España: el líder de Podemos recibe el apoyo de su partido y no renunciará
Pablo Iglesias y su compañera compraron una casa por más de 600.000 euros. Y estalló el escándalo.
El líder de Podemos, Pablo Iglesias, y su compañera y futura madre de sus mellizos, Irene Montero, parecen haber salvado la ropa. Y es que habrían obtenido el respaldo del 68,42% de participantes en la consulta a las bases de la agrupación para permanecer en sus cargos institucionales y orgánicos como secretario general y portavoz en el Congreso.
La crisis se originó por la compra de una casona de 615.000 euros y la firma de una hipoteca de 540.000 euros. Unos 128.300 votantes se han decantado por su continuidad frente a los 59.224 inscritos (31,58%) que creen que debían dimitir, según publicaron medios españoles.
“Con más de 128.000 apoyos que representan casi el 70% de los participantes en la consulta más numerosa de nuestra historia, mi obligación es seguir al frente de Podemos y representar dignamente tanto al 70% que me apoya como al 30% que querría otro secretario general. Lo asumo con más ilusión y también con más madurez que nunca”, dijo Iglesias en una carta abierta a través de su cuenta de Facebook.
Al comprar una lujosa casa con jardín en las afueras de Madrid, Pablo Iglesias buscaba un remanso de paz familiar. Pero el carismático fundador y líder del partido de izquierda Podemos encontró algo bien diferente: una tormenta política. La compra del chalet fue vista por los críticos como señal de que la pareja traicio- nó su origen y se unió a “la casta” burguesa que lleva años fustigando. Tras días de acoso mediático, filtraciones propias de la prensa y artículos contrastando el “dicho y el hecho” de los líderes de Podemos, Iglesias y Montero optaron por una solución inesperada: someter al voto de sus bases su continuidad al frente del partido.
“No pensábamos que tener a nues- tros hijos en un contexto más tranquilo iba a generar este debate”, explicó Iglesias sobre los mellizos que espera Montero, “pero una vez generado, la decisión la deben tomar ahora los y las inscritas en el partido”.
Se trata de casi medio millón de militantes habilitados para votar desde el martes hasta ayer a la pregunta: “¿Consideras que Pablo Iglesias e Irene Montero deben seguir al frente de la secretaría general de Podemos y de la portavocía parlamentaria?”
Los resultados definitivos de la votación se conocerán hoy. Pero ni siquiera el previsible respaldo mayoritario a Iglesias y Montero cierra la crisis de imagen y la división interna abierta en el tercer partido más fuerte del Congreso español.
El primer problema, previsible, fue que la compra del lujoso chalet ofreció munición política a los críticos de Podemos, un partido surgido al calor de los “indignados” que revolucionó desde 2011 el paisaje político español con sus consignas de izquierda.
En cuanto se conoció la noticia, muchos recordaron un tuit de 2012 en el que Iglesias criticaba al entonces ministro Luis de Guindos por comprar una casa al mismo precio: “¿Entregarías la política económica del país a quién se gasta 600.000 eu-
ros en un ático de lujo?”.
Los defensores de la pareja, en cambio, apuntaron que Iglesias, de 39 años, y Montero, de 30, compraron la vivienda en una parcela de 2.000 metros cuadrados con jardín y piscina gracias a una hipoteca del 90 por ciento y en un esfuerzo económico acorde con sus salarios. Pero el verdadero conflicto para la pareja no se originó en el exterior, sino en el mismo seno del partido. Tanto el lujoso capricho como el manoseo mediático indignaron a diversos sectores de Podemos, así como la consulta abierta para dirimir una crisis personal.
El jefe de la corriente anticapitalista de Podemos, Miguel Urbán, consideró “innecesaria” la votación, vista por muchos como un reflejo del personalismo de Iglesias. “Me hubiera gustado más ver consultas sobre programas que consultas de este tipo”, lamentó Urbán.
José María González, alcalde de la ciudad de Cádiz conocido como “Kichi”, publicó una dura carta abierta en la que dijo que no quería “dejar de vivir en un piso de currante (trabajador)” y defendió la necesidad de “vivir como la gente”. En una muestra de disgusto, el sector anticapitalista de Podemos decidió no participar en la consulta. ■