Clarín

El costoso viaje a Kiev enojó a los hinchas de Liverpool y Real Madrid

Distancia, dificultad para viajar por falta de vuelos directos y altos precios es el combo de las quejas.

- Waldemar Iglesias wiglesias@clarin.com

Michel Platini, el mismo que ahora cuenta que hubo ciertos “arreglos” en el fixture del Mundial de 1998, fue quien tomó la decisión. En una de las últimas decisiones durante su gestión al frente de la UEFA, el ex crack de la Francia ochentosa decidió que la sede de la final de la Champions League de la temporada 2017/18 se jugara en Kiev. Sucedió en la sede de Nyon, en 2015. A la distancia son mu- chos los que evalúan que se trató de un error. Coinciden desde los hinchas de los dos equipos involucrad­os, Liverpool y Real Madrid, hasta los ciudadanos de a pie que se negaron a ofrecerle color y pasión local a la gran cita futbolísti­ca de Europa. El principal motivo es económico.

“Es un Mundial de un día”, contaba entusiasma­do Paolo Maldini -defensor estelar en los mejores días del Milan- en la antesala de la penúltima final, aquel duelo en el Meazza, entre los dos gigantes de Madrid, el Real y el Atlético. Aquella vez, la ciudad era una fiesta de calor y de color. La capital de la moda era en aquel momento de 2016 la capital del fútbol.

Kiev, en cambio, no luce encantada con el evento. Las bellezas de esta ciudad en la que la naturaleza convive en armonía con el furor por la construcci­ón contrastan con el en- tusiasmo escaso de los simpatizan­tes del fútbol. Muchos de ellos están enojados por los precios de las entradas, que oscilan entre los 70 y los 450 euros.

Los hinchas del Liverpool y del Real Madrid también se manifestar­on en contra de la sede. Por dos motivos fundamenta­les: la cuestión logística. Ucrania, que fue sede junto a Polonia de la Eurocopa de 2012, queda lejos: su capital está a 3.686 kilómetros de Madrid y a 2.300 de Liverpool. Además, sólo hay dos vuelos directos diarios desde la capital de España y ninguno desde la ciudad portuario desde donde los Beatles le cantaron al mundo.

Pero hay más: el aumento de precios ante la ocasión. Según relata el periodista Alberto Bravo, enviado de la agencia DPA, la cama que hace tres meses costaba 80 euros se disparó hasta los 800. “Y no en una habitación lujosa precisamen­te”, aclara.

La consecuenc­ia es un asombro: la reducción de la expectativ­a de estar en el epicentro. El Real Madrid contó con 12.802 entradas cedidas por la UEFA. Devolviero­n cerca de 3.000. Los hinchas del Liverpool, en tanto, se quejan a través de las redes sociales con vehemencia propia de los oscuros días de los hooligans.

Los organizado­res, sin embargo, estiman que el estadio Olímpico de Kiev ofrecerá una fiesta acorde a la circunstan­cia: el partido del año en el contexto de la competició­n de clubes más relevante del mundo. Con un detalle agregado que cuenta la historia: se trata de la final que más títulos cuenta entre sus participan­tes. Son 17. Las 12 Orejonas del Real Madrid y las 5 que ganó el Liverpool. Historia grande. Con presente grande. ■

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La espera. Inmigrante­s africanos que residen en Kiev, los más contentos con la final en su ciudad.

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