El Colón también salió a la calle para celebrar con la gente
En este caso, nunca mejor dicho, el espectáculo estuvo tanto afuera como adentro. Adentro, se sabe, el Teatro Colón vivía una jornada de celebración por el 110° aniversario del actual edificio. Un total de 2750 espectadores.
Y ahí nomás, en la Plaza Vaticano, en la esquina de Libertad y Viamento, la función podía seguirse a través de una pantalla gigante. Una forma de llevar el Colón a la gente.
Para eso fueron instaladas 3000 butacas que hacia las 15 horas empezaron a ser ocupadas por los vecinos. Quedaron chicas. Poco menos de 4500 personas siguieron esta fiesta donde la cultura no tuvo barreras sociales. Opera, mate y bizcochitos.
Sin dudas fue un paseo curioso el que podía observarse ayer por la tarde, en los alrededores del Colón, con el Obelisco como espectador permanente allí, a pocos metros. Sonaba la música en una tarde que afortunadamente acompañó el programa: ni frío, ni calor, por lo menos antes de que anocheciera. Y, como corresponde cuando la alta cultura se acerca al pueblo, ese mix que puede llegar a contemplar a una soprano “sufriendo” lo suyo, y de telón de fondo, alguien que corre el 39, un 70 que toca bocina no se sabe a quién en el Metrobus, y ese típico andar cancino de tachero dominguero, sorprendidos ante tanta gente en los alrededores de nuestro máximo teatro.
Baños químicos para los vecinos, puntos para poder tomar agua, bastaba caminar por ese teatro popular para registrar un público claramente heterogéneo. Por un lado están los padres a los que les cuesta que niños tan chicos mantengan silencio, por otra lado hay una presencia importante de parejas juveniles, y luego una clara mayoría de gente mayor, mu- chos de los cuales emprendieron la retirada al cabo del intervalo, ya cuando el frío empezaba a pretar sobre la 9 de Julio. No podía faltar, claro, esa raza especial siempre al acecho de caras mediáticas para registarar en modo selfie: generaron corridas Cristina Pérez, Magdalena Ruiz Guiñazú, Paloma Herrera, entre otros. ■