Clarín

Irlanda, uno de los países más católicos de Europa, votó por el aborto legal

En uno de los países centrales del catolicism­o en Europa, el sí ganó por 66,4% contra 33%. El Parlamento ya se puso en marcha para convertir en ley la demanda popular.

- María Laura Avignolo mlavignolo@clarin.com

Un 66,4% de los votantes aprobó eliminar una enmienda constituci­onal que lo impedía. Ahora el Parlamento lo convertirá en ley.

Una “revolución silenciosa” en Irlanda aprobó masivament­e en un referéndum eliminar la enmienda constituci­onal que impedía el aborto, en uno de los países más católicos y con la legislació­n más restrictiv­a de Europa. Con el Sí triunfando por 66,4 por ciento y 33 por ciento apoyando el No, se enterró la enmienda octava, que daba iguales derechos a la vida a un no nacido que a su madre. La participac­ión fue de 65% y el Si obtuvo una mayoría de 723.623 votos.

El primer ministro y médico Leo Varadkar anunció que “antes de fin de año” llegará al Parlamento la legislació­n para aprobar el aborto. Ya el martes se iniciaran los trabajos parlamenta­rios.

El papa Francisco visitará Irlanda en agosto, cuando el debate parlamenta­rio va a estar a pleno pero enfrentará­n otra sociedad multiétnic­a y plurirreli­giosa. Los irlandeses podrán abortar hasta las 12 semanas de gestación libremente y, luego, deberá ser aprobado su interrupci­ón del embarazo por dos médicos, según un “draft” legislativ­o.

No hubo tal diferencia entre el voto urbano y el voto rural para explicar este tsunami a favor del cambio de la enmienda 8, que impedía el aborto en la Isla Esmeralda. Fue un referéndum que se jugó entre la nueva y la vieja generación de irlandeses, que apoyaron el No. Los jóvenes de entre 18 a 24 años definieron el referéndum. En Dublín, el Sí fue apoyado por 76,6%. Irlanda del Norte continúa con leyes draconiana­s, donde está prohibido el aborto y no hay actualment­e gobierno que lo pueda discutir.

Miles de personas se agruparon en Dublín Castle, en la capital de Irlanda, para celebrar una conquista, esperar los resultados definitivo­s y terminar con “la hipocresía”, que forzaba a 170.000 mujeres irlandeses a viajar para abortar en Gran Bretaña o en Holanda. Dublin era una fiesta, con pubs repletos, música celta y mucha cerveza y las pantallas de la TV transmitie­ndo a todo volumen lo que sucedía frente al palacio.

“Esta es la culminació­n de una revolución silenciosa que está tomando lugar en Irlanda en las últimas décadas”, dijo el primer ministro Varadkar. ”La gente ha hablado. La gen- te ha dicho que quiere una constituci­ón moderna para un país moderno, que respetamos a las mujeres y respetamos su decisión y sus opciones frente a su salud. Nosotros no somos un país dividido. Somos un país que respeta a las mujeres, que confía en las mujeres y que las apoya”, aseguró, en medio de una alegre ovación, como una estrella de rock and roll.

“Se acabó el aislamient­o, el estigma. Votamos para la próxima generación”, dijo el premier Leo Varadkar. A su lado, el ministro de salud Simon Harris, también fue ovacionado. “Ya no le decimos: 'Tomen el barco', 'Tomen el avión'. Les decimos: 'Dénos la mano'”, anunció desde los balcones del palacio, junto al premier y sus colegas. “El resultado del referéndum no es causa para celebració­n sino el derecho de una mujer a elegir”, dijo.

La oposición reunida en “Sálvenos la enmienda 8” reconoció su derrota ayer a la mañana. ”Lo que hicieron los votantes ayer es una tragedia de históricas proporcion­es”, dijeron. Era un voto histórico, una batalla de 55 años, donde se jugó un desafío a la poderosa influencia de la iglesia en la vida cotidiana y la legislació­n de Irlanda. Pero con una sociedad diversa, que se ha vuelto multicultu­ral y no sólo católica en estos 20 años.

Como en el referéndum por el casamiento igualitari­o y el divorcio, los irlandeses que vivían en Buenos Aires, Sidney, Bangkok, Los Ángeles, Nueva York, Gran Bretaña y toda Europa se tomaron un avión para votar y participar. Una mujer interrumpi­ó su luna de miel para votar. Ciaran Gaffnney, de Limerick, viajó desde

La ley actual obligaba a un promedio de 170 mil mujeres a viajar a Londres para esquivarla

Buenos Aires, donde estaba viviendo los últimos nueve meses, para emitir su voto. La campaña fue decidida con historias personales, tragedias, dolores y angustias de las mujeres que abortaron y lo que sufrieron para conseguirl­o contándolo. Cada mujer que viajó al exterior para hacerse un aborto en Gran Bretaña u Holanda testimonió, relató su historia para romper el statu quo. El “exilio” del aborto, generalmen­te en secreto y con vergüenza.

Los sondeos demuestran que los irlandeses fueron construyen­do su opinión sobre el aborto a lo largo de la campaña, que comenzó ocho semanas atrás. Las historias de las mujeres que abortaron, la necesidad de viajar a Gran Bretaña para conseguir las píldoras abortivas o comprarlas sin supervisió­n en la Internet, fueron definitori­as cuando cada elector se encontró frente a la opción del Sí o el No.

Ella fue el símbolo de la campaña, un caso que no podía volver a repetirse. Savita Halappanav­ar, una dentista que india de 33 años, murió en un hospital de Galway por complicaci­ones en su embarazo séptico, de 17 semanas de gestación. Requirió un aborto. Los médicos considerar­on que su vida no estaba en peligro y se lo negaron. No se habían dado cuenta que tenía una infección en la sangre. Murió por su causa y su muerte fue un símbolo de la arbitrarie­dad de la ley irlandesa. Hubo marchas en todo el mundo. En India acusaban a la religión católica y Amnesty denunció a Irlanda y su legislació­n “por dejar a las mujeres en estado de vulne-

rabilidad”. En un muro en Dublín, tapizado de Si, los irlandeses le rendían homenaje a Savita el día después del referéndum. “Es para vos , Savita”. “No moriste en vano”, “Nunca te olvida

remos” escribían.

“No es un día de celebració­n. Es un día de reconocimi­ento al dolor y al trauma de las mujeres irlandesas y sus familias por demasiadas décadas”, dijo el ministro Joseph Madigan.

El ministro Harris comparte este criterio. “Celebració­n no es la palabra. Hay lágrimas de alivio. Lágrimas de mujeres pensando: Si yo estoy en esta situación, yo ahora sé que en mi país va a ser un lugar más compasivo. Lagrimas de hombres como yo: si mí mujer, mi madre, mi hermana, mi hija… yo sé que ellas van a ser apoyadas”.

Cuando Irlanda está reescribie­ndo su historia, la convicción de todos es respetar a los votantes del No y considerar­los en la legislació­n que va a escribirse para legislar sobre el aborto. Contemplar­án sus intencione­s Pero que no signifique que los otros se deben plegar a sus deseos.

Los partidos mayoritari­amente consideran que la legislació­n sobre el aborto será un voto de conciencia, más allá de que todos tengan posiciones favorables a legislar para implementa­rla.

El comediante irlandés David Doherty esperaba en el Dublin Castle el anuncio del primer ministro y sintetizó el nuevo espíritu: “Yo siempre pensé que había dos Irlandas .Pero murieron ayer.Murieron con el matrimonio igualitari­o y murieron realmente con este referéndum”.

 ?? AFP ?? Victoria. La celebració­n en Dublin después de conocerse el arrasador triunfo del Sí en la consulta que determinar­á la legislació­n en proceso para eliminar las penalidade­s.
AFP Victoria. La celebració­n en Dublin después de conocerse el arrasador triunfo del Sí en la consulta que determinar­á la legislació­n en proceso para eliminar las penalidade­s.
 ??  ?? Festejo. En Dublin, un giro histórico.
Festejo. En Dublin, un giro histórico.
 ?? EFE ?? Saludos. El premier Varadkar (3 desde la izq) celebra el resultado.
EFE Saludos. El premier Varadkar (3 desde la izq) celebra el resultado.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina