Nora Botta (70), vecina de Flores
“Faltaban $ 50.000. ‘Y bueno, de algo hay que vivir’, dijo el administrador”
Nora Botta (70) vive en un edificio casi en el límite entre Flores y Caballito. Desde que se mudó allí, hace 23 años, está el mismo administrador. Y ella asegura que no logra sacarlo: “Administra 10 o 12 edificios, pero tiene sólo cuatro registrados. Liquida mal las
expensas, a tal punto que una contadora que le hizo una auditoría se dio cuenta de que faltaban $ 50.000. ‘Y bueno. De algo hay que vivir’, respondió él”. “Una vez pidió $ 20.000 para un arreglo de las instalaciones de gas cuando eran $ 2.000. También pidió un ‘diezmo’ del 40% al ingeniero a cargo de una obra en el edificio, entonces el hombre hizo un trabajo que no fue el prometido y el administrador lo dejó
ir sin la conformidad de los consorcistas”, recuerda. En las asambleas la tensión que se genera es tal que hasta “hubo piñas”.
Nora denunció al administrador ante la AFIP, le mandó cartas documento e incluso quiso hacerle juicio penal por robo, “pero no había quién me acompañara,
por eso desistí”. También lo citó dos veces a mediación, sin éxito. “No hay un organismo que se haga cargo de hacer respetar la ley”, resalta.
Su edificio está habitado en gran parte por adultos mayores, cuyas expensas son abonadas por sus hijos. Eso, para Nora, res
ta interés en participar y, en consecuencia, no ayuda a tomar acción contra la administración.