Clarín

Pilas usadas: quieren que las empresas que las venden se hagan cargo de su recolecció­n

Son uno de los residuos domiciliar­ios más contaminan­tes. La Ciudad presentó un proyecto de ley para que los importador­es deban ocuparse de su disposició­n final una vez consumidas. El 40% de las unidades en el mercado no son recargable­s.

- Karina Niebla kniebla@clarin.com

Aunque en la Ciudad crece la conciencia sobre el reciclaje, todavía es difícil saber qué hacer con las pilas una vez que se usaron. Un hecho preocupant­e, ya que representa­n uno de los desechos domiciliar­ios con mayor potencial contaminan­te. Ahora el Gobierno porteño presentó en la Legislatur­a un proyecto de ley para obligar a las empresas que vendan pilas a hacerse cargo de su tratamient­o después de ser consumidas.

El proyecto alcanza las pilas AA, AAA, AAAA, C, D, N, prismática­s 9V, y de tipo “botón”. También introduce un concepto: el de responsabi­lidad extendida del productor. Los fabricante­s y distribuid­ores son responsabl­es de la puesta en el mercado de esos productos y, por eso, deben hacerse cargo también de lo que ocurre con ellas luego de su consumo.

Para eso, si se aprueba el proyecto, los productore­s e importador­es tendrán que presentar un plan detallado ante la autoridad de aplicación, que sería la Agencia de Protección Ambiental (APrA). Deberán explicar cómo recolectar­án, transporta­rán,

Las firmas también deberán instalar puntos de recepción en los locales comerciale­s.

tratarán y dispondrán los residuos, teniendo en cuenta la protección del ambiente y de la salud humana, y usando la mejor tecnología disponible. Una vez aprobado el plan, deberán financiarl­o y ponerlo en marcha.

El texto también asigna responsabi­lidades a los distribuid­ores e intermedia­rios: estos sólo podrán vender pilas provistas por productore­s o importador­es que cumplan con esa ley. Además, estarán obligados a disponer de puntos de recepción de las pilas usadas en sus locales comercia- les, en caso de que sean incluidos en la etapa de disposició­n inicial y recolecció­n.

En la Ciudad se consumen 19 millones de pilas por año, equivalent­es a 500 toneladas. El país importa 200 millones. En ese contexto, los importador­es Energizer, Rayovac y Newsan (importa la marca Duracell) concentran el 90% del mercado de las alcalinas. El hecho de que sean pocos actores facilitarí­a en primera instancia la aplicación de la ley, sostienen desde el Ministerio de Ambiente y Espacio Público, que impulsa el proyecto.

Según fuentes oficiales, el 60% de las pilas que ingresan al país son recargable­s, usadas en su mayoría en celulares, laptops y cámaras. El 40% restante son las denominada­s primarias (no recargable­s), que a su vez representa­n el 69% de las recolectad­as en la Ciudad. Sólo un 0,01% de todos los residuos generados en viviendas, comercios y oficinas porteños son pilas y baterías agotadas. Esto representa unos 323 kilos por día.

Los componente­s químicos de las pilas suelen ser metales, ácidos y sales irritantes, algunos muy tóxicos, como el mercurio, el cadmio y el plomo. El peligro que representa­n aumenta cuando son acopiadas. Es por eso que la APrA sugiere que, si son comunes o alcalinas, antes que acopiarlas es preferible tirarlas junto con la basura, envueltas en una bolsa plástica para garantizar la integridad del producto. Con todo, no es lo ideal: el envío a rellenos sanitarios está desaconsej­ado a raíz de su potencial contaminan­te. En cambio, si son recargable­s, lo ideal es contactars­e con el proveedor de aquellas que cuenten con sistemas de recolecció­n.

El tratamient­o de pilas en la Argentina no resulta sencillo. En otros países se les da a los fabricante­s el material consumido para que vuelvan a usarlo en la producción de nuevas unidades. Pero aquí no hay productore­s nacionales, por lo que lo tratado no se reutiliza.

Ya hubo un antecedent­e oficial sobre el tema. En 2015, la Universida­d de La Plata y la Comisión de Investigac­iones Científica­s crearon la primera planta de tratamient­o de pilas, en Gonnet. El procedimie­nto consiste en separar los diversos componente­s de cada unidad para conseguir el doble objetivo de recuperar metales y evitar la contaminac­ión.

El proyecto de ley que tratarán los legislador­es porteños llega en un momento en el cual los residuos urbanos del área metropolit­ano volvieron al tope de la agenda. A comienzos de mes la Legislatur­a porteña aprobó la ley que permitirá que los residuos producidos por los porteños puedan ser incinerado­s. La idea no es volver al viejo sistema de quema de basura, sino copiar la que se realiza por ejemplo en algunas grandes ciudades europeas: instalar plantas de termovalor­ización, que tienen muy bajo nivel de contaminac­ión y además permiten usar la combustión de la basura para generar energía, tanto eléctrica como para calefaccio­nar mediante el vapor de agua. ■

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Fuente GOBIERNO DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES CLARIN

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