Lola y Milo, los nombres más elegidos por los argentinos para sus mascotas
La gente elige nombres de personas, incluso los que están de moda para bebés. También de personajes o famosos.
"Chonino" era un ovejero alemán que formó parte de la Policía Federal. En una persecución a dos delincuentes, saltó sobre uno de ellos, pero el otro le disparó. Murió en el lugar, el 2 de junio de 1983. En su honor, todos los años en esta fecha se celebra el Día Nacional del Perro. Y bien podríamos definir a "Chonino" como un sinónimo de valentía y justicia, el nombre que elegimos para nuestra mascota dice más sobre ella --y sobre nosotros-- de lo que imaginamos.
Un estudio reveló los nombres de perros preferidos en Argentina. Basado en 15 mil casos, concluyó que Lola y Milo son los más populares. En el caso de las hembras, el segundo puesto lo ocupa Luna, seguido por Olivia, Mora y Nina. Respecto a los machos, detrás de Milo figuran Rocco, Teo, Simón, y Felipe.
En el listado se destacan algunas referencias a personajes conocidos. Entre los perros, el sexto puesto lo ocupa Ciro, como el ex cantante de Los Piojos, en el octavo lugar está Homero, el protagonista de Los Simpson, y el noveno es para Rocky, el boxeador encarnado por Sylvester Stallone. Entre las hembras, el sexto puesto lo tiene Frida, por la famosa pintora mexicana.
También hay argentinos que llaman Uma (7° puesto), India (8°), Mía (9°) y Lupi (10°) a sus perras, mientras que otros eligen Coco (7°) y Tobby (10°) para sus perros. Los datos fueron revelados por la aplicación DogHero, luego de realizar una encuesta entre las mascotas registradas en distintos puntos del país.
"Se imponen modas de los nombres. Las fluctuaciones en la popularidad pueden ser, en parte, explicadas por un modelo que se llamó 'de rumbo aleatorio'. Plantea que la evolución cultural es un proceso en el cual las personas nos copiamos inconscientemente de las elecciones que hacen otras personas. Algunos estudios lo evidenciaron", dice a Clarín el psicólogo Marcos Díaz Videla, autor del libro "Antrozoología y la relación humano-perro".
Hace 50 años los perros recibían nombres ligados a sus características físicas, como Negro, Colita o Manchita. Décadas más tarde, la tendencia fue que tuvieran nombres de perso-
najes famosos de ficción, como Rocky, Rambo o Daisy. Ahora se estila usar nombres que recibimos los humanos y, cada vez más, los mismos que están de moda para los bebés.
¿Está mal llamarlos igual que a las personas? "Eso pasa en todo el mundo, por la humanización de las mascotas. El tema de humanizar a un perro no pasa solamente por el nombre que se le ponga, hay que ver el contexto. Todo depende del equilibrio mental del dueño", lanza Ricardo Bruno, médico veterinario especializado en comportamiento animal.
La manera en la que las personas llamamos a nuestros perros nos permite inferir aspectos de la relación que establecemos con ellos. Según Díaz Videla, sus nombres condicionarán cómo los vemos, cómo los ven los demás y nuestras expectativas sobre ellos. "Las expectativas que tenemos sobre otros, incluidos los perros, terminarán influyendo sobre su conducta y teñirán nuestra relación con ellos. No es lo mismo el rol que se le otorgará a Killer que el que se le otorgará a Lady, más allá de su raza o aspecto", diferencia.
Bruno considera que el nombre de un animal no influye en su comportamiento. "El perro escucha la fonética, no entiende el concepto. Desde cachorrito, asocia que cuando lo llaman con esa fonética se acerca y generalmente tiene experiencias agradables", analiza. Sin embargo, aclara que el nombre sí repercute en el propietario, quien se tiene que sentir cómodo al elegirlo, porque eso va a influir en la conducta del animal. ■