Clarín

María Paz Luzuriaga, la abogada, perito forense y ex modelo que compite en la elite del fútbol americano

La mendocina de 37 años practica este deporte desde 2015, fue jugadora amateur en México y en marzo pasado fue contratada por Austin Acoustic, de la Legends Football League de Estados Unidos. “Esto es un sueño”, asegura.

- Juan Martín Prezzoli jmprezzoli@clarin.com

María Paz Luzuriaga tiene 37 años, nació en Mendoza, fue modelo, es abogada y perito forense, tiene una maestría en Derecho Civil y es... jugadora en la elite del fútbol americano profesiona­l. “Estoy en la NFL de mujeres”, define a la Legends Football League, la liga femenina de este deporte bien estadounid­ense, aunque en cuanto a las reglas sea un tanto diferente a la masculina, empezando porque juegan siete por equipo y no once . Después de un largo camino, en este campeonato se dio el gusto de debutar en Austin Acoustic.

“Trabajé como promotora y modelo durante 9 años y terminé viviendo en México. Siempre hice mucho deporte: de chica jugué al hockey y de grande practiqué boxeo y kick boxing durante muchos años”, le cuenta María Paz a Clarín. Estando en el Distrito Federal, a Luzuriaga le llegó un correo electrónic­o para participar de una liga de “bikini football”, una versión femenina del fútbol americano con siete jugadoras y sin poste de gol. “Me interesó aprender un nuevo deporte, así que en abril de 2015 me presenté en Panteras, mi primer equipo”, recuerda Pachi.

“No sabía nada de fútbol americano, salvo que el balón tenía que llegar a la línea. Pero no entendía el proceso. Le dije al entrenador: 'Vengo a aprender'. Ese fue el disparador para vivir esta locura, que realmente es un sueño”, relata Luzuriaga.

De jugar un campeonato amateur en México a llegar a la máxima liga profesiona­l femenina no hubo un camino corto, aunque en la vida de María Paz todo es insólito, maravillos­o e irreal.

“La gente que recién me conoce nunca me cree que soy argentina, que tengo 37 años y que soy abogada con una maestría. Para los americanos, soy lo que sería un chino jugando en Boca. En el equipo me adoran, porque no pueden creer cómo llegué”, reflexiona con gracia a la distancia.

Su temperamen­to pujante se nota en la charla, más allá de la lejanía. “Yo siempre seguí mis sueños, fui inquieta y me la jugué -resume-. Siempre pensé que había que darle para adelante. La edad no es un impediment­o y la nacionalid­ad tampoco”.

-¿Cómo fue el camino que te llevó desde el amateurism­o de México al profesiona­lismo de Estados Unidos?

- Cuando empecé a agarrarle la mano al “football”, conocí la LFL. Le dije a una de mis compañeras: “Yo quiero estar jugando allá y sé que lo puedo hacer”. En 2015 no me animé, pero cuando en abril de 2017 volví a las canchas luego de una operación, a fin de año arranqué el proceso de ingreso.

-¿Fue muy difícil?

- Las jugadoras no entran a la LFL por un draft como la NFL. Hay try outs , que son pruebas a las que se presentan atletas de cualquier deporte que quieran jugar. Yo fui invitada directamen­te por el entrenador Mike Olvera a un mini camp de tres días. Éramos 45 jugadoras y nos tuvieron a prueba a full, meta entrenamie­ntos y videos. Para el cuerpo fue asesino, con todo planeado desde las seis de la mañana: dos horas de entrenamie­nto físico, desayuno, dos horas de video, de vuelta al campo, almuerzo, trabajo ofensivo, video, trabajo defensivo, video, cena y a la cama.

Para Luzuriaga, fue como estar en Disney. “Compartir esos días con chicas que veía por YouTube fue increíble. Yo miraba y decía: 'Esa es mi estrella' o 'Esa es una genia'. En el campus estuvo la mejor jugadora de la temporada anterior. Fue indescript­ible -sintetiza-. Era pasar del amateurism­o al máximo nivel, con seis o siete entrenador­es por sistema”. -Cuando terminó el campus, ¿te comunicaro­n que habías sido selecciona­da?

-¡Ni siquiera! Me selecciona­ron para hacer la pretempora­da con el equipo, pero no tenía contrato asegurado. Tuve tres semanas para dejar México, donde tenía mi trabajo, mi casa, mi vida. Lo hice para seguir mi sueño. Recién a principios de marzo me avisaron que me daban el contrato, porque quedaba en el equipo. Ese día lloré. Recién ahí mi familia entendió lo que hacía y se dio cuenta de que iba en serio. -¿Cómo es la liga femenina?

- La LFL nació como una atracción para el entretiemp­o del Super Bowl y jugaban modelos en bikini. De a poco se popularizó hasta que en 2009 se creó una liga. Se dejaron de lado a las modelos y para el crecimient­o se buscaron atletas con nivel competitiv­o.

Jugar en bikini, con la consiguien­te cosificaci­ón de las mujeres, generó conflictos en su origen. “La LFL es seria e intensa y esas jugadoras pueden ser modelos para las mujeres que sueñan con trascender. El problema es la vestimenta”, se leyó en un artículo de ESPN Women en 2015. Pero eso quedó atrás este año, porque las bikinis fueron reemplazad­as por mallas de lycra, una exigencia de las grandes cadenas de televisión para darle pantalla a la liga.

“Habrá una expansión en la LFL y el cambio de atuendo es parte de esto. A mí me parece espectacul­ar dejar atrás el morbo e ir siempre a lo más profesiona­lizado. Ahora se quita el lado sexual para beneficiar el lado deportivo: se empezó con chicas lindas, se siguió con chicas lindas y atléticas, y ahora estamos con chicas lindas, atléticas y con habilidad y técnica para jugar football”, explica Luzuriaga, que también debe usar casco, rodilleras, coderas y hombreras.

-¿Qué nivel de popularida­d tiene la liga en Estados Unidos?

-La gente nos está empezando a conocer. Obviamente no es la NFL, pero hay audiencia y en general tenemos el estadio completo. Nos movemos mucho y vamos a todos los eventos que

podemos para hablar sobre nosotras y para promociona­r el juego. -¿Ser argentina te ayudó a hacerte conocida?

-Es un plus. Les llama mucho la atención mi historia, sobre todo que sea argentina. Mi acento cuando hablo en inglés, por ser mendocina, también les suena peculiar. Y el dueño de la liga me llamó para hacer un video y promociona­r la liga en Argentina.

El video que le hicieron grabar no fue casual. La Legends Football League exporta su producto al mundo a través de partidos en estadios en el exterior, con un fuerte trabajo publicitar­io. Con los mercados de Australia, Europa y Centroamér­ica ya fijos, Mitch Mortaza, dueño y fundador de la liga, puso sus ojos en Argentina como sede de un Juego de las Estrellas. “Sueño con llegar a jugarlo y a hacer las giras por el mundo. Y más todavía si vamos a la Argentina -se esperanza-. Me entreno a full para sumar técnica y seguir dando pasos. No voy a parar hasta lograrlo”.

-Muchas veces pasa inadvertid­o lo táctico que es el fútbol americano y la inteligenc­ia que se necesita para jugarlo. ¿Cómo son los entrenamie­ntos? -Tenemos 89 jugadas para estudiar. Por ejemplo, yo soy “liniera” y aunque no corra tengo que cubrir espacios. Todas tenemos que saber lo que hacen las demás para abrir bien el hueco, para defender bien a tu rival y para saber hacia dónde debés correr. Si no abrís bien el hueco, si no defendés o si no corrés como debés, esa jugada no va a salir bien. Y ganar ese control es pura repetición. Por eso los entrenamie­ntos son muy fuertes, tanto como los partidos. nosotras entrenamos martes, jueves, sábado y domingo. También hay sesiones de video analizando al rival de turno. Además, todos los días hacemos trabajos físicos, más el entrenamie­nto por nuestra cuenta. -Llevás cinco meses en Estados Unidos, antes estuviste once años en México y en el pasado viajabas por el mundo como modelo. ¿El desarraigo te hizo sentir más argentina? -Absolutame­nte. Yo acá represento a mi bandera, la cuelgo en el vestuario y la llevo a todos lados. Mis amigas mexicanas se ponen celosas, porque ellas dicen que soy mexicana, pero aunque tenga también esa nacionalid­ad, soy “mega argentina”. Allá tengo seis hermanos y mi mamá -mi papá me sigue desde el cielo- y vivo a la Argentina todos los días a través de ellos. Jamás dejé de sentirlo como mi país. México me dio la preparació­n para llegar y conocí mucha gente maravillos­a, pero mi país es Argentina.

La pasión de Pachi por el país se potencia cuando habla de Mendoza, su tierra natal. “El aroma que siento allá es tan lindo... Me da la sensación de respirar mi aire, me hace sentir en casa -describe-. Ahora hace casi tres años que no voy para allá, pero te digo que para alguien que no ha vivido afuera durante muchos años es inexplicab­le lo que se siente al volver a tu casa”.

Ahora vive en Austin, la capital texana. “Es una ciudad increíble, muy cosmopolit­a, muy relajada y con muchos conciertos. La gente es muy hippie -afirma-. De hecho fue nombrada este año como la mejor ciudad para vivir en Estados Unidos”.

“Marpaz”, el apodo que le pusieron en Estados Unidos, relata todo como una chica de 12 años, como si estuviera fascinada por su propia historia. Da la sensación de que ella misma no la puede creer. Y es entendible, porque todo es ilógico, cinematogr­áfico.

“No sé cuánto tiempo más voy a jugar -avisa-. En algún momento quiero ser madre y eso me pesa un poco, pero ahora disfruto el

momento y no me quiero proyectar más allá de lo que estoy viviendo: este show inmenso de la LFL, que es un monstruo y es hermoso.

No cambio mi vida por nada del mundo”.

 ?? LFL ?? Imparable. María Paz Luzuriaga fue en busca de su sueño y llegó a Austin Acoustic.
LFL Imparable. María Paz Luzuriaga fue en busca de su sueño y llegó a Austin Acoustic.

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