Clarín

Se triplicó el precio de la harina y ya impacta en los alimentos

Comerciant­es admiten subas del 30% en el año y el kilo del francés ronda los $ 60. También se siente en galletitas y pastas. Lo atribuyen al alza del trigo y del dólar.

- Martín Grosz mgrosz@clarin.com

La bolsa de harina ya alcanzó los $ 650, mientras que en febrero se conseguía a 200. Y por esta situación, los comerciant­es remarcan los precios del pan, pastas y galletitas. Según la Federación Molinera, la causa es la suba del precio mundial del trigo. También influyen el salto del dólar y las inundacion­es, que provocaron escasez. Sin embargo, hay sospechas de especulaci­ón en la cadena de comerciali­zación. Los alimentos con harinas lideran las subas del “changuito” en productos masivos, en las últimas semanas. El Gobierno, por ahora, monitorea la situación y niega faltante de trigo.

El impacto de la inflación en la canasta básica se aceleró en los últimos meses, en especial tras el sacudón financiero y la devaluació­n de este mes. Pero hay un rubro sensible en el que las subas se están sintiendo con especial fuerza: el de la harina de trigo y sus derivados. En panaderías dicen que hoy pagan por su principal materia prima hasta el triple de lo que valía a principio de año. Afirman que eso influyó para que el pan más económico ya acumule una suba de precio cercana al 30% en lo que va del año. Y advierten: de no abaratarse la harina, pronto habrá otro aumento.

Emilio Majori, vicepresid­ente de la Federación de Panaderos de la Provincia, recuerda que en enero y febrero aún compraban la bolsa de 50 kilos de harina 000 a no más de $ 200 o $ 210, pero en abril el valor ya se fue a entre $ 350 y $ 400. En estos días, asegura, los molinos ya no se la venden a menos de $ 650, con casos de hasta $ 800. “Está fuera de control y es un aumento muy duro, que no llega aislado. Nos subieron las tarifas de luz, gas y agua, los alquileres, llegaron las paritarias. Por eso, no quedó otra que aumentar”, explica Majori.

Y detalla: “El pan francés en cualquiera de sus formas -milonguita­s, flautitas, mignones- rondaba los $ 38 el kilo a principio de año en Provincia. Ahora lo tenemos a $ 45 a $ 55, pero creemos que no por mucho tiempo. De seguir la harina así, será inevitable que pronto supere los $ 60, con otro 10% de incremento”.

Es un paso que colegas de otras latitudes ya están dando. Esta semana la Cámara de Panaderos de Salta llevó el pan a $ 60 por kilo y el Centro de Panaderos de Córdoba lo llevó a $ 65.

En Capital, una recorrida de Clarín lo halló como barato a $ 50 el kilo, en especial en el sur porteño. Mientras que en barrios del norte -como Palermo y Colegiales- el piso generaliza­do son ya los $ 60, con casos que llegan incluso a los $ 70. Mucho para un producto que hace un año promediaba los $ 40. En facturas, la docena ya oscila los $ 110 a $ 130, y en algunos locales superó los $ 140: habían arrancado el año en torno a los $ 95.

“La verdad es que no hay un precio. Es todo un descalabro. El molino está definiendo el costo de la harina el mismo día de la entrega y a veces no te quieren traer. Al no saber cuánto vas a pagar la harina mañana, no sabés cuánto cobrar. A eso se suma que estamos recibiendo boletas de luz de $ 27 mil, cuando antes pagábamos $ 3.000”, se sincera el dueño de cuatro panaderías de Capital.

Las fábricas de pasta, por su parte, también debieron remarcar precios en los últimos días, aunque juran que fue “sólo un 8 a 10% en promedio” porque el consumo retraído les impide trasladar una mayor parte de las subas de costos. Fideos al huevo o ñoquis en torno a $ 140 el kilo, y cada plancha de ravioles a $ 65 o $ 70 son algunos de los nuevos valores.

“Nosotros usamos semolín o harina 0000. Hace un año pagábamos la bolsa de 50 kilos a $ 350 y en febrero $ 420, pero ahora superó los $ 700. Y para colmo subió 65% el cajón de huevos, que para nosotros es un ingredient­e muy importante”, planteó Héctor Manazzoni, al frente del Centro de Fabricante­s de Pastas de la Provincia. “Absorbemos hasta donde podemos, pero no sabemos hasta cuándo. Nos ayuda que, dentro de todo, la pasta sigue siendo rendidora para la gente: con $ 260 seis personas comen tallarines, con salsa y queso rallado”, suma Gustavo Fernández Fugazot, presidente del Centro de Fabricante­s de Pastas Frescas de Capital .

En este marco, los farináceos pasaron también a liderar las subas del “changuito” de 50 productos masivos que Clarín monitorea en seis cadenas de supermerca­dos. El paquete de harina 000 relevado, por ejemplo, un 119% en el último año ( de $ 7,68 a 16,86), el paquete de fideos secos un 59% (de $ 15 a $ 23,90) y las galletitas en torno al 37% (ver página 5).

¿Por qué aumentó la harina? Los comerciant­es sospechan que los molinos acaparan el producto para generar escasez y venderlo luego a mayor precio, pero este sector lo niega y señala a los productore­s de trigo. “Nosotros no aprovision­amos, compramos trigo todos los días y a nosotros la tonelada nos pasó de $ 2.500 en diciembre a $ 6.500 hoy. No podemos no trasladarl­o”, plantea Diego Cifarelli, presidente de la Federación de la Industria Molinera, y afirma que “la harina sólo incide entre 15 y 18% en el costo del kilo de pan”.

“Lo que pasó -explica- es que en el mundo se redujo la oferta de cereal y eso elevó los precios en dólares, que influyen directamen­te en el mercado interno. Pero acá se sumó la devaluació­n y las inundacion­es. Aún así, si uno compara, en el mundo la tonelada cuesta 200 dólares y acá cuesta 260, habría que ver por qué...”.

En el Gobierno, por ahora, se limitan a decir que están monitorean­do la situación y niegan que falte trigo. Fernando Blanco Muiño, director de Defensa al Consumidor, consideró que “hay un poco de especulaci­ón” detrás de los aumentos. Pidió “no avalar” las subas comprando a precios elevados y sugirió “no tener miedo a las segundas y terceras marcas”. ■

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DAVID FERNÁNDEZ Panadería. En las de la zona sur de la Ciudad, como en este comercio de Barracas, el kilo de pan ronda los 50 pesos, mientras que en los barrios del norte llega a 60.

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