Un baterista en busca de un sonido “inclusivo”
“Más que un baterista es un pensador musical”. De este modo, definió alguna vez el guitarrista Marc Ribot a Ches Smith, uno de los músicos más creativos, progresistas y activos de la avant-garde de Nueva York, que se presentará este domingo, a las 20, en el CCK. El baterista lo hará con su grupo We All Break, con el que explora la música Vudú, sin duda uno de los proyectos más innovadores de la escena musical moderna.
Esta propuesta dirigida por Smith tiene un concepto colectivo, que lo une con sus dos maestros en percusión haitiana, Daniel Brevil y Markus Schwartz, y con el pianista Matt Mitchell; y si bien las música está compuesta por el líder, el grupo funciona con un espíritu integrador en la creación de diálogos, climas y tensiones.
“Este es el caso de We All Break ,pe- ro también de mis otros proyectos, en los que después de escribir la música propongo que cada uno de ellos aporte sus propias influencias. Disfruto cuando mis compañeros aportan a la música, y me gusta responder a sus ideas. Estoy buscando un sonido inclusivo”, señala el baterista, en diálogo con Clarín.
Smith amplía los parámetros de la música al abarcar los espacios musicales del jazz, de la improvisación libre, de la música clásica moderna, ciertos folklores y el rock. Un compositor que jamás piensa en géneros.
En efecto, el baterista lidera o participa de de y en una gran cantidad de proyectos, como Convulsant Trio, de Tevor Dunn; Smith-Taborn-Maneri; Ches Smith Trio; Snakoil, de Tim Berne; Madlove; Darius Jones Quartet; Ches Smith and These Arches, Good For Cows y los grupos de John Zorn. -¿Tiene en cuenta que quizás las composiciones de cada proyecto terminen pareciendo una sola obra con diferentes ensambles?
-No creo que sea el caso. En cada proyecto estoy interesado en desarrollar maneras de escribir y el concepto es claramente diferente, como son diferentes también los intervalos, los ritmos y los timbres. Por ejemplo, para el trío con Taborn y Maneri no tendría ningún sentido tocar la música de We All Break.
Creció en Sacramento, estudió en Oregón y se desarrolló musicalmente en San Francisco; en los '90 participó en diferentes grupos, como XiuXiu y Serett Chiefs 3; en 2006, se lanzó como líder con el grupo Congo For Brums y dos años después se mudó a Brooklyn donde se vinculó con el guitarrista Marc Ribot, quien llamó al baterista para una audición del grupo Ceramic Dog. “Recuerdo que nos juntamos para hacer una sesión improvisada y no salió muy bien; es más, me despedí de Ribot pensando que no me volvería a llamar. Pero al poco tiempo lo hizo y me uní al grupo”, recuerda el baterista.
A partir de su relación con Ribot, Smith se acercó a Ben Goldberg, Tim Berne y a John Zorn, gurúes de la vanguardia en Nueva York, con quienes participó en diferentes grupos. -Se mueve en un circuito artístico relativamente pequeño como es el de la vanguardia ¿Este aspecto no oprime en algún sentido su creatividad? -Soy muy afortunado de poder tocar con una gran variedad de músicos de la vanguardia que me mantienen fresco, atento. Salto de la música de Zorn a Serett Chiefs 3, de Xiu Xiu a mis propios proyectos y luego a la música Vudú. Cada semana tengo muchas nuevas influencias. De todos estos músicos con lo que me rodeo tomo ideas que van desde las conversaciones que tenemos hasta la música que están haciendo. Aunque últimamente he tomado prestado algunas cosas de Zorn, (risas).
-En una entrevista, Archie Shepp señaló que estar en la vanguardia es estar solo. ¿Para usted, qué es estar en la vanguardia?
-Realmente, la vanguardia es hoy lo opuesto para mí. La escena neoyorquina es una comunidad robusta. Y realmente estamos muy atentos unos de otros. Pero Shepp fue un adelantado, un innovador. Con su música estaba haciendo una declaración que hasta suponía un lugar de confrontación y eso influiría en su ánimo. Tengo un enorme respeto por él y su generación. ■