Clarín

Tucumán: las víctimas del derrumbe eran tres peatones que estaban haciendo compras

Una mujer y su hijo iban a buscar una funda de celular y los sorprendió el colapso del edificio. También murió un hincha de San Martín de Tucumán que fue a retirar una camiseta.

- TUCUMÁN. CORRESPONS­ALÍA. Manuel Riva tucuman@clarin.com

La gente pasaba por el lugar sin mirarlo, su tradiciona­l fachada ya no llamaba la atención de sus tiempos de esplendor como teatro y luego como cine. Hasta que el miércoles a la noche su estructura cedió y el edificio se desplomó sobre los peatones que pasaban delante de él. “El ‘Parravicin­i’ se derrumbó”, fue el grito en la calle y en las redes sociales se extendió como una velocidad viral. Los grandes y antiguos ladrillos quedaron esparcidos por la vereda. Debajo quedaron las ilusiones, alegrías y tristezas de dos hombres y una mujer que murieron allí, tal como informó Clarín en su edición de ayer. Eran vecinos que habían ido de compras al centro de San Miguel de Tucumán. Sus historias conmoviero­n a toda la provincia, mientras los rescatista­s removían los restos hasta confirmar que ya no había personas atrapadas.

María Cristina Sosa iba junto a su hijo, Miguel Morandini. Regresaban de un negocio de telefonía celular, que se encuentra a la vera del edificio derrumbado y pasaron por frente él cuando se desmoronó. Ambos mu- rieron en el acto. Acababan de comprar un protector para el teléfono de la mujer de 82 años y que cumplía 83 el próximo mes.

Según relato de familiares, el hombre siempre que iba al centro dejaba su auto en una de las cocheras colindante­s con el ex teatro. Más aún el miércoles que iba con su madre, que tenía problemas para movilizars­e.

Morandini era un ingeniero agrónomo de 50 años y con más de 20 de trabajo en la Estación Experiment­al Agrícola de Tucumán. Cumplía funciones en el departamen­to de Suelos donde se encontraba investigan­do el uso de la vinaza (desechó químico tóxico de la producción de azúcar) como fertilizan­te para mejorar la calidad de algunos tipos de suelo. Inició su carrera como investigad­or en 1994, era master en Ciencias Agrarias, y era el responsabl­e de los planes de trabajo y los protocolos de aplicación de vinaza, cachaza, ceniza y efluentes de la industria cítrica en los suelos que se transforma­ron en resolucion­es de la Secretaria de Estado de Medio Ambiente provincial. Este hombre reconocido por la institució­n -que decretó asueto por duelo- y por sus compañeros de trabajo estaba separado y tenía dos hijas. Sus amigos recordaban ayer que tenían por costumbre juntarse en un bar de la zona a comer un sándwich y tomarse un helado.

La tercera víctima fue Víctor Hugo Aranda (55), un hincha fanático de San Martín, quien se dirigía a un negocio de artículos deportivos cercano a retirar la camiseta del club de sus amores que ya había pagado y que pensaba estrenar el próximo domingo cuando el “santo” comenzará a disputar la serie final para lograr el ascenso a la Superliga del fútbol argentino. Sus amigos rápidament­e mostraron su dolor en su Facebook que se inundó de saludos y pésame. Su sobrina señaló que estaban destruidos y que su tío era “un enfermo” de los albirrojos tucumanos.

Por su parte Ramiro Canterella, amigo del hombre, dijo “que en paz descanse… anoche fue víctima del derrumbe.. que Dios los tenga en la gloria”. Otro de sus amigos dejó en su muro “querido amigo, el Parravicin­i te llevó en un momento de tu vida en que se te notaba feliz. Extrañaré tus comentario­s graciosos”. Los clubes más populares de la provincia, Atlético y San Martín se unieron en esta circunstan­cia para brindarle sus condolenci­as a las familias.

“Esto es una tragedia que nos llena de tristeza, de dolor. Primero las condolenci­as a las familias de las víctimas”, manifestó el gobernador Juan Manzur y agregó que “esperemos que la Justicia avance, hay que ver que estos hechos no vuelvan a ocurrir”.

Tras ingresar al lugar del derrumbe el fiscal Diego López Avila descartó que hubiese nuevas víctimas y adelantó que quedará vallado hasta que terminen las pericias. El edificio tenía 90 años y se encuentra a sólo 100 metros de la casa de Gobierno provincial. Enfrente está el colegio Santa Rosa donde ayer no hubo clases. Además los negocios de la zona permanecie­ron cerrados y se impidió el tránsito tanto peatonal como vial. ■

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TELAM Destrucció­n. Los viejos ladrillos quedaron esparcidos por la vereda y rompieron vidrieras de locales cercanos. Ayer comenzaron las pericias para determinar las causas.

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