De la Patagonia a EE.UU.: la odisea en barco de 5 mil kilos de huesos
Travesía final. Fueron dos meses y medio de viaje para llegar a destino.
Cuando los dos containers con la réplica del dinosaurio más grande del mundo llegaron al Puerto de Buenos Aires, llegó también la sorpresa: la división drogas de la policía quiso ver el contenido. Y aunque todos los papeles estaban en regla, los técnicos del Museo Egidio Feruglio debieron sacar una por una las piezas que en total sumaban 5 mil kilos. Las autoridades querían estar seguras que entre tantos huesos hechos de resina, fibra de vidrio y poliuretano no se encontrara escondido algún cargamento de droga.
Así empezó el largo viaje hasta que la réplica del “Patagotitan mayorum”, llegara al Field Museum de Chicago. El armado y ensamblado de las piezas tardó 7 meses. Trabajaron 15 personas. El viaje comenzó en dos camiones desde Trelew hasta el puerto de Buenos Aires. Luego en barco hasta el puerto de Nueva York. El traspaso hasta Chicago fue en un tren de carga. Tiempo total de travesía: 2 meses y medio. Maximiliano Iberlucea y Florencia Gigena formaron parte de la delegación de 12 personas que hicieron el viaje. Conversaron con Clarín contando impresiones y anécdotas.
Para el museo de Chicago, la presencia de esta réplica es de suma importancia. Desde la llegada de la réplica (aún si armar) tuvieron 23 mil visitas en su sitio. Solo en un día y medio. El dino fue armado en el hall central y aún antes de que se arme en forma completa la gente ya desbordaba el salón. Los técnicos del Feruglio tropezaron con algunos inconvenientes. Debieron armar en zigzag la enorme cola para que no obstruya las vistosas arañas de luz que tiene el hall.
Durante esos días se presentó un coro, una orquesta y hasta se realizó un casamiento. Ese día, la gente del museo trelewense debió dejar de trabajar antes para permitir el armado del catering, mesas y sillas que iban a servir para que los invitados a la boca estén más cómodos.
La historia del dinosaurio comenzó en 2012 cuando el peón de campo Aurelio Hernández descubrió el primer hueso de lo que luego sería uno de los hallazgos más asombrosos de los últimos años. Se trataba de un fémur, que según los primeros estudios pesaba igual que el de 14 elefantes africanos, por lo que el animal habría pesado entre 70 y 100 toneladas. Fue en un campo de la localidad chubutense de Las Plumas.
Los fósiles originales están depositados en la colección del MEF, pero el impacto de su descubrimiento fue tan grande que otros museos del mundo comenzaron a pedir su réplica para incluirla en sus exhibiciones. El Field Museum, con casi 200 años, es uno de los más antiguos de EE.UU.. Recibe más de dos millones de personas por año. Tiene en el hall jardines colgantes y réplicas de enormes elefantes. Pero la presencia del Titanosaurio los eclipsó. Cuentan los técnicos que en el lugar hay grúas de alta tecnología que hacen más simple el armado. También la manera en que logran reconstruir un dinosaurio cuando le faltan algunos de sus huesos: “Recurrimos a mirar y comparar con especies similares. Recurrimos a cálculos matemáticos y a la tecnología que brinda la computación”.
El museo está ubicado en un campus donde también se encuentran un planetario y un acuario. Y un estadio de fútbol americano perteneciente a los Chicago Bears (oso en castellano). Un fin de semana se disputó un partido. Y porristas y jugadores rindieron homenaje al “nuevo vecino de Chicago”. Lo bautizaron “Máximo”. Eligieron ese nombre en castellano por los habitantes latinos que viven en la ciudad ( el 23% de la población).
Varios técnicos del Museo Feruglio permanecerán unos días más en Chicago. Están reforzando la pintura con barniz porque el techo del museo tiene un cúpula de vidrio y el sol podría afectar el color. Nada queda librado al azar, desde aquel momento en que Aurelio Fernández vio unos huesos que le parecían raros. Aurelio nunca supo lo que había encontrado: murió antes, trabajando duro en el desierto de la Patagonia. ■