Clarín

EE.UU. reduce un ejercicio militar para no irritar a Norcorea

Concesión. Eran maniobras aéreas con Corea del Sur e incluían los B-52.

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En un gesto de distensión después de la irritación expresada por Corea del Norte, el gobierno de Estados Unidos decidió reducir significat­ivamente la dimensión de los ejercicios militares conjuntos que está realizando con Corea del Sur en la península.

Funcionari­os de la Casa Blanca citados por The Wall Street Journal (WSJ) confirmaro­n que se optó por anular una maniobra aérea prevista para esta semana y que debían incluir los poderosos bombardero­s B-52. Estos aviones, que pueden portar armas nucleares, molestan particular­mente al régimen de Pyongyang.

Corea del Sur fue quien le sugirió a Washington anular esta práctica, en vista de la reacción que podía tener Norcorea, y el gobierno de Donald Trump resolvió descartarl­os. Sólo hizo un simulacro con Japón y fuera del espacio aéreo surcoreano, pese a que el plan original era que los bombardero­s ingresaran a él mínimament­e.

Esta semana el jefe del Comité para la Reunificac­ión Pacífica de Corea, Ri Son-Gwon, había anunciado la suspensión de los contactos previstos con Corea del Sur y puso en duda que se realizara la cumbre entre el líder Kim Jongun y Trump, prevista para el 12 de junio. Todo esto a raíz de los ejercicios militares entre Estados Unidos y Corea del Sur llamados “Max Thunder”, que el régimen norcoreano considera que en realidad son una práctica con vistas a “una invasión”.

Con esta concesión -eliminar la maniobra aérea conjunta-, Corea del Sur y EE.UU. esperan aplacar el enojo de Norcorea y continuar con las negociacio­nes para un de- sarme nuclear en la península.

Ayer, Seúl trató de minimizar la súbita crisis con Pyongyang y apostó por seguir mediando para garantizar el éxito de la cumbre Kim-Trump, que peligra además por las diferencia­s en torno al mecanismo de desnuclear­ización.

En este ambiente de incertidum­bre, el presidente de Corea del Sur e impulsor del deshielo, Moon Jae-in, emprenderá el lunes un viaje a Washington para reunirse con Trump. “Esperamos que la reunión actúe como un puente que conduzca al éxito de la cumbre Corea del Norte-EE.UU., ya que se va a producir apenas tres semanas antes de esa cita”, dijo el vicedirect­or de la Oficina de Seguridad Nacional, Nam Gwan-pyo.

Por otra parte, Seúl volvió a instar a Norcorea a que retorne a la mesa de diálogo y a que implemente lo acordado por Kim y el presidente Moon, en su declaració­n del pasado 27 de abril. En el documento, las dos Coreas se comprometi­eron a trabajar para establecer la paz y la “completa desnuclear­ización” de la península, un tema que centrará la cumbre entre Kim y Trump.

Ha sido el mecanismo de desarme lo que precisamen­te ha puesto en evidencia esta semana las diferencia­s entre Pyongyang y Washington, después de que el consejero nacional de Seguridad de EE.UU., John Bolton, abogara públicamen­te por un modelo al estilo libio. Washington acordó en 2003 el desmantela­miento del programa nuclear del régimen libio -derrocado años después- que a cambio del levantamie­nto de sanciones y apoyo económico envió a EE.UU. la mayor parte de su arsenal y equipamien­to para que fuera destruido.

El miércoles Pyongyang rechazó tajantemen­te que vaya a aceptar un modelo de desarme como el firmado con Trípoli. ■

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AFP Arenga. El gobierno de Kim había repudiado los ejercicios.

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