Siria y la crisis iraní, en una cumbre clave de Macron con Putin en Rusia
París pretende que el Kremlin presione a Teherán para no dejar el pacto nuclear. El destino de Siria.
Después de Versalles, el palacio de Constantino del zar Pedro el Grande en San Petersburgo. El presidente francés Emmanuel Macron y su colega ruso Vladimir Putin han elegido la suntuosidad de la historia para su nuevo encuentro, con la guerra civil en Siria, Irán y Ucrania como preocupación mayor, en esta visita a Rusia del jefe de Estado francés.
El mismo día que el jefe supremo de la revolución iraní desafió a Europa a respetar una serie de condiciones para que el acuerdo nuclear abandonado por Estados Unidos tenga vigencia, el presidente Vladimir Putin busca capitalizar las divergencias que existen entre los europeos y el presidente norteamericano Donald Trump en el tema ( Ver “Irán reclama garantías...”).
Putin y Macron se encontraron en San Petersburgo durante el Forum Económico y antes del Mundial de fútbol en Rusia.
Entre ellos, se ha establecido un diálogo franco, directo, pragmático y brutal, donde cada uno dice lo que piensa del otro.
Macron llegó a Rusia el mismo día que una investigación acusó a Moscú de tumbar al avión de Malasia Airlines sobre Ucrania. La novedad se produjo luego del envenenamiento químico del ex espía Serguei Skripal y su hija en Gran Bretaña y con el acuerdo nuclear iraní de 2015 en terapia intensiva a la espera del resultado de negociaciones.
“Aun si es difícil, el diálogo siempre se ha mantenido con Rusia”, dijo el Eliseo en un briefing antes del viaje presidencial.
La posición es pragmática :” Nosotros compartimos la misma voluntad de mantener el sistema multilateral. Rusia está presente en Siria, en Medio Oriente y tiene buenas relaciones con Irán. Nosotros debemos hablar con ellos, aun manteniendo los ojos abiertos”, dijo el diplomático francés.
El Forum Económico en San Petersburgo fue una excusa para este “tête à tête”, marcado por el controvertido escenario en Siria y el acuerdo nuclear iraní, especialmente.
“El momento que nosotros vivimos impone que nuestros dos países puedan tomar iniciativas comunes”, dijo Emmanuel Macron.
A pesar de las tensiones con Rusia y las expulsiones de diplomáticos, Macron no canceló el viaje.
Tampoco Rusia impidió que Francia, Estados Unidos y Gran Bretaña bombardearan instalaciones del ré- gimen sirio, tras el ataque químico en Douma, una ciudad cercana a Damasco.
Existe un punto de convergencia en esta relación intrincada: el retiro norteamericano del acuerdo nuclear iraní y la decisión de la Unión Europea de mantenerlo.
Moscú y y París buscan salvar ese compromiso. Macron quiere convencer a Putin de persuadir a Irán de no retirarse del acuerdo. De lo contrario Irán va a retomar el desarrollo nuclear, como lo anunció su ayatollah supremo. El audaz Macron busca conseguir una acción común franco rusa para seducir a Irán .
El otro punto será Medio Oriente. Aunque ha conseguido una victoria militar, Putin no ha obtenido un triunfo político en Medio Oriente.
Macron cree que “todo el mundo ganaría” si Rusia y los Occidentales “unieran sus esfuerzos para estabili- zar a Siria” y que la guerra civil no se extienda y se transforme en un conflicto regional.
Pero el acuerdo va estar lleno de grises porque, aunque las convergencias existan, las diferencias sobre cómo abordarlas son diametralmente diferentes.
El mantenimiento o no en el poder del dictador sirio Bashar al Assad va a ser uno de los puntos de divergencias en esta visita de 48 horas a Rusia. Ucrania y la anexión a Crimea serán otra de las diferencias.
Francia va a insistir en que mantiene su posición en contra de la anexión.
En este contexto de acercamiento pragmático a Putin, los defensores de los derechos humanos temen ser olvidados en el encuentro.
Macron se encontraba el jueves con gente de la cultura y la sociedad civil, luego de la entrevista con Putin. El Eliseo no ha identificado a quienes participaban en ella. El temor de los protagonistas es que sean abandonados en nombre de los intereses económicos de las empresas.
Muchas empresas franceses continúan trabajando en Rusia, a pesar del embargo y las sanciones.
Putin busca capitalizar las diferencias que han distanciado a Europa de los Estados Unidos.