El dólar se dispara en Brasil: subió 4% en una semana y tocó un récord
Cerró ayer a 3,74 reales, el valor más alto desde marzo de 2016, en plena crisis política. En un mes avanzó 9%.
“Brasil tiene reservas para enfrentar cualquier crisis”, dijo hace 15 días el jefe del Banco Central brasileño, Ilan Goldfajn. “El país avanzó 20 años en 2”, sostuvo el presidente Michel Temer esta semana. “No hay contagio” refrescó su jefe de gabinete, el ministro Eliseu Padilha. Nada de esto sin embargo parece ser cien por ciento verdadero. El mundo vive, de nuevo, un proceso de alta volatilidad de los capitales financieros y este gigante sudamericano no está en absoluto libre del contagio. De hecho, este viernes se cumplieron 6 días de alza permanente del dólar, que trepó en esta última rueda de la semana a 3,74 reales, el mayor valor desde marzo de 2016, cuando el país entró en un torbellino político con el impeachment a la ex presidenta Dilma Rousseff.
Durante la jornada, tembló el piso de la city paulistana. La divisa estadounidense llegó a tocar 3,77 y en la Bolsa se desplomaron los precios de acciones de empresas, como Petrobras, que se había convertido en la niña bonita de los inversores. Lo cierto es que estos días recordaron a las autoridades brasileñas que la economía del país está sujeta a las mismas incertidumbres que el resto de los emergentes. De hecho, el valor del dolar creció desde el lunes casi 4%. Quienes sufren las consecuencias inmediatas son los turistas que se aprestan a viajar al exterior. Para ellos, comprar dólares pasó a costar entre 4 y 4,20 reales por unidad.
Si se observa el mes, se evidencia una valorización de la divisa estadounidense de 9%, nada diferente de lo que ha ocurrido en otros puntos del planeta, inclusive de algunos bien cercanos como Argentina. El economísta de Goldman Sachs para América Latina, Alberto Ramos, señala que no tendría que sorprender la disparada. “El impacto de la devaluación cambiaria no será tan grande en la inflación, pero tampoco será cero”, declaró al diario Folha de Sao Paulo. A eso debe sumarse otro hecho: la caída de la actividad económica en el pri- mer trimestre del año. Eso hizo revisar las proyecciones de crecimiento de la economía de 3 a 2,5%.
Los especialistas prevén que los títulos del Tesoro norteamericano tendrán un alza importante este año y en 2019. “Esa es una presión generalizada sobre los mercados emergentes”, señalan. Y si tal impacto continuara, como está previsto, Brasil tendrá otro problema: la inflación, que habían logrado domesticar (está en 4%) podría rápidamente registrar una suba. Y eso sumaría aún más incertidumbre a un escenario electoral cada vez más confuso y sin candidatos que logren despegar.
De hecho, el establishment financiero doméstico e internacional desconfía cada vez más de los resultados de esas elecciones. Para ellos, el problema reside en si el candidato que gane en las presidenciales de octubre cumplirá, o no, con el programa que “impone la emergencia”. A saber: anular el déficit fiscal para lo cual, dicen, es preciso concretar la reforma salarial; y reducir al mínimo el gasto estatal. El sector financiero pensaba que el próximo presidente iría a “cumplir con la agenda reformista”. Ahora tiene serias dudas. No desconocen que Lula da Silva sigue al frente de las encuestas y los que le siguen no consiguen ni la mitad de la simpatía que despierta el ex mandatario, ahora preso. Inclusive desconfían de una personalidad como la del ex ministro de Hacienda Henrique Meirelles, uno de los candidatos por el oficialista Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB). Para ellos, el ex titular del Banco Central de Brasil no logró hacer todas las reformas que el mercado demandaba. ■