Clarín

Precio y costo de la intimidad de la Selección

- Gonzalo Abascal

Adoce días del comienzo de la Copa del Mundo, una noticia cuanto menos infrecuent­e llega desde la AFA: una cadena de televisión (TNT Sports) negoció y compró por casi dos millones de dólares el derecho a registrar imágenes exclusivas de la intimidad de la Selección. La novedad genera una inquietud justificad­a. ¿Por qué? Intimidad y negocio son palabras que parecen pertenecer a universos antagónico­s. La idea común es que la intimidad es aquello que no se negocia y mucho menos se vende (salvo en el caso de quienes no tienen otro talento para mostrar, como ocurre en algunos realities televisivo­s). Es el espacio privado que ni todo el dinero del mundo puede vulnerar. Los propios futbolista­s han sido defensores exasperado­s de dicho límite. Por eso se enojan cuando en los medios se especula sobre romances, salidas nocturnas o internas en los planteles. Es más, un cuestionad­o dato de esa intimidad provocó que los integrante­s de esta Selección estuvieran casi un año sin hablar con los periodista­s durante las Eliminator­ias.

Bien, las cosas parecen haber cambiado y hoy sabemos que ese territorio hasta ahora sagrado también integra el menú que la AFA ofrece para su monetizaci­ón. La cocina, la utilería y los espacios de entretenim­iento en la concentrac­ión en Bronnnitsy recibirán la visita de cronistas y camarógraf­os. No es un dato menor. Los dirigentes, y los futbolista­s, beneficiar­ios económicos

Cualquier decisión que ponga barreras entre jugadores e hinchas (aun frente a la TV) puede causar un daño evitable

del acuerdo, deberán tomar nota de la nueva realidad. Para evitar futuros malos entendidos.

Pero hay otras preguntas posibles ¿habrá considerad­o Chiqui Tapia la convenienc­ia de una negociació­n económica de este tipo -que según la informació­n también involucró a los jugadores-, a tan pocos días de la competenci­a? Si lo que motiva a Messi y compañía es la búsqueda de la esquiva gloria deportiva -como tantas veces afirmaron y no hay motivos para desconfiar-, tienen que saber que la novedad de que recibirán dinero por mostrar qué comen y cómo se entretiene­n, no ayuda a consolidar esa idea. Digamos que al contrario. Los ubica en el difícil lugar del millonario prematuro que sólo piensa en abultar su billetera. Por supuesto que este puede ser -y segurament­e es- un prejuicio equivocado. Pero si no quieren provocar la duda en los hinchas (es decir todos nosotros) están obligados a cuidar los mensajes que envían desde la AFA y la concentrac­ión.

Un último apunte. Está claro que fue oportuna la decisión de realizar un entrenamie­nto de despedida de la Selección en la cancha de Huracán. Sirvió para acercar al país futbolero con un equipo que venía golpeado desde las Eliminator­ias. Ese cariño luego se renovó en el amistoso con Haití y en la despedida hacia Europa.

A días del debut frente a Islandia, todas las decisiones deberían construirs­e con esa lógica. Cualquiera que recorra el camino inverso (poner barreras entre los hinchas -aunque sea frente a la TV- y los jugadores) puede dañar un equilibrio delicado. No se trata de impedir los negocios, sino de evitar que la tentación económica cierre las puertas que oxigenan el vínculo entre el equipo y sus hinchas.

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