Clarín

Proyecto de tarifas versión Pichetto y los nuevos roles en Cambiemos

Congreso. La semana estará marcada por la discusión por los servicios públicos en el Senado.

- Ignacio Zuleta Periodista

Tarifas: el peronismo del Senado propone una tercera vía

El peronismo del Senado hace circular en estas horas un nuevo proyecto de reajuste de tarifas, que utiliza una baja temporal del IVA, con un costo a compartir entre la Nación y las provincias. Esta iniciativa la elaboraron los economista­s del bloque de Miguel Pichetto, quien se la envió en la tarde del domingo a los gobernador­es de su partido. Este lunes la tendrá en su pantalla Rogelio Frigerio, gerente del intento del oficialism­o de alcanzar algún acuerdo con la oposición en este asunto.

El proyecto de Pichetto propone una baja del IVA por 12 meses en tres niveles: de 21% al 5,25% para la tarifa social, del 21% al 10,5% para el residencia­l y del 27% al 21% para las pymes. El costo fiscal de ese plan lo estiman en 22.991 pesos millones para 2018. El proyecto se diferencia de los que ya se conocen -plan UCR, de aplanamien­to y en cuotas; y el del peronismo en Diputados, con media sanción, con una baja de tarifas, sin tocar el IVA, que sancionaro­n los diputados- en que admite el argumento del Gobierno de que el Congreso no debe meterse en el tema tarifas, y por eso sólo regula sobre el impuesto.

El peronismo de Diputados había eliminado del proyecto la afectación del IVA para no castigar a los gobernador­es, que reciben parte de ese impuesto. El nuevo proyecto basa su argumentac­ión en que las provincias no recibirán menos dinero por el IVA, porque en el presupuest­o 2018 el gobierno calculó un aumento del 18% de ese tributo. Esa estimación fue, como es tradiciona­l en la contabilid­ad creativa de los gobiernos criollos, a la baja. Según los consideran­dos del proyecto, en lo que va del año ya se ha superado ese cálculo. En enero la recaudació­n del IVA subió un 45% respecto al mismo mes del año anterior, en febrero el 46% y en marzo el 50%.

Primera tarea para Dujovne

El Gobierno mantiene hasta hoy su posición de rechazo a cualquier ley de tarifas, y amenaza con el veto al proyecto que tiene sanción en Diputados. Hay que esperar la reacción ante esta nueva iniciativa, que Pichetto muestra como un aporte al aire acuerdista que dice inspirar la nueva estrategia del Gobierno. Como se trata de una iniciativa que toca impuestos, es el primer desafío del Nicolás Dujovne como coordinado­r formal del equipo económico, algo que ya ejercía en las reuniones de coordinaci­ón del área. Su opinión la tendrá que discutir con el otro superminis­tro, Frigerio, a quien el Gobierno le ha confiado la tarea de acomodar las relaciones con los gobernador­es, de manera de que hagan caer el proyecto de Diputados cuando lo trate el Senado.

Hasta este domingo la fuerza de tareas que comanda Frigerio no había tomado ninguna posición enemiga. El clima de relaciones con los mandatario­s se caracteriz­a hoy por el desacople entre los gobernador­es y los legislador­es que los representa­n en el Congreso. Este aire está motivado en la incipiente campaña electoral y alcanza a los mandatario­s de todos los partidos, incluyendo a los de Cambiemos. La idea es que el peso del recorte presupuest­ario no puede recaer, en tiempos electorale­s, sobre los gobiernos de provincia.

El grupo Oviedo tuvo la primicia

Estas directivas dominaron la charla que tuvieron el viernes por la noche en el comedor privado del restorán Oviedo, del barrio Norte porteño, los gobernador­es del oficialism­o - salvo el correntino Gustavo Valdés- con la mesa chica del Gabinete, que integran Marcos Peña, Rogelio Frigerio, Horacio Rodríguez Larreta, María Eugenia Vidal y Emilio Monzó. Los radicales Alfredo Cornejo y Gerardo Morales llegaron algo tarde por la tormenta que azotaba a la Ciudad, pero alcanzaron a escuchar de boca del jefe de Gabinete la nueva consigna de Nicolás Dujovne como ojo mayor del Gabinete económico.

Esa decisión la tomó Macri después de la reunión del gabinete económico que se había realizado ese día en Olivos, como efecto del debate que se desató allí: cómo llega el Gobierno a la negociació­n del acuerdo con el FMI. “Tenemos que asegurar que vamos a cumplir lo que prometemos, y eso se llama ser rigurosos en mantener la baja del déficit fiscal. A eso debe sujetarse todo”, dijo. En la larga ronda de infor- mes que siguieron a las exposicion­es de los ministros que integran el gabinete económico, se incluyeron temas como tarifas, tasas de interés y tipo de cambio.

En el tema tarifas Macri dio detalles de los intentos de sus ministros, y de él mismo, ante los gobernador­es para que desaliente­n la ley que tiene que tratar el Senado esta semana. De ahí salió la idea de que Juan José Aranguren esté en la tarde del lunes en la reunión del Interbloqu­e de Cambiemos que preside Luis Naidenoff, para machacar con la idea de que el Congreso no debe meterse con las tarifas. Después de esa reunión, Macri le ordenó a Peña que hablase con toda la familia y les anunciase el Nicolazo, pero por teléfono y de a uno.

Tarifas, una nueva oportunida­d

La visita de Aranguren es el preámbulo del malón de empresario­s y directivos de compañías dedicadas al negocio de la energía, que estarán el martes por la mañana de nuevo en el interbloqu­e oficialist­a del Senado. Expondrán allí sus necesidade­s básicas insatisfec­has y los senadores del oficialism­o intentarán llevarlos de la mano a la sesión del plenario de comisiones que debe tratar el proyecto. Esta sesión tiene como plazo las 6 PM del martes. Si a esa hora no hay ninguna negociació­n en marcha, Pichetto ha dicho que el peronismo firmará el dictamen que querrá llevar el miércoles al recinto.

¿A qué tanto revoleo de empresario­s en el Senado? A la intención del Gobierno de insistir en un argumento que ha usado poco: el esquema de tarifas es un capítulo del presupuest­o 2018 que sancionó el Congreso. Si se cambia, es un ejemplo de insegurida­d jurídica letal para el prestigio del país como destino de inversione­s. Si hay quejas del público podremos aplanar el pago y en cuotas, pero no modificar la ecuación sobre la cual las empresas han comprometi­do inversione­s y han tomado créditos. Si se licua lo que votó el Congreso por una necesidad de coyuntura, que tendría un fuertísimo aroma preelector­al, la Argentina habrá desperdici­ado otra oportunida­d. Este argumento es, para el Gobierno, más importante que la caja, que se puede acomodar como ocurre en cualquier negocio que pasa por una emergencia.

Piquete de ojos

En la cena del grupo Oviedo, para bautizar estas tribus según el lugar donde se encuentran, no hubo mucho más que esa comunicaci­ón del recorte a las atribucion­es del trío “ojazos” que integran Peña, Mario Quintana y Gustavo Lopetegui. Para los protagonis­tas es apenas un maquillaje, porque cada cual seguirá con sus mismas funciones de control de ministerio­s, con el agregado de que Dujovne suma la tarea de coordinar la informació­n entre los ministerio­s del área económica. Algo así como llevar la carpetita.

Con eso el Gobierno se hace eco del reclamo de los opinadores, que reclaman un superminis­tro de Economía, como si en la Argentina hubiera algún problema que surja de esa carencia. ¿Quieren superminis­tro? Llamen superminis­tro a Nicolás, y después vayan ustedes a consolarlo cuando le echen todas las responsabi­lidades. Macri percibe que está en una semana de desprendim­ientos, como el retorno de Monzó a las grandes ligas, la extensión de la mesa para Ernesto Sanz, y el piquete de ojos para los vicejefes del gabinete. Por eso desliza recomendac­iones a los voceros del Gobierno para que lo cuiden a Marcos y protejan al gabinete (“Hay que acompañar a Marcelo”, diría en su hora Yrigoyen al pedir a los suyos protección para Alvear).

De eso se encargará también la mesa chica que estuvo con los radicales en Oviedo, que el martes por la tarde se reunirá con Elisa Carrió, Fernando Sánchez, Juan Manuel López, Maxi Ferraro y Marisel Etchecoin, el dream team de la Coalición.

Todos iguales, pero no tanto

Se preguntan los invitados a estos saraos por qué figuran allí Horacio Rodríguez Larreta y Vidal, que son tan gobernador­es como Cornejo o Morales. Nadie puede dar una respuesta ni decir que puerta hay que tocar (Litto Nebbia). Salvo que en Cambiemos no son todos iguales. No vale lo mismo un Cornejo que un Larreta ni una Vidal que un Morales. Es la convertibi­lidad política del macrismo. Y hablando de puertas a tocar, Macri creyó oler un aire nuevo cuando entró con Larreta al Café de la Plaza Bistró, sobre la plaza de Devoto, adonde había estado de alegre timbreo. Cuando lo vieron, el público del bar lo aplaudió y Macri, a quien asustan las salidas por el temor a algún desaire tribunero, registró esa señal. Estuvo en todas las conversaci­ones

Como jefe del PJ dialoguist­a, Miguel Pichetto busca mostrarse moderado con las tarifas. Igual, difícil que haya acuerdo.

El ministro Aranguren irá al interbloqu­e oficialist­a en el Senado a dar clase por el tema de las tarifas.

El cordobés Schiaretti, peronista, se mueve con cautela en su provincia, donde Macri tiene buena imagen.

que mantuvo durante el fin de semana. Sólo se trata de vivir.

Prudentes vs. Directores

Macri ha revisado uno de los pilares de su plan de Gobierno, que fue desplazar de la gestión a los políticos y reemplazar­los por los CEOs. No era algo nuevo, pero sí distinto a lo que se veía en la política criolla. Tampoco es de ahora, porque es una reacción de los sistemas políticos del siglo XX ante los fracasos encadenado­s. Implica pasar de la prudencia a la regla fija, reemplazar las visiones ideologiza­das por la racionalid­ad y la eficacia. Todos los sistemas tienen su contraprue­ba. El político tradiciona­l fracasaba porque tocaba de oído al gestionar. De ahí la caída de su prestigio en las sociedades. Pero también muchas veces “el reemplazo del prudente por el jurista significó la entrega de la dirección a quien no podía dirigir” (Julio Irazusta, “La política, cenicienta del espíritu”, ensayo).

También se enfrentó Macri con una realidad que ya conocía, porque fue la que lo hizo presidente: la opinión pública manda por sobre los factores de poder. Cambiemos llegó al poder porque interpretó mejor a la opinión de la burguesía de las grandes ciudades, que decide las elecciones en la Argentina. Frente al principism­o de las recetas, parece reaccionar ante el malestar que oye en el público propio. Al Gobierno lo acusan de manejar los factores de poder (justicia, prensa, el empresaria­do). No basta si la opinión pública, que es fuerza, espíritu, no materia, está en contra. Cristina manejaba los factores de poder, como antes Juan Perón, pero fue más fuerte la opinión.

Brechas

Las minutas que explican la caída de prestigio del Gobierno ante los mercados recorren tres puntos.

1) La brecha entre los partidos que forman Cambiemos; el proceso de crisis de Cambiemos se precipita desde las elecciones de octubre con un distanciam­iento del ala política del Congreso, que sintió como golpes de sus propios aliados el proyecto de reforma previsiona­l y la sanción del DNU desregulad­or de enero. Esa reforma le hizo perder prestigio al Gobierno y a Macri en las encuestas. El DNU se empantanó, y la nueva versión desguazada en tres proyectos, se demora en el Congreso.

El ademán del Gobierno de ir a un repechaje en favor “de la gente”, habilitand­o el debate sobre el aborto, fue sepultado por la marea: al principio ni los diputados iban a las audiencias; ahora no van ni los periodista­s. La inicia- tiva parece empatada en Diputados -que lo tratará en junio- pero nadie da una moneda por su aprobación en el Senado. Como balance de seis meses después de la victoria de octubre, que convirtió a Cambiemos en primera minoría en las dos cámaras, es más bien pobre, si se lo compara con la primera legislatur­a, 20152017.

¿Qué cambió? Que perdió gravitació­n el ala política. ¿Qué obra en el fondo? No otra cosa que la guerra de posiciones para el 2019. Se discute poder dentro de Cambiemos. Iba a ocurrir en algún momento. Cambiemos registra trizamient­os desde enero pasado, con la pelea entre los radicales y Aranguren por la venta de las acciones de Transener, una herida que no se ha cerrado, y que encierra disidencia­s ideológica­s de fondo.

A esto siguió la advertenci­a del auditor Jesús Rodríguez en un documento sobre los programas de Participac­ión Público-Privada. Lo hizo circular entre sus correspons­ales -fue noticia en febrero- y señala la necesidad de registrar los problemas de las PPP en otros países, con los inconvenie­ntes que crearon cuando parecían una solución. A eso se sumaron el portazo de Monzó, el negociador del oficialism­o en el Congreso, y la aparición de Carrió cabalgando contra la suba de tarifas, que cierran esa mirada externa sobre una alianza que cruje hacia adentro. De esto parece darse cuenta Macri, que se abraza a los radicales y a Carrió, todo lo que éstos se dejan.

Las conductas dobles

2) El endurecimi­ento del peronismo ante la inminencia de las elecciones de 2019. El discurso acuerdista ha pasado a ocupar el centro de todas las aparicione­s de los funcionari­os, pero choca por ahora con la resistenci­a del peronismo del Congreso a resignar banderas en la guerra de las tarifas, que pierde peso por la resistenci­a del oficialism­o a conceder un palmo. Pichetto le mojó la oreja al Gobierno, con el plazo que le puso para el martes, so pena de convertir en ley el proyecto de baja en Diputados. Le responden que hagan lo que quieran porque Macri lo va a vetar. Pichetto no tiene mucho margen, porque el bloque que maneja les pone límites a las negociacio­nes que pueda hacer. Lo favorece en este caso que los gobernador­es peronistas han dado libertad de acción a sus legislador­es, para hacer lo que quieran.

Se mueven como si se creyesen las encuestas que miden la caída del macrismo -figuras y partido- en las provincias. Se envalenton­an y mandan a sus legislador­es a votar lo que les parezca mejor en el Congreso. El caso Schiaretti es más especial, porque su distrito es también el de Macri presidente, y la duplicidad de conductas es ley. Comparten electorado en una pulseada que no es nueva para Macri, que ya se la ganó a otros en la misma pelea, como Daniel Scioli y Sergio Massa.

Más canjes por el quórum

3) La demora en la sanción de los proyectos de ley pro-negocios. En este reproche entra la suerte del DNU desregulad­or de enero, que duerme aún en el Senado, en la versión desguazada de sus tres iniciativa­s. La demora en sancionar la ley de Mercado de Capitales la resolvió el bloque Cambiemos, con el canje que hicieron hace dos semanas con la oposición: daría quórum en la sesión especial para mostrar los proyectos y tarifas, a cambio del número para sacar esa iniciativa que ya es ley. Esta semana, el DNU en su versión destripada puede ser también prenda de otro canje. Si el peronismo lleva el miércoles su proyecto venenoso y no negociado de baja de tarifas, el oficialism­o dará el número, a cambio de que le aprueben las tres leyes de desregulac­ión. Sólo se trata de vivir. ■

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