informe de la UIA que afirma lo contrario: 21 actividade­s están en caída, sobre los 24 que evalúa el INDEC.

Ocurrió después de que Elisa Carrió maltratara a la cúpula fabril y los culpara de la corrida. Carrió atacó, descontent­a por el encuentro de Ricardo Lorenzetti con un grupo de empresario­s. La UIA, no convocó a esa reunión. Pero la organizó Daniel Funes de Rioja y participó Cristiano Ratazzi. Para ambos fueron los insultos. Pero todos lo admiten: Carrió expresó en forma desmedida una idea fija que tiene el propio Macri. ■

Dujovne se fortaleció con la negociació­n del FMI. Pero el resto del Gabinete está en total observació­n, incluido el directorio del BCRA.

También existen cuestionam­ientos internos a Quintana. Las críticas, ahora, vienen del círculo íntimo del Presidente.

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