Clarín

El hijo -y el nietoque no reniega de su estirpe

Dirigió “Animal”, con Francella y Peterson, que estrenó ayer. Proviene de una familia del cine, y en esta entrevista recuerda a Armando, su abuelo, y a Víctor, su padre. El Oscar, y su relación con Isabel Sarli.

- Gaspar Zimerman Gzimerman@clarin.com

-¿Te gusta que se te asocie con tu viejo y tu abuelo?

-Yo soy lo que soy, sería un tonto si dijera que no me pueden asociar. Veo con mucho orgullo lo que hicieron mi abuelo y mi viejo, y todo lo que aprendí de eso. Desde la cuna vi cómo se hipotecaba una casa o se vendían muebles para filmar. Yo iba con el cuentagana­do a contar cuánta gente entraba a ver Los Superagent­es: sin duda, tengo una conexión con todo eso. Por suerte, por la publicidad pude viajar desde los veinte años: afuera nadie sabía quién era mi papá o mi abuelo. Ni mi bisabuelo, que fue dueño de los estudios San Miguel, importante­s en los años ’40 y ’50. Cuando les contaba anécdotas de mi familia, se morían de risa. Ya filmaremos la historia para una serie o una película.

Armando Bo nació marcado por un nombre y un apellido divisor de aguas en el cine nacional: popular, pero no prestigios­o. Un llamador de prejuicios. Por eso cuando en 2012 irrumpió como director con su opera prima, resultó una sorpresa: El último Elvis era sensible, emotiva, y contaba una historia mínima, aleja- dísima de aquellas bizarras aventuras protagoniz­adas por la Coca Sarli. Después, este nuevo Bo se recubrió del prestigio que no tuvieron ni su abuelo ni su padre: fue parte del equipo que en 2015 ganó un Oscar al mejor guión original por Birdman, su segundo trabajo con el mexicano Alejandro González Iñárritu después de Biutiful.

Después de tres años instalado con su esposa y sus dos hijos en Los Angeles, ahora volvió a la Argentina para filmar y estrenar su segunda película. La familia siempre está presente: para repetir una vieja tradición de su abuelo y su papá, salió con sus hijitos y el ex agente Delfín a pegar afiches de Animal en la calle. Y, como en El último Elvis y en las películas de Iñárritu, el coautor del guión es otra vez su primo, el también oscarizado Nicolás Giacobone.

“Veníamos laburando el guión desde hace cinco años. Estuvo la posibilida­d de hacerla en los Estados Unidos, pero había demasiada gente opinando y no encontraba la libertad de hacer lo que sentía. Conocí a Francella en un comercial de Quilmes, le mostré el guión y le gustó. El tenía que ser el protagonis­ta, y eso me decidió a hacerla acá”. -Entre “El último Elvis” y “Animal” estuvo el Oscar. ¿Cuánto te modificó?

-Crecí, aprendí y cambié mucho como persona y director. Todo lo que pasó con el Oscar fue impresiona­nte. Haber vivido tres años afuera, en contacto con tanta gente talentosa, me hizo ver las cosas de otra manera. Pero era necesario hacer esta película tomando todas las decisiones con una libertad total. Si una película no tiene un punto de vista, una cabeza que decide, es un híbrido. No quería arruinar la película. Quise hacerla a mi manera.

-¿Hollywood te desilusion­ó?

-No, para nada. Tengo varias cosas allá que van a salir en algún momento. Es genial cómo funciona, y al mismo tiempo es muy burocrátic­o, hay muchas vueltas. Eso sirve para proyectos gigantes, porque hay muchos temas legales y egos. Pero para engancharm­e con una película tengo que tener algo personal involucrad­o, porque soy un sufridor nato y dejo mucho en cada proyecto.

-¿El Oscar abre tantas puertas como se cree?

-Sí, sin dudas te abre un montón de puertas. Es una industria gigante y hay muchas ofertas dando vueltas, pero hay que elegir bien en qué meterse. Una película son dos años de tu vida y vas a quedar marcado de determinad­a manera. Por suerte yo tengo esta doble vida del mundo de la pu- blicidad, que respeto mucho y me ayuda a tomar las decisiones sin pensar que tengo que vivir del cine. Y eso me da libertad para hacer las películas por amor y no sólo por trabajo.

Esa doble vida publicitar­ia se desarrolla acá, en su oficina de Rebolución, la productora que ya tiene catorce años, en una casa de dos pisos bien setentista, a metros del Monumental. Bo está tan ansioso ante el estreno de Animal (“es Francella contra los superhéroe­s”), como satisfecho con el resultado.

“Después de haber ganado un Oscar, que te mete la presión de que todo lo que hagas tiene que estar a cierta altura, era muy importante para mí este segundo paso como director. Estoy orgulloso de que está en el nivel en que debía. Me representa y es diferente, tiene personalid­ad propia. No es una típica película de género, sino una mezcla de thriller, drama y comedia negra”.

-¿De dónde surgió la idea?

-Encontré un recorte en el diario de alguien que ofrecía “cambio casa por riñón”. Salió una nota sobre alguien que estaba abierto a esa transacció­n. Es muy fuerte que alguien ofrezca una parte de su cuerpo para cumplir el sueño de la casa propia. Tiene muchas lecturas. Yo veo todo con un poquito de ironía y me parecía increí- ble, triste y gracioso a la vez, llegar a ese extremo. Ese fue el germen.

-Y lo contrapusi­ste a un personaje que tenía todo en la vida.

-La película tiene una realidad propia, llevada al extremo. Decidimos que Guillermo fuera este tipo que tenía todo lo que nos indica la sociedad: buen trabajo, una casa hermosa, una familia ideal. La vida perfecta que nos venden. Pero cuando se encuentra con que necesita un riñón, empieza a romper con todo lo que le enseñaron.

-¿Con tu cine quisiste diferencia­rte de tu abuelo?

-Es que era otro mundo. ¿Cómo hacer eso de nuevo? Si hay algo que puedo tomar de mi abuelo es que hacía lo que quería, lo que sentía y lo que podía. Yo hago lo que puedo, siento y quiero. Cada uno tiene que hacer lo propio.

-¿Con la Coca Sarli tenés vínculo?

-No estamos en contacto, pero la respeto mucho, por lo que significa como artista y porque es parte de la vida y la historia de mi abuelo. Me apoyó cuando empecé, me dio una cámara de mi abuelo que tenía guardada. Yo nací y mi abuelo se murió a los dos años: no estuve en contacto con esa historia. A mí me pusieron Armando Bo, pero no pude decidir: si hubiera podido, por ahí me llamaría de otra manera.

 ?? JUAN MANUEL FOGLIA ?? Con proyectos en Hollywood. Armando Bo (39), que lleva el mismo nombre que su abuelo, escribió el guión con su primo, Nicolás Giacobone.
JUAN MANUEL FOGLIA Con proyectos en Hollywood. Armando Bo (39), que lleva el mismo nombre que su abuelo, escribió el guión con su primo, Nicolás Giacobone.

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