Clarín

El dúo dinámico que nació en Bolivia y busca medallas para Argentina

Natalia Méndez y María José Vargas, ex modelos, son una de las esperanzas nacionales en los Juegos Odesur.

- Julián Malek jmalek@clarin.com

María José Vargas y Natalia Méndez nacieron en Santa Cruz de la Sierra, trabajaron como modelos para costearse los viajes para fomentar sus carreras deportivas, se nacionaliz­aron argentinas, reparten su residencia entre su tierra y este país y forman el dúo dinámico del rácquetbol celeste y blanco. Tanto que en ellas hay esperanzas de medallas en los Juegos Sudamerica­nos, que comenzarán el sábado en Cochabamba. Sí, en su Bolivia natal, donde su deporte le sigue en popularida­d al fútbol.

A los 10 años, María José comenzó a jugar al rácquetbol con su hermano, que le llevaba cuatro años. “Hacía tenis, natación y todo deporte que tuviera la posibilida­d de practicar en un club”, recuerda la morocha de 24 años. Mientras que Natalia mamó los deportes de paleta desde muy chica. “Mi papá practicaba frontón, tenis y tenis de mesa. Y mis dos hermanos mayores, el rácquetbol. Opté por lo que ellos hacían”, cuenta la rubia de 21.

Los trámites de nacionaliz­ación les demoraron dos años: María José la solicitó en 2013 y la obtuvo en 2015, año en que su compatriot­a había pedido la suya, que le sería otorgada en 2017. “Siempre tuve lazos muy fuertes con Argentina y con su gente, porque mi hermano vivió y se recibió acá de ingeniero”, dice María José. Y su compañera de dobles explica: “Tengo familia en Buenos Aires y en Córdoba, por lo que conozco a los argentinos desde hace diez años, y siempre compartía tiempo con sus juveniles cuando iba a torneos”.

La transición entre pasar de enarbolar la bandera boliviana a la argentina no fue la misma. Natalia paseó por un campo de rosas. “Todo el mundo me apoyó y me decía que era la opción correcta”, rememora quien hoy es la sexta del ranking mundial. En cambio, la hermana de la Miss Bolivia 2009, Ximena Vargas, se encontró con varias espinas. “Mis compatriot­as que me quieren y saben de mi constante esfuerzo me apoyaron al

Argentina es un país que respira deporte y nadie quiere tener de rivales a sus atletas”.

María José Vargas

Haremos lo que sea para ganar esas medallas que tanto queremos”.

Natalia Méndez

igual que mi familia -explica la ex número dos del ranking-. Pero siempre está el que opina sin conocer a la persona o a las circunstan­cias”.

Es que el cambio de nacionalid­ad se debió a que el apoyo económico que reciben es mucho mayor en Argentina que en Bolivia. “Allá hay grandes deportista­s, pero falta organizaci­ón y profesiona­lización desde los dirigentes hasta los atletas. Y eso que después del fútbol viene el rácquetbol. Aquí el ENARD y la Secretaría de Deportes de la Nación me han apoyado”, dice Vargas. “En Argentina todo es más profesiona­l -coincide Méndez-. El apoyo se basa en tu rendimient­o y tu rendimient­o se basa en la disciplina”.

Natalia es fan de Lionel Messi y de Paula Pareto, a quien la une el hecho de compartir el deporte de alto rendimient­o con una carrera universita­ria. “Estudio leyes en Santa Cruz de la Sierra y leo cada vez que no estoy jugando o entrenándo­me”, describe. Y ambas son fieles seguidoras de Las Leonas. “Siempre me gustaron. Tengo casi todas sus remeras y a veces las uso para jugar. Son unas genias. Las respetan en todo el mundo y son un orgullo para nuestro país”, sostiene María José, ganadora de dos medallas plateadas en los Juegos Panamerica­nos de Toronto 2015.

Sus elogios al deporte argentino no dejan de llegar. “Argentina es un país que respira deporte, con una tradición de atletas exitosos que son dignos de ser imitados. En cientos de disciplina­s han ganado títulos mundiales. Se los respeta”, afirma Vargas.

El horizonte cercano está fijado en los Juegos Sudamerica­nos y para ello se entrenaron entre cinco y seis días a la semana en la cancha y en el gimnasio. Claro que María José tiene un agregado: la maternidad. “Muchas veces me llevo a mi bebé para que me acompañe”, cuenta.

No se quedan en chiquitas las jóvenes jugadoras. “Quiero ganar tres medallas en los Panamerica­nos de Lima 2019. Ese es nuestro gran torneo. Trabajamos cuatro años para jugar durante diez días”, resume María José Vargas, a quien le falta un año y medio para recibirse de ingeniera comercial. “Vamos primero por los Odesur, porque entrenamos para demostrar lo mucho mejoramos. Y a largo plazo quiero ser la número uno”, avisa Natalia Méndez.

Son el dúo dinámico del rácquetbol argentino. ■

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AP En vuelo. María José Vargas tiene 24 años, es madre y está cerca de recibirse de ingeniera comercial.
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En acción. Natalia Méndez tiene 21 años, es la sexta del ranking mundial y le apunta al número uno.
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Sonrisas. Natalia y María José, con el entrenador Carlos Cuadri.

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