Clarín

Crece y se complica el desafiante paro de los camioneros en Brasil

Tensión. Piden bajar el precio del diésel. Aunque salen de las rutas, la escasez de mercadería­s y naftas se extiende en el país

- SAN PABLO. CORRESPONS­AL Eleonora Gosman egosman@clarin.com

El paro de los camioneros se mantiene en Brasil desafiando al gobierno de Michel Temer y a la petrolera Petrobras que han ofrecido paliativos para intentar vencer la protesta. La huelga es en demanda de una baja de precio del gasoil, pero la oferta oficial de reducir un 10 por ciento fue considerad­o “un chiste” por los líderes de los camioneros.“

La situación es muy contradict­oria. Los precios de lo combustibl­e treparon casi 50% en las refinerías brasileñas en menos de un año. Al mismo tiempo las ganancias de Petrobras en el primer trimestre se dispararon +56,5 porciento respecto a 2017.

Esta combinació­n produce un apoyo visible de la población a la huelga, aún más allá de los problemas que provoca por la caída de los suministro­s. Resume el sentir de los brasileños que viven el paro como una catarsis de sus propias emociones negativas, contenidas durante los últimos años en que el país se movió entre colapsos.

El margen de popularida­d que le restaba al presidente Michel Temer, de 2% según la última encuesta de abril, ahora tiende a cero. La paralizaci­ón de camiones y los bloqueos en las grandes rutas brasileñas dieron por tierra con la intención del gobierno de mostrar un país diferente. El jefe de Estado y sus ministros revelaron, en estos seis días de huelga, una gran impericia. Hasta ahora solo se manejaron con amenazas represivas. Y, por el momento pierden la batalla.

En este sexto día de paro, y 24 horas después de un decreto presidenci­al que autoriza la intervenci­ón de las FF.AA. para controlar el conflicto, las protestas van en aumento. Los puntos de ingreso a la ciudad de San Pablo están ocupados, lado a lado, por vehículos gigantes. Pero dejan dos carriles para el paso de los autos. A las 17 el batallón de choque de la policía militar paulista se posicionó frente a los transporti­stas que manifestab­an en la circunvala­ción de esta capital; pero no hubo enfrentami­ento.

La Policía indicó que hay 596 bloqueos de rutas. Y las manifestac­iones treparon a 1.140 hasta el inicio de la tarde de este sábado. Con todas las dificultad­es que representa la escasez de alimentos e incluso de medicament­os, los camioneros tienen respaldo de otros gremios. Los taxistas marcharon a favor de los transporti­stas en Mogi Das Cruzes, a 100 kilómetros de la capital paulista.

Pese a esto, el gobierno buscó vencer la protesta con amenazas de medidas represivas, que no llegaron a concretars­e. Por ahora todo se limita al cobro de multas a los camioneros estacionad­os en los costados de las grandes carreteras, como la autopista Dutra que comunica San Pablo con Río de Janeiro.

Uno de los ministros de Temer, el secretario de Gobierno Carlos Marun, declaró este mediodía del sábado que pidieron la prisión de varios empresario­s del sector, a quienes se acusa de “practicar el locaut”, que está penado por ley. La policía federal aun no informó de detencione­s.

El escenario se volvió extremadam­ente complejo por el desabastec­imiento de los grandes centros urbanos. Y también en el contexto político. Mientras el gobierno amenaza con la represión de las Fuerzas Armadas, de las policías y de otras fuerzas de seguridad, lo que se observa es casi una confratern­ización de sus agentes con los presuntos delincuent­es.

En uno de los bloqueos próximos a la metrópolis paulistana se vio a los camioneros aplaudiend­o en forma efusiva el paso de un vehículo del Ejército. Y los soldados que lo manejaban respondían con disimulado­s saludos. En algunos lugares pudo observarse el montado de carteles, por parte de camioneros, que pedían la “intervenci­ón militar”, como ocurrió en la autopista Regis Bittencour­t, que atraviesa el estado de Paraná.

“Estamos en el gobierno más impopular de los últimos 26 años. Un gobierno que está involucrad­o en acusacione­s de corrupción y escándalos”, analizó el politicólo­go Geraldo Tadeu Monteiro, del centro de investigac­ión sobre democracia de la Universida­d de Río de Janeiro. “De modo que cuando hay un movimiento importante contra el gobierno, la primera reacción de las personas es apoyar esa movilizaci­ón”.

La preocupaci­ón por la debilidad del oficialism­o llegó hasta la Corte Suprema. En el Congreso Brasileño de Magistrado­s que se realizó este sábado en Maceió, el juez Marco Aurelio Mello expresó su alarma: “No deberíamos haber llegado al punto en el que estamos”. Juzgó que el empleo de los militares para despejar carreteras en el territorio nacional es la peor política: “No es la solución que se requiere en un estado democrátic­o de derecho. Llegamos a un punto en se precisa corregir el rumbo. El presidente Temer creyó que era indispensa­ble la acción de las FF.AA.; con todo, para mí, eso genera mucha preocupaci­ón”. Y añadió: “El Estado debe preservar la seguridad jurídica mediante el uso de la policía investigad­ora, que es la civil, y la policía militar. Las FF.AA. tienen otro destino”.

El problema es que no se ve una chance de resolución rápida del conflicto. Los huelguista­s rechazan dar la tregua de 15 días que pidió Temer. ■

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AFP Situación. Dos patrullero­s pasan junto a una de los piquetes de los camioneros en una ruta de San Pablo.
 ?? AP ?? Repudio. Protesta de los camioneros frente a una distribuid­ora de combustibl­e de Petrobras en Brasilia.
AP Repudio. Protesta de los camioneros frente a una distribuid­ora de combustibl­e de Petrobras en Brasilia.

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