CARA A CARA
Desearía que el rol de Dujovne se formalice con un DNU. Así, no puede imponerse sobre el resto de los ministerios”
que yo tampoco comparto, tal vez ello implicaría un impuesto al turismo o una traba a las importaciones y el Fondo también lo aceptaría. ¿Por qué? Porque no podemos seguir gastando los dólares como venimos haciéndolo. -¿Qué dirá el Fondo del Banco Central?
-De vuelta, el FMI dirá “elija usted el modelo”. Y la Argentina podrá optar por un esquema de metas o de agregados monetarios.
-¿Qué haría usted?
-Agregados monetarios. La meta de inflación no la controla el Banco Central y a Federico Sturzenegger lo juzgan por una meta que no controla. Que lo hagan por una que sí decida.
-¿Qué visión cree usted tiene el Gobierno sobre esta vuelta al FMI?
-Ellos ven como que venían por la autopista a Rosario y se desvían por un camino de tierra pero siguen yendo a Rosario.
-¿Comparte esa lectura?
-Para mi íbamos a Rosario y ahora es como que agarramos la 2 rumbo a Dolores. La política económica cambió o cambiará en torno a atacar estos dos déficit que tenemos.
-¿Por qué dice que cambió o cambiará la política económica del Gobierno? ¿En definitiva no había un plan para bajar los déficit?
-No. El Gobierno se propuso disminuir el rojo fiscal pero sin convicción para encarar lo que los argentinos gastan en los shoppings de Santiago, Miami o Punta del Este. El déficit de cuenta corriente, o sea los dólares que entran y salen, muestra un exceso de gastos.
-¿Y qué pasó?
-El resto del mundo se avivó de que nos financiaban para vivir así.
-¿Y qué hay con el déficit fiscal? Hubo un compromiso de bajarlo
-Seamos claros. En 2016 y 2017 no hubo ajuste fiscal. El ajuste arranca al final del año pasado. Sin duda están haciendo algo ahora y es loable. Hay que reconocerlo. Pero pudo haber sido tardío y ahora habrá qué ver cómo sigue.
-¿Cuánto será la inflación este año? -Depende del acuerdo con el FMI. Si hago un promedio me da 26% anual a diciembre. La inflación sólo bajará si entramos en recesión.
-¿Y el dólar a fin de año?
-Entre $ 27 y $28. Pero ojo, es el pronóstico más difícil y aleatorio. En mi opinión este dólar de $ 25 debe ser al menos el piso que tengamos en diciembre. La tasa de devaluación debe ser igual o similar a la de inflación hasta entonces. Tenemos un desequilibrio externo grande, no podemos pedir prestado para vaciar los shopping de Santiago. Creo que lo mejor es mantener un tipo de cambio real de por lo menos $ 25.
-Le van a decir que se parece a los heterodoxos y estructuralistas que piden dólar alto.
-Acá no se trata de ortodoxia o heterodoxia. Y en todo caso no veo la diferencia. Hablo de un diagnóstico profesional, aunque sé que los economistas del Gobierno tienen otra visión. Si en lugar de mirar la deuda externa o los servicios en términos del PBI, medimos las fuentes de largo plazo para conseguir dólares vía exportaciones, Argentina está complicadísima. Exportamos 11% del PBI.
-¿Le preocupan las Lebac?
-No. No vamos a tener una entrada de dólares que obligue al Banco Central a expandir la base monetaria y ese stock caerá.
-Cálculos preliminares del equipo económico señalan que el crecimiento este año será entre 1,5% y 2% este año, ¿qué piensa usted?
-De acá a las elecciones veo una política económica de evitar daños mayores. Del segundo trimestre de este año al cuarto firmo el cero de crecimiento. ¿Y el año que viene? Dependerá mucho de lo que hagamos con el FMI. Este año creceremos cerca de 1,5% en promedio, supongamos 1% en 2019. Estamos en un proceso donde la reactivación cíclica termina y la economía se desacelerará sin lugar a duda. Pero es prematuro hablar de recesión.
-¿Macri gestiona una década perdida?
-En 2019-2020 tendremos un producto por habitante que será 4 o 5% menor al de 2011. Y la inflación no muy diferente a la de Cristina. Pero ojo, eso no quiere decir que no se haya cambiado la organización económica.
-¿Entonces se estará mejor?
-Por un lado sí. Vuelvo a repetir, veo muchas cosas buenas de Macri. Cambiar el rumbo, ingresar al mundo, eliminar regulaciones, evitar un Rodrigazo, quitar impuestos a las exportaciones, salir del default. También algunas reformas del Estado muy buenas como el Pami.
-¿Y por el otro lado?
-Faltan corregir los precios relativos. El 70% del esfuerzo de bajar de 3,8% de déficit fiscal a 2,5% este año consistió en la disminución de los subsidios para lo cual, si se quiere seguir bajando el déficit, hay que seguir ajustando tarifas tanto en 2018 como 2019. Además habría que anunciar otro aumento de transporte.
-O sea que el ajuste no terminó este año
-No. La llave del ajuste para 2018 es que las tarifas se sigan corrigiendo en el segundo semestre. ¿Será menos que el ajuste del primer semestre? Posiblemente sí, pero no será cero. Con la aceleración de la inflación y con un dólar más alto, vamos a una inflación levemente superior a la del año pasado.
-¿Y las consecuencias de ese ajuste?
-No podemos correr el riesgo de no seguir corrigiendo tarifas con tal de que la inflación sea más baja en uno u otro mes. Acá no se trata sólo de ‘dar’ precios para que los privados inviertan. Se trata de hacer un ajuste fiscal en serio, creíble. Mire, yo veo que vienen tiempos difíciles para la Argentina y lo que el Gobierno tiene que asegurarse es que la gente coma, para decirlo de algún modo. La búsqueda de disminuir los desequilibrios básicos tiene que estar acompañado por comedores abiertos 7 días las 24 horas. Esta economía lleva 7 trimestres de recuperación y tenemos este grado de conflicto e insatisfacción. Habrá gente que sufrirá el ajuste de los precios de los alimentos. -¿Habrá incertidumbre hasta 2019? -Depende del programa con el FMI y como recupere el agro. La pregunta que más me hacen los políticos es cómo será el primer y segundo semestre de la economía en 2019.
-¿Y qué les responde?
-Que no me da el bocho. Esperemos ver 2018. -¿Cómo ve su profesión de hacer pronósticos de economía: dólar, tasas, inflación?
-Tiende a desaparecer. Me siento un poco el precursor de esto en Argentina. Por mi estudio pasaron Santángelo, Melconian, Secco, Espert, Milei, Giacomini, Graziano, entre otros.
-Señaló que los economistas del Gobierno tienen “otra visión”, ¿qué quiere decir?
-Tienen una visión donde el producto y el crecimiento serán generosos. Pero la verdad es que no tenemos la base para crecer 20 años al 3,5%. Esperar que los desequilibrios se resuelvan por la tasa de crecimiento no es lo adecuado: son las disminuciones de los dos déficit lo que permitirá salir de la decadencia. ■