Un fanático de Vélez y de la música ganó el torneo y un viaje a Rusia
Siempre participa del juego. Recién estuvo puntero en la última fecha. Nunca puso a un jugador rival de Vélez.
El reloj marcaba las dos de la madrugada y Diego Blanco, de 34 años, seguía pegado a la pantalla de su computadora. Los nervios lo invadían y la impaciencia se acrecentaba cada vez que actualizaba el sitio web de Gran DT y no figuraban las posiciones finales. “Me vi en el primer puesto y no lo podía creer. Estaba en mi casa esperando que se actualice y cuando vi mi nombre pensaba que se trataba de un error... no lo creía”, recuerda Blanco algo exaltado. No es para menos, el gran ganador del juego que apasiona a los argentinos tendrá como premio un viaje a Rusia junto a un acompañante y un Smart TV.
“Me voy a Rusia con mi novia. Había hablado las últimas veces un poco en chiste, porque sinceramente no creía que ganaría, y le dije que, en caso de ganar el torneo, nos íbamos juntos. Apenas me entero que era el ganador fui a decirle que arme las valijas”, le narra por teléfono a Clarín.
La gesta del título no fue fácil para el hombre nacido en Villa Crespo, que también ganó el Torneo de Incondicionales. Es que el hincha de Vélez, que bautizó a su equipo como “El Fortín”, no estuvo nunca en la primera posición a lo largo de todo el torneo. Consiguió una regularidad con el paso de las fechas y golpeó en el momento justo.
Como todo campeón, Blanco reconoce el punto de inflexión que lo llevó a coronarse. “La fecha 23 de la Superliga fue clave. A Luis Ardente lo puse dos veces en el equipo y tuve la suerte que en esas dos ocaciones rindió mucho. Contra Olimpo atajó un penal y metió un gol”, rememora. Y no detiene su marcha en el repaso: “Otro jugador clave fue Cristian Lema, que hizo dos goles y me ayudó. Cerré esa fecha con los goles de Mauro Zárate y el Monito Vargas. Fue la mejor de todas, ahí me prendí en la lucha”.
Diego no oculta sus pasiones: su fanatismo por Vélez, inculcado por su padre Luis y su debilidad por la música. Aunque el amor por su club lo condicione a la hora de diagramar estrategias para Gran DT. “Jamás puse un jugador que juegue contra Vélez. En ninguna de las ediciones que participé. Ante la duda, el que juega en contra, sale. Siempre pongo entre los once titulares algún jugador del Fortín. El único que no saqué nunca del equipo fue Mauro Zárate. Lo saqué cuando estuvo lesionado solamente”, admite. Y es lógico, porque uno de los sueños pendientes de Blanco es que su ídolo le regale una camiseta.
En cuanto a la música, su pasión paralela, no significa un pasatiempo. El nuevo ganador del torneo es bajista y lleva adelante el emprendimiento familiar, que fue fundado por su padre. Se trata de la escuela de música y arte “El Cirko”, ubicada en Pilar. Allí, comenzó a trabajar a los 18 años y hoy continua en la organización y tam- bién dando clases de bajo.
Ahora, Blanco pasa sus días entre la música y la preparación para el viaje. Y cuenta que ya está armando las valijas junto a su novia Ivana. Del chico que jugaba al Gran DT en sus inicios “cuando había que mandar el cupón al diario” al hombre que vivirá en primera persona la experiencia de una travesía a un país con muchos atractivos. ¡Salud, campeón! ■