Nuevas formas en la prestación de servicios
En los últimos años han surgido diferentes servicios ofrecidos por Internet que han roto el esquema
tradicional de comercio en la venta u ofrecimiento de alguna prestación. Son servicios disruptivos que están marcando el surgimiento de nuevas formas de transacciones y contrataciones comerciales. Incluso hay algunas que están modificando las relaciones y la comunicación interpersonal, ofreciendo plataformas de encuentros que tienen lugar, en primer lugar, en un ámbito virtual para luego transformase en real y físico.
Sólo por nombrar algunos ejemplos: Airbnb no tiene un solo inmueble en el mundo y es la plataforma de renta temporaria más importante. Facebook no posee una sola red física o inalámbrica y es la red de comunicaciones con más tráfico que existe. Uber no es poseedor de ningún automóvil y transporta a miles de personas diariamente. Whatsaap no tiene ninguna licencia de telecomunicaciones y es el medio de conversación de más de 1000 mi- llones de personas.
De todo esto surge una afirmación obvia: algo está ocurriendo. Los Estados en vano tratan de regular a estos fenómenos comerciales, lo que se dificulta por diversas razones; la disparidad de nodos de conexión, la imposibilidad de aplicar leyes en territorios ajenos, lo que deriva en prohibiciones de operar o prestar servicios locales.
Todos ellos son solo atisbos de una lucha en vano. Sentencias judiciales o cortapistas a las formas de pagos, demuestran que desde un comienzo la batalla está perdida. Podríamos retrotraernos y vemos que la historia es la lucha del ser humano confrontándose entre el deseo de avanzar, modificar estructuras y conceptos preestablecidos, contra el status quo y la inmovilidad de la monotonía del presente.
El resultado es la innovación, el cambio y las nuevas formas que el individuo busca para llevar a cabo su desarrollo personal. En las nuevas tecnologías aplicadas a las prestaciones tradiciones vemos que se lleva a cabo nuevamente la censura y la persecución adoptando nuevas maneras y formas. Internet ha roto el esquema de quién genera las leyes, quién las aplica y quién sanciona su incumplimiento.
El desafío para entender esta nueva realidad es no ir en su contra; es comprender que algo se está modificando en nuestro entorno, y ante el temor de ese cambio siempre se pretender que siga todo igual. A diario asistimos a nuevos emprendimientos que van desde empresas familiares o unipersonales en donde la vida hace su camino contra los embates más duros.
La posibilidad de generar trabajos espontáneos y genuinos, o de aprovechar mejor el tiempo, mejorar y optimizar la utilización de vehículos para el transporte de personas o el uso de viviendas desocupadas, por nombrar algo de lo que ya forma parte de nuestra vida. Cambios perceptibles y que se incorporan a nuestras actividades diarias sin darnos cuenta, son los hechos que van más allá de las normas o de lo que pretenda un regulador. ■