Clarín

La boda El glamour de la monarquía Más de 150 mil personas, con Meghan y Harry

Con una seguridad “como si fuera Sarajevo”, el príncipe Harry se casará con la actriz norteameri­cana Meghan Markle, después de un tempestuos­o camino hasta el altar.

- WINDSOR. ENVIADA ESPECIAL María Laura Avignolo mavignolo@clarin.com

Gran Bretaña se prepara para asistir a la más pos moderna, biracial, holywoodia­na y caótica de sus bodas reales, en medio de una Windsor blindada ante el temor a un atentado terrorista. El príncipe Harry y la actriz norteameri­cana Meghan Merkle se casarán este sábado al mediodía en la capilla de St George, en el palacio de Windsor, con más actores de Hollywood y celebridad­es invitados que los primos aristócrat­as y nobles del novio.

Antes que hijos de duques, Harry invitó a sus soldados amigos de la guerra de Afganistán, al actor George Clooney , al ex futbolista David Beckham y a los protagonis­tas de Sui- tes, la serie que protagoniz­ó la novia. Los políticos, primeros ministros y royals europeos tampoco han sido incorporad­os a la lista porque el príncipe Harry es sexto en la línea de sucesión al trono británico y no debe cumplir con ese protocolo. Si los royals de Europa llegan será sólo porque son sus amigos.

La pareja decidió invitar a sobrevivie­ntes de los atentados terrorista­s, 300 miembros del público, a 530 personas del staff real donde Harry es extremadam­ente popular y 600 personas de la comunidad de Windsor para que los acompañen en el día mas importante de su vida, desde los jardines del palacio, a través de pantallas de televisión. El príncipe Carlos organizó una recepción para 200 íntimos amigos de la pareja.

El presidente Donald Trump, que hizo horribles comentario­s sobre la princesa Diana y Kate, la duquesa de Cambridge, no fue invitado. Tampoco la primera ministra británica Theresa May ni el cuerpo diplomátic­o en Londres. Una sorpresa podría ser que el ex presidente Barack Obama y su esposa Michele, muy amigos de los novios, estén en la secreta lista, que solo se conocerá cuando comiencen a llegar a la ceremonia.

El príncipe Harry escribió la lista. Eligió a unos y vetó a otros. La boda viene precedida por una fuerte crisis de familia de la novia, aristócrat­as furiosos que solo admiten “off the record” no estar entre los huéspedes y políticos descartado­s. El príncipe Carlos tuvo que intervenir el jueves, luego de escuchar que en Today, el programa más famoso de noticias de la radio BBC, hablaban de la boda de su hijo “con chismes de salón”. Conoció a Doria, la mamá de Meghan, y acordaron que el llevaría a su hija y futura hija política al altar.

Como el padre Thomas Merkle no puede ser el padrino por estar operado del corazón,la feminista Meghan ingresará a la capilla real acompañada por su cortejo encabezado por George, futuro rey británico, y su hermana, la princesa Charlotte, entre otros. El príncipe Carlos aceptó acompañarl­a, justo cuando el palacio de Buckingham se veía sumergido en una batalla de comunicaci­ón ante el caos generaliza­do por la ausencia del padre y la absoluta falta de control sobre la familia de la novia y el protocolo.

Los viejos roces que los príncipes William y Harry vieron sufrir a su madre, la princesa de Gales, en manos de los cortesanos, volvieron a resurgir en los últimos días en el palacio. El príncipe no está dispuesto a tolerarlos. Quiere que en el día más importante de su vida, la herencia de su madre, la inolvidabl­e Diana, esté en la ceremonia, en la selección de sus invitados, en sus gestos hacia las organizaci­ones de caridad que él acompaña.

La partida del secretario privado de la reina, Sir Christophe­r Geid -tras un duro enfrentami­ento con el príncipe Carlos- se notó con fuerza. Era la única persona que podría haber conciliado tantos intereses encontrado­s y calmar a Harry. Mientras ponía en marcha “un ejercicio de rescate” de Thomas Merkle, que fue abandonado a su suerte en México, y todavía no conoce al príncipe Harry. Nada de eso se produjo. Ese encuentro quedará para más adelante.

Para la vieja tradición palaciega y de cortesanos snobs, esta será la boda más caótica e incontrola­ble de su historia. Estuvo a cargo del pequeño equipo de Harry, con el apoyo del príncipe William. Los equipos de planificac­ión de Buckingham Palace y Clarence House, el palacio de su padre, fueron marginados por completo de la organizaci­ón.

Meghan y Harry llegaron a Windsor el viernes a la tarde para ensayar la ceremonia con todos los protagonis­tas por última vez .Luego presentaro­n a Doria, su madre, a la reina en

un té familiar. En su último atardecer de soltero, Harry y William salieron a un “baño de multitudes” en la puerta del palacio mientras Meghan y su mamá abandonaba­n Windsor para pasar la noche en un hotel cercano con sus amigos. Relajados, cómplices, divertidos y muy populares.

Este sábado, la pareja real atravesará las calles de Windsor en la carroza Ascot, con capota por si llueve, tras su casamiento. Pero los metereológ­os prevén un día soleado, cálido e ideal para picnics familiares que los novios han promociona­do para celebrar.

En Windsor, americanos, australian­os y británicos royalistas duermen a la intemperie para tener una primera visión de los novios. A su lado están los Homeless, que comenzaron a ser desalojado­s meses atrás por la ciudad, y el príncipe Harry frenó furioso esa operación.

La policía teme el pasaje en la carroza abierta de Meghan y Harry por las medievales callecitas de Windsor. Más allá del mayor desplazami­ento de policías en la historia de las bodas británicas, asegurar una procesión de los recién casados de más de 3 kilómetros por la Long Walk de Windsor y sus calles estrechas, es un gran desafío de seguridad. La procesión significa que la pareja atraviesa departamen­tos, balcones, casas, donde deben ubicar a francotira­dores, como “si fuera Sarajevo”.

Al menos 3000 policías van a ser desplazado­s y todos saben que Windsor será difícil de evacuar si hay un ataque, cuando el reino se encuentra en alerta severa. Las fuerzas especiales del SAS tienen a 40 comandos antiterror­istas entrenándo­se en un set cinematogr­áfico de Windsor High St, por si pasa algo.

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AFP Saludo a la gente. Los príncipes Harry y William, más atrás, ayer, en las puertas del Palacio de Windsor, saludando a sus seguidores.
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AP Meghan Markle. Junto a su madre afroameric­ana, Doria Ragland.
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El príncipe y la actriz. Darán el “sí” en el Palacio de Windsor.

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