Una Vecina que se muda de la vereda al escenario del teatro
El dúo repasa su historia y cuenta por qué cambian de paisaje para el estreno de “Formas de bucear”. Hoy, en Caras y Caretas
Unos siete años atrás, Marianela Cuzzani -de ahora en adelante Nelay Laura Ledesma decidieron que el mejor escenario para mostrar sus canciones era la vereda, y no se quedaron en palabras.
Desde entonces, pasearon sus canciones por varias calles porteñas mientras su convocatoria crecía hasta obligarlas a montar su tablado en una plaza, y editaron tres álbumes. El más reciente, Formas de bucear, lo presentan esta noche en el teatro Caras y Caretas.
-El plan de Vecina tiene un encanto muy particular. ¿Por qué eligieron presentar el disco en un teatro?
- Laura: Porque también nos gusta. Es lo diferente. Nos gusta estar en un lugar en el que poder delegar casi todo: el sonido, que la gente esté cómoda, tenemos proyecciones, luces, a los músicos que queremos.
Para el dúo, su “emprendimiento” fue una consecuencia de lo complicado que es hacerse un lugar para tocar, en nuestro Buenos Aires querido. “Cuando empezamos, fue abrirnos un MySpace, recorrer los bares, abrir las fechas de otro para ir haciéndonos de público, ir a una radio (que no conoce nadie)... Y estábamos un poco cansadas de eso. Nos preguntábamos si no habría una manera de no tener que pasar por eso de pedir una fecha, conseguir un mínimo de cantidad de gente, hacer flyers, llevarlos a la puerta del recital que hace la banda que se parece a la tuya...”, cuenta Nela.
-Y encontraron la respuesta.
-Nela: Sí. Nos propusimos salir a la puerta, avisar nosotros y no depender de la fecha del bar ni de estar pagando taxis ni sonido. Porque, además, aún no estábamos muy lejos de Cromañón, y el tema de la habilitación de salas estaba presente. Laura: No sólo había menos lugares, sino también poco compromiso de jugársela por algo nuevo.
-¿Hubo un momento en el que la ve- reda comenzó a agotarse?
-Laura: No se agotó, porque siempre va cambiando. Cada vez que salimos a tocar hay una banda o un artista diferente que nos acompaña y hace lo suyo. Y no se agotó porque ante todo estaban y están nuestras ganas y las de la gente, de compartir lo que hacemos.
-¿Hubo resistencias?
-Laura: Tuvimos sólo dos o tres problema.
-Nela: Por eso seguimos. Porque con que venga uno que te diga que está todo mal, ya no salís más. Pero fue mucho bueno, y alguno que no. -Pero una cosa es que tengas 50 personas, y otra muy distinta que se junten 200 o 300. ¿Cómo se maneja ese cambio de dimensión?
-Laura: Nos ha pasado de gente que vino a preguntarnos si se podía vender pan relleno. Nos hablaban a nosotras porque sabían que éramos quienes había organizado todo eso. Y ahora que estamos en una plaza, porque somos muchos, sigue siendo igual. Es un público muy receptivo. Se entiende que es un espacio que costó mucho armar.
-Nela: Esto empezó muy chiquito, con un ukelele, un cuatro y dos voces en la calle. Pasaba un auto y se dejaba de escuchar. Entonces, la gente se acercaba, y el silencio era total. Y al día de hoy se perpetúa. No es un carnaval, o un corte de calle de un centro cultural.
-Ustedes cuentan la evolución en el mismo tono de armonía en que se despliegan sus canciones, que sin ser complacientes, tampoco encierran conflictos. ¿Es un estilo deliberado, o sale así genuinamente? -Laura: No hay un estilo deliberado. -Nela: La ‘situación vereda’ nuestra no es la de un piquete. En la vereda de Vecina terminamos de tocar y una señora nos viene a traer dulce casero. Si cantásemos otra cosa, sería falso. No nacimos saliendo a decir que no tenemos donde tocar. No salimos con enojo. Entonces la gente que viene a vernos es gente que quiere tirar una lonita, venir con su bebé... Sólo tres personas se opusieron , así que decidimos movernos una y otra vez. El camino fue “ok, ok ok…” -¿Repercuten los cambios de ánimo social en el público? -Laura: La vereda es una especie de remanso. Si está todo bien, bárbaro. Y si está todo mal, funciona como un espacio diferente. -Nela: En algún momento sentí la famosa grieta, como en minidestellos, pero nunca cobraron cuerpo. Yo prefiero que sea un lugar en el que eso no esté. No somos ‘bajalíneas’.
-Laura: En la intimidad de cada una puede que las canciones aludan a algo concreto, pero en la conexión con el público, no.
-¿Alguna vez hicieron covers? -Laura: No. Y los pocos que hicimos son de temas que no conoce nadie. -Nela: Militamos por nuestra propia música. Encontramos el escenario para hacer lo que queremos, y ser las curadoras de la vereda es una libertad muy valiosa. ■