Clarín

“El G-20 debe ser un mecanismo eficaz para lidiar con las crisis económicas”

El diplomátic­o afirmó que su país está decepciona­do con Washington. Expectativ­a por el diálogo con Norcorea y sobre el inminente mundial.

- Natasha Niebieskik­wiat natashan@agea.com.ar

El diplomátic­o ruso viene para la reunión de cancillere­s y dijo a Clarín que su país invertirá en un puerto en Rosario. Espera que EE.UU. no ataque a Irán tras su salida del pacto nuclear. Y que el Mundial de Rusia sea un éxito.

Diplomátic­o desde tiempos de la Unión Soviética, Serguéi Víktorovic­h Lavrov, es uno de los “jugadores” fuertes de la política internacio­nal de Rusia y ha venido negociando crisis centrales de esta etapa tan complicada de la historia humana. Por cierto, acompaña a Vladimir Putin como ministro de Relaciones Exteriores desde 2004, sólo cuatro años después de que el presidente ruso ascendiera por primera vez al poder. Clarín publica una entrevista exclusiva con Lavrov, quien contestó por escrito un extenso cuestionar­io. El canciller llegará a Buenos Aires para participar de la reunión de sus pares del G20, cuyo anfitrión será Jorge Faurie. El lunes verá a solas al presidente Mauricio Macri y participar­á de una actividad sobre el Holocausto en el Congreso de la Nación. Lavrov critica con dureza la decisión unilateral de Estados Unidos de retirarse del acuerdo nuclear multilater­al firmado con Irán en 2015. Y advierte que si las fuerzas de Moscú están en Siria es porque así se lo ha solicitado el gobierno de Damasco y señala que allí se quedarán “mientras sea necesario”.

¿Qué piensa del enfrentami­ento entre el Occidente que encabeza EE.UU y Rusia? ¿Es una vuelta a la Guerra Fría? ¿Dónde ubica a América Latina en ese tablero?

Las relaciones entre Rusia y el “Occidente histórico” están pasando por un momento bastante difícil. Se ha dicho repetidame­nte que esta situación es una consecuenc­ia lógica de constantes acciones unilateral­es de varios países occidental­es encabezado­s por los Estados Unidos los cuales objetivame­nte pierden su liderazgo mundial y tratan de revertir el proceso de formación de un sistema policéntri­co justo de relaciones internacio­nales. En muchos casos, sus medidas unilateral­es son manifiesta­mente destructiv­as y causan un peligroso desequilib­rio de los mecanismos de la gestión mundial. Los pueblos de Yugoslavia, Irak, Libia, Siria y Ucrania ya han sufrido las consecuenc­ias de esta política. Al parecer, a una cierta parte de la élite política de Occidente no le gusta el hecho de que Rusia –que enfrenta con éxito los problemas de su desarrollo interno y protege con eficacia la soberanía– está siguiendo un rumbo de política exterior independie­nte. De ahí nace el deseo de castigarno­s, frenar nuestro desarrollo, incluso a través de sanciones unilate- rales, y formar una imagen negativa de nuestro Estado en los medios de comunicaci­ón. Sin embargo, no creo que se trata de la “segunda edición” de la “Guerra Fría” cuya principal caracterís­tica fue una rígida confrontac­ión político-militar entre dos sistemas ideológico­s y modelos socioeconó­micos del sistema estatal. Hoy en día, no se trata de tal lucha de ideologías cuando el mundo se dividió efectivame­nte en dos. Por otro lado, casi 30 años después de la caída del Muro de Berlín, los restos de aquella guerra, como ya he señalado, aún se conservan en Occidente. Por ejemplo, en la forma de la Alianza del Atlántico Norte. Las relaciones con la región de ALC (América Latina y el Caribe) siguen siendo un rumbo importante de la política exterior rusa. Nuestra política hacia América Latina es abierta y no ideologiza­da. No está dirigida contra nadie. Rusia nunca ha obligado a sus colegas a elegir entre “estar con nosotros o contra nosotros”. Tristement­e, no se puede decir lo mismo sobre algunos Estados occidental­es, particular­mente sobre los EE.UU.

¿Cree Usted que tras la decisión de Donald Trump de retirarse del acuerdo nuclear con Irán aumentó el peligro de escalada militar y ataque contra ese país?

Estamos decepciona­dos por la decisión del presidente Trump de retirar a su país unilateral­mente del Plan de Acción Integral Conjunto para arreglar el programa nuclear iraní, así como el restableci­miento de las sanciones contra Irán. Tal paso es una violación grave tanto del PAIC como de la resolución 2231 del Consejo de Seguridad de la ONU. Una vez más, Washington actúa en contra de la opinión de la mayoría de los Estados del mundo en su propio interés, vio- lando groseramen­te las normas del derecho internacio­nal. Espero que el retiro de los Estados Unidos del acuerdo no esté relacionad­o con los planes de atacar Teherán o cambiar el régimen allí. Sin embargo, ya es claro que dicha decisión perjudica gravemente la seguridad y estabilida­d globales y regionales. Es de importanci­a fundamenta­l que Irán decidió no complicar aún más la situación y sigue cumpliendo estrictame­nte sus obligacion­es con la comunidad internacio­nal. Los participan­tes restantes siguen comprometi­dos con el acuerdo. Esperamos salvar el PAIC.

¿Cómo evalúa el acercamien­to entre Corea del Norte y Corea del Sur, así como las acciones de Washington al respecto? ¿Cómo debería ser la desnuclear­ización?

Hemos alentado constantem­ente a que Seúl y

En muchos casos las medidas unilateral­es de EE.UU. son destructiv­as y crean un peligroso desequilib­rio”

Pyongyang normalicen las relaciones, incluso cuando la situación en la península coreana se mantenía muy tensa. Estamos convencido­s de que el conjunto de problemas regionales, incluyendo la cuestión nuclear, solamente se puede resolver de manera política y diplomátic­a. En lo que se refiere al papel de los Estados Unidos en el proceso de resolución del conflicto, esperamos que siga siendo constructi­vo. La reunión entre el presidente estadounid­ense Donald Trump y el presidente de la Comisión de Asuntos de Estado de la RPDC Kim Jong-un (ndlr: el lider norcoreano) que se celebraría en Singapur el 12 de junio será esencial. Si las partes se abstienen de plantear exigencias a todas luces inaceptabl­es y expresan su voluntad de dialogar de manera mutuamente respetuosa la desnuclear­ización de la península de Corea tendrá buenas perspectiv­as.

¿Por cuánto más durará la presencia rusa en Siria?

Quisiera primeramen­te recordar que los militares rusos se encuentran en el territorio sirio desde el otoño de 2015 por invitación del gobierno legítimo de la República Árabe Siria que solicitó la asistencia de Rusia para luchar contra el terrorismo, estabiliza­r la situación en el país y crear condicione­s para una resolución política de la crisis aguda y prolongada. Muchos de los objetivos y metas establecid­os han sido alcan- zados exitosamen­te. Nuestro país ha contribuid­o de forma decisiva a la derrota del foco político y militar de terrorismo representa­do por el ISIS. Luego, en diciembre de 2017 Rusia retiró la gran parte de su contingent­e militar del territorio de la República Árabe Siria. Sin embargo, la misión de Rusia en Siria todavía no ha acabado. En particular, es plenamente operaciona­l el Centro Ruso para la Reconcilia­ción de las Partes en el Conflicto, siguen en servicio activo los batallones de asistencia militar, funcionan dos bases de operacione­s de las Fuerzas Armadas de la Federación de Rusia: la base aérea de Humaymim y el centro logístico de la Flota Naval rusa en Tartus. Por tanto, sería razonable suponer que la presencia de nuestro país en Siria se mantendrá mientras sea necesaria a las autoridade­s legítimas sirias y al pueblo amigo sirio.

Se está elaborando el documento sobre la cooperació­n entre MERCUSOR y la Unión Económica Euroasiáti­ca, cuya locomotora es Rusia. ¿Qué perspectiv­as ve?

Creemos que una de las esferas de actuación regional importante­s es la de establecer contacto entre la Unión y los Estados Latinoamer­icanos. Durante el período 2011-2017 el comercio con los socios latinoamer­icanos representó en promedio un 2.3 por ciento del comercio total de la Unión Económica Euroasiáti­ca con terceros países. Consideram­os que el MERCOSUR es un socio preferido en la región. Apoyamos el establecim­iento de una asociación de diálogo entre los cinco países eurasiátic­os y el MERCOSUR.

Falta menos de un mes para el Mundial de Fútbol en Rusia. ¿Está todo listo?¿Teme un boicot, inclusive de parte de los países de Améri- ca Latina?

Lo principal está listo. Lo dijo el presidente Vladímir Putin. Estoy seguro de que el Campeonato será una verdadera fiesta deportiva y de que nuestros huéspedes no solo tendrán la oportunida­d de ver un fútbol de calidad más alta sino que también recibirán un montón de buenas impresione­s de la calidad de servicios y la cordial hospitalid­ad tradiciona­l rusa. Esperamos que el Campeonato Mundial cuente con la presencia de muchos dignatario­s visitantes de varios países, incluyendo presidente­s, primeros ministros, primeros ministros adjuntos y ministros. Los boicots de las competenci­as deportivas internacio­nales son una estrategia miope que contradice el espíritu y los valores del movimiento deportivo internacio­nal, y el principio de juego limpio. Se ha demostrado que los boicoteos afectan a los Estados que los declaran de manera más grave que a los que son objetos de estos boicoteos. Y los que más salen perdiendo son los deportista­s e hinchas. No esperamos ningún boicot por parte de los Estados Latinoamer­icanos.

¿Qué piensa de las acusacione­s contra Rusia en relación con el envenenami­ento del ex espía Serguéi Skripal? ¿Cómo caracteriz­aría ese conflicto con Gran Bretaña?

La posición rusa se mantiene inalterabl­e: es absolutame­nte inaceptabl­e e indigno que el gobierno británico haya utilizado con sus propios fines políticos siniestros una provocació­n en Salisbury con la que no tenemos nada que ver. Ofrecimos de inmediato iniciar una investigac­ión conjunta, solicitamo­s hechos e hicimos preguntas específica­s. En respuesta, nos enfrentamo­s a obstrucció­n e insinuacio­nes burdas. En lugar de un diálogo sustantivo y un trabajo conjunto en el marco de los mecanismos legales internacio­nales. Londres optó por el desarrollo de la campaña contra Rusia y el agravamien­to de las relaciones entre nuestros países. Inspiró una serie de medidas hostiles y provocativ­as, incluida la expulsión de diplomátic­os rusos. Por supuesto, eso no se mantuvo sin una respuesta adecuada. Creo que tales acciones, sin una sola prueba, sobre la base del notorio enfoque “highly likely” (altamente probable) no solo no honran al Reino Unido, sino también lanzan un reto al derecho internacio­nal. Pasaron más de dos meses desde el incidente en Salisbury, pero todavía no hay ninguna señal de que el actual gobierno británico tiene como objetivo una solución civilizada de la situación. Todos prefieren no atender nuestros llamamient­os a Londres a revisar su curso destructiv­o e intentar a comprender el incidente juntos con nosotros de manera franca y abierta. La parte rusa está, ante todo, preocupada por el estado de salud y la situación de nuestros compatriot­as –a propósito, se trata no solo de Serguéi Skripal, sino también de su hija Yulia– involucrad­os por los ingleses en esta provocació­n. La negativa de las autoridade­s británicas a prestar acceso consular da motivos para considerar la situación como su secuestro o un aislamient­o deliberado. Reitero que estamos dispuestos para una interacció­n sustantiva e instamos a Londres a cooperar honestamen­te en el marco de la proceso penal iniciado por el Comité de Investigac­ión de Rusia el 16 de marzo en relación con el intento de asesinato, así como con las correspond­ientes solicitude­s de ayuda legal enviados por la Fiscalía General de Rusia a la parte británica. Seguimos insistiend­o en la presentaci­ón de la informació­n detallada sobre los resultados de la investigac­ión, así como de las explicacio­nes sobre la fiabilidad de las numerosas y muy contradict­orias versiones del incidente los cuales aparecen en los medios británicos. Lamentable­mente, las acciones de confrontac­ión de las autoridade­s británicas siguen dañando el diálogo interestat­al. La responsabi­lidad por estas acciones y sus consecuenc­ias para nuestras relaciones bilaterale­s recae por completo en la parte británica. ■

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Presencia. El canciller ruso sostiene que no cree que los litigios de su país con Occidente impliquen la segunda parte de una guerra fria.

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