El dominio de LeBron aviva el debate: ¿llegó al nivel estelar de Jordan?
Las comparaciones técnicas, estadísticas y de temperamento entre James y el mejor jugador de la historia.
LeBron James es el mejor basquetbolista del mundo. Pero como es un competidor feroz e incansable y sabe que esta temporada no cuenta con un equipo tan sólido, juega quizás al nivel más alto de su carrera. Lo volvió a demostrar el lunes, con los 44 puntos con los que lideró el 111-102 de Cleveland sobre Boston, para igualar 2-2 la final del Este. Con 33 años, cuando de a ratos daba la sensación de que la posta la habían tomado los Curry, los Westbrook, los Harden o los Durant, el alero de Cleveland deja claro que lo suyo va más allá. Y entonces se vuelve a plantear “la” pregunta: ¿LeBron James llega a la altura de Michael Jordan?
Air Jordan ganó seis anillos de la NBA, todos con esos Chicago Bulls a los que hizo grandes. Lo logró al conquistar dos tripletes, con el curioso o insólito detalle de que en medio de ambos reinados se retiró transitoriamente y se dedicó a jugar al béisbol. Ah, jamás perdió una final.
LeBron lleva siete años consecutivos jugando la final de la liga. En ese lapso alzó tres veces el trofeo Larry O’Brien (dos con Miami y uno con Cleveland), pero a diferencia de MJ, que nunca vio a un rival irse con su gloria, perdió cuatro definiciones, además de la de 2007, a manos de los Spurs de Emanuel Ginóbili.
Claro que Magic Johnson, Larry Bird, Kobe Bryant y Wilt Chamberlain, por citar sólo algunos de los grandes de siempre, también fueron subcampeones. Hasta Bill Russell, máximo ganador histórico, con 11 torneos, fue segundo en una ocasión.
No todo fue perfección para Jordan, quien pasó varios años de traspiés hasta alcanzar las mieles del éxito: cayó en las tres primeras rondas de los playoffs de su carrera, instancia en la que LeBron jamás perdió (13-0).
Jordan es el cuarto goleador histórico en temporadas regulares, con 32.292 puntos, y James está séptimo con 31.038. Donde LeBron James ya pasó Jordan es en los playoffs, de los que es el anotador histórico: 6.668 tantos contra 5.987 de MJ.
Ambos fueron dos veces campeones olímpicos (si continúa en la Selección, James tiene todo para sumar un tercer oro en Tokio 2020) y Nova- tos del Año. LeBron ganó cuatro premios al Jugador Más Valioso de la temporada, mientras que Michael lo logró en cinco ocasiones. Y los dos fueron elegidos 14 veces al Juego de las Estrellas, cifra que el nacido en Ohio seguramente superará.
El “23” de Cleveland se cargó sobre sus hombros la responsabilidad de hacer progresar a los Cavaliers con sus compañeros por momentos haciendo de espectadores. Es cierto que ningún jugador por su cuenta gana solo, pero LeBron se acercó bastante a hacerlo realidad.
En la primera ronda de la Conferencia Este, ante Indiana, los Cavs debieron parir el triunfo en siete partidos. James promedió 34,4 puntos, con un 55% de efectividad en tiros de cancha, mientras que el resto de los titulares durante la serie promedió 34,9 y 34 por ciento.
Luego LeBron condujo al equipo a una barrida histórica por 4-0 sobre Toronto, el equipo mejor ubicado tras los 82 juegos de la fase regular. En la postemporada, promedia 33,7 puntos, 8,7 rebotes y 9 asistencias por partido. Es un jugador de toda la cancha.
Las alabanzas al Rey se corresponden con esa falta de jerarquía en el acompañamiento. Detrás de él, Kevin Love es el único con múltiples apariciones en Juegos de las Estrellas. Pero el resto del plantel está conformado por buenos jugadores de rol e interesantes proyectos.
Jordan, por su parte, no ganó el anillo de campeón hasta que Scottie Pippen llegó a aquellos Bulls de Phil Jackson y en las seis consagraciones estuvo acompañado por jugadores que no sólo fueron All Stars, como Horace Grant o Bill Cartwright, sino que ingresaron al Salón de la Fama de la NBA, como el propio Pippen o Dennis Rodman.
LeBron James compite en la era de Golden State, uno de los mejores equipos de la historia. Jordan jugaba en los Bulls cuando estos eran los Warriors de entonces. Vale preguntarse si aquel Chicago podría haber ganado sus títulos sin su mayor estrella. La tentación invitaría a pensar demasiado pronto que sí, aunque el año pasado el propio Grant le confesó a Clarín que Jordan era “el 80% del equipo”. Lo que es seguro es que estos Cavaliers difícilmente progresarían alguna ronda sin su líder.
Sería un error considerar a Jordan como un mero anotador. En una época de roles más definidos, con menor versatilidad en los jugadores, Michael también aportó en todos los rubros. Tiene el mayor promedio anotador de la historia en playoffs (33,4 puntos por juego, bastante por encima de los 29,7 de Allen Iverson), pero también promedió 6,4 rebotes, 5,7 asistencias y 2,1 robos.
La escalofriante cifra de tantos por partido se dio en una época en la que el tiro de tres era un arma mucho menos explotada: Jordan apenas tiró a un ritmo de 2,5 lanzamientos externos. Impensado que un escolta de hoy lance tan poco a distancia.
Las aristas son múltiples -tantas que es imposible enumerarlas todas, al igual que sus cifras- y cada uno tiene razones para reclamar el trono. Los que disfrutan son los espectadores, que muy rápido llenaron el vacío: Michael Jordan se retiró definitivamente en 2003. Unos meses después, debutaba LeBron James.
Creer o reventar... ■