Djokovic está de regreso

Es una gran noticia para un circuito en el que el ranking es dominado por Roger Federer y Rafael Nadal y en el que el resto está demasiado lejos de ambos monstruos del tenis de todos los tiempos. Por eso, que Novak Djokovic regrese de a poco a su mejor nivel -lo demostró ayer en el Masters 1000 de Roma, en el primer set frente al español Ramos Viñolas- es más que bienvenido. Djokovic, que estuvo cinco meses inactivo por su lesión en el codo derecho que terminó operándose, tuvo que cambiar para volver. Metió el bisturí a fondo en su equipo de trabajo. Entonces dejó a Becker y Agassi y volvió a las “fuentes” con Marian Vajda, el entrenador que más y mejor lo conoce. Pero además modificó táctica y técnicamente su tenis, por necesidad y por conveniencia según el caso. Su saque es distinto: el backswing (cuando la raqueta va hacia atrás en el movimiento) es más corto y por eso su muñeca está más liberada cuando golpea la pelota; y además busca muchos ángulos con su drive. ¿El revés? Muestra todos sus recursos a la hora de utilizarlo. Sin embargo, lo que más entusiasma de Djokovic es que por momentos parece haber recuperado esa mirada asesina. ¿Cómo el espectador se da cuenta de ello? Sólo basta con mirarlo en la cámara lenta y en la repetición de un golpe: allí el serbio siempre está con los ojos abiertos. A lo N° 1. ■