Secuestros, disparos y amenazas en una guerra narco que aterroriza a Tucumán
Tres clanes se disputan el manejo de la venta de droga. En una misma noche un grupo atacó a balazos la casa de un jefe barrabrava y se enfrentó a tiros con una familia enemiga.
El secuestro de una mujer y las amenazas intercambiadas posteriormente pusieron en el centro de la escena una disputa entre tres familias por el poder y el tráfico de drogas en Tucumán.
Ese secuestro ocurrió hace un mes y días, pero tuvo repercusiones en esta semana, con una nueva escalada de la violencia. Un grupo de atacantes, presuntamente vinculados a la familia Toro (a la que pertenece Margarita, la mujer secuestrada) atacó a balazos la casa de Gustavo "El Gordo" González, líder de “La Inimitable”, la barra de Atlético de Tucumán. Ese grupo es manejado por el clan Acevedo, quienes señalados como los ideólogos del secuestro por la propia víctima.
El lunes, cerca de la medianoche, González y su familia se preparaban para cenar en su casa de la calle Rafael Obligado, a pocas cuadras del parque 9 de Julio. Al menos dos personas que se movían en una moto co- menzaron a disparar contra la vivienda.
Un policía, que estaba de consigna en el lugar, salió del Ford K donde se encontraba y se identificó. Los atacantes, al descubrirlo, también le dispararon varias veces. El agente realizó al menos dos disparos al aire y logró salvarse arrojándose al piso. “Cuando terminó todo comencé a gritarle para saber si estaba vivo. No me contestaba y me asusté porque habíamos pensado que lo habían matado. Cuando salimos lo encontramos muy asustado, nervioso. Le habían baleado el auto donde él estaba sentado cumpliendo esta tarea. Estos desgraciados no respetan nada, son capaces de cualquier cosa”, señaló “El Gordo” González.
El líder de“La Inimitable” apuntó directamente contra la familia Toro por el episodio. “Ellos (por los Toro) tienen problemas con todo el mundo. Después de haber concretado el ataque a mi casa, se fueron y se encontraron con los Carrión (el tercer clan que protagoniza los enfrentamientos), a los que también atacaron a balazos. Está claro quiénes son los que están generando terror en el barrio”, agregó.
La seguidilla de ataques y amenazas se intensificó a partir del 25 de abril. Ese día, Margarita Toro salía de su casa del barrio Villa 9 de Julio –al norte de la capital tucumana- cuando fue abordada por un grupo de personas que se la llevó y la mantuvo secuestrada por unas cinco horas.
Los captores pidieron un rescate
Ellos (por los Toro) tienen problemas con todo el mundo. Están generando terror”.
El “Gordo” González
Dueño de la casa baleada
de 2 millones de pesos y la familia de la mujer entregó 500.000, según pudieron reconstruir los investigadores. Tras recuperar su libertad, la víctima acusó “El Gordo” González de estar detrás de su secuestro.
Horas más tarde se viralizó un audio que alertó a las fuerzas de seguridad. “Ya no nos importa la cana. Acá terminamos cuando nos matemos todos”, amenazaba una voz masculina, aclarando que “con la patrona nadie se mete”. El mensaje anticipaba una venganza por el secuestro de Margarita y habría sido grabado por un familiar de la mujer. Trascendió justo el mismo día en que se enfrentaba Atlético Tucumán con el equipo boliviano The Strongest, por Copa Libertadores. Prometía ser un golpe directo al centro de poder de los Acevedo.
Aunque esa masacre no se concretó, las autoridades temen que la escalada de violencia termine con muertos. La hipótesis más firme es que el enfrentamiento va de la mano de la lucha de poder para quedarse
con la venta de droga en algunos barrios de San Miguel de Tucumán.
En esta historia se suma otro clan de la zona, los Carrión. Ellos y los Toro se enfrentaron a tiros el lunes a la noche, luego de los disparos contra la casa de “El Gordo” González. La guerra entre ambas familias tuvo un pico de tensión en 2015, cuando un adolescente perdió un ojo por un perdigonazo y otro terminó con una herida de bala en el estómago. Por ese hecho fueron condenados a siete años de cárcel dos miembros de los Toros. Pero los choques entre ambos grupos nunca terminaron.
Fuentes del área de seguridad de la provincia estiman que la disputa creció ante la caída en desgracia del clan Ale, cuyos principales jefes, los hermanos Angel y Rubén, fueron sentenciados a fines del año pasado a 10 años de cárcel cada uno por asociación ilícita y lavado de dinero (ver Se derrumbó...). El temor es que los últimos episodios recalienten una guerra que pueda bañar de sangre a la capital tucumana. ■
Ya no nos importa la cana. Acá terminamos cuando nos matemos todos”. Miembro de los Toros Amenaza viralizada por la banda