Clarín

Pablo De Blasis: “En mis cuatro años en la Bundesliga, sólo vi dos o tres veces que se jugara al pelotazo”

Se formó en Gimnasia La Plata, club del cual es hincha, pasó por Ferro, debutó en Europa con Asteras Tripolis (Grecia) y es el octavo futbolista nacional con más partidos en la poderosa liga alemana, con 102 presencias en Mainz.

- Cristian Gómez crgomez@clarin.com

Estudiante­s o Gimnasia. Gimnasia o Estudiante­s. Pablo De Blasis nació en el centro de una familia platense dividida por esos dos clubes a puro fanatismo. Su padre y él son hinchas del Lobo; su mamá, su hermana mayor y Julián, su hermano menor, son pincharrat­as. La locura futbolera llegó a tal punto que cuando nació Julián, había que desemparda­r el 2-2 familiar. Y todo se decidió... ¡en una apuesta! Sí, en una apuesta entre sus padres sobre quién ganaba el clásico cuando el nene tenía tres meses. Ganó Estudiante­s y desde entonces el menor es del Pincha.

“Pese a la diferencia horaria, veo todos los partidos de Gimnasia. Y cuando estoy en Argentina y juega de local, voy a la cancha. No me lo pierdo”, cuenta Pablo a 11 mil kilómetros de distancia de La Plata. Es que hace cuatro años que vive en Mainz, donde juega para ese equipo en la Bundesliga, torneo en el que lleva 102 partidos, para ser el octavo argentino con más juegos en la liga alemana. Nada mal.

A pesar de su trayectori­a y de sus 17 goles para el equipo, De Blasis no se siente un referente ni un ídolo de los hinchas. “Eso no lo tiene que decir el jugador, aunque la gente terminó un poco teniendo adoración porque el cariño se potenció con que en los últimos partidos metí cuatro goles cuando no venía jugando y eso ayudó para salir de la complicaci­ón con el descenso”, admite el platense. -Despacito y en silencio, superaste el centenar de partidos en Alemania, una liga muy difícil. ¿Cómo lo evaluás?

-Estoy agradecido por poder vivir esto. Ni siquiera imaginé este presente el día que jugué en contra de Mainz, cuando competía en Grecia y sabía que estaba a punto de ser vendido.

Su aterrizaje en el fútbol alemán fue curioso, porque todo comenzó cuando enfrentó a su futuro equipo. “Llegué a Mainz después de enfrentarl­o con el Asteras Tripolis para la clasificac­ión a la Liga de Europa -recuerda-. El salto de Grecia a Alemania fue grande y la adaptación la sentí más, con respecto a lo que había sido el paso desde Argentina a Grecia”.

El orden fue lo que más le sorprendió a De Blasis a su arribo al país. “Me encontré con un equipo, una liga y un país totalmente diferentes. Es todo súper ordenado. Acá el sistema es súper perfecto y para mí eso era un sueño. De sacarme fotos en la cancha de ellos y en la ciudad cuando vinimos a jugar acá, pasé a vivir en Mainz y a jugar para este equipo”, relata con asombro aún a la distancia.

-¿Cómo es Mainz?

-Me gusta mucho. Es una ciudad retranquil­a y grande con lo justo, y si querés más cosas tenés a Frankfurt a 40 minutos o a una hora de viaje. Entonces se asemeja mucho a lo que vivía yo en Argentina entre La Plata y Buenos Aires.

Se adaptó al fútbol alemán, pero no tanto al idioma. Lo admite con autocrític­a. “Siempre intenté aprender alemán, pero como coincidía con tres o cuatro latinos en el vestuario, hablaba todo el día con ellos y el español lo seguía usando siempre -explica-. Sé alemán, pero como llevo en cuatro años acá tendría que saber un poco más. Para ellos, ya tendría que hablar perfecto. Igual me comunico con una mezcla de inglés y de alemán".

Desde la creación de la Bundesliga en la ex Alemania Federal de 1963, durante plena Guerra Fría, Bayern Munich se adjudicó 27 de los 55 títulos en juego. O sea, la mitad menos uno. Borussia Dortmund y Borussia Mönchengla­dbach lo siguen... con cinco trofeos cada uno. En este contexto de absoluta disparidad histórica y presente, ya que la liga que-

dó en poder del equipo bávaro en los últimos seis años, De Blasis cuenta lo difícil que se hace pelearle el título a los equipos grandes, en especial al Bayern.

“La tendencia es que los equipos grandes generalmen­te ganen, pero vos jugás el fin de semana sabiendo que el resultado puede ser cualquiera en cualquier estadio. Eso sí -avisa, contra Bayern Munich se sabe que es el partido a perder porque siempre te supera en todo. Pero me tocó ir dos veces a Munich y ganar y empatar en años diferentes. Y en la penúltima fecha de esta Bundesliga derrotamos por primera vez en su cancha al Dortmund. En Grecia jugábamos contra Olympiakos y sentías que los iban a ayudar o que era más complicado. En Alemania nada es imposible”. -¿Se nota el buen gusto en el fútbol alemán? ¿Qué apreciás vos dentro de las canchas?

-Acá es muy difícil que un equipo juegue al pelotazo. En los cuatro años que llevo en la Bundesliga, sólo vi dos o tres veces que se jugara al pelotazo. Los equipos intentan salir por abajo, a otros les gusta jugar más directo y están los que elaboran más la jugada.

Si bien su carrera en Alemania le permitió afirmarse en el exterior, De Blasis nunca fue convocado a la Selección. “Cuando comencé muy bien la temporada anterior, Bauza había dicho que me estaban siguiendo, pero nunca recibí un llamado. Esa fue la vez en la que me

sentí más cerca, pero nunca tuve otro acercamien­to”, comenta el platense sin lamentos.

Sus primeros pasos en el fútbol fueron en Rivadavia de La Plata, para luego dar el salto a las Inferiores de su querido Gimnasia, donde cuenta que tuvo el mejor aprendizaj­e de su vida: “No jugué casi nunca entre Novena y Séptima y eso me sirvió para forjar una mentali

dad bastante fuerte y para ser constante. En las últimas tres categorías más grandes, tuve un recorrido más normal”.

Debutó en Primera en el Clausura 2008, en el 2-1 ante Vélez, cuando ingresó faltando 5 minutos por Juan Cuevas. Luego fue a préstamo a la Primera B Nacional, donde formó parte del plantel de Ferro. “Ahí me fue muy bien porque es como otro mundo -explica-. Cuando bajé a la B Nacional, me sirvió para el año siguiente que jugué para Gimnasia en la B, algo que yo no me esperaba. Madurás en un montón de cosas. Jugué como 40 partidos en un año y medio y cuando volví del préstamo a Gimnasia, tenía experienci­a. Por eso me quedó un recuerdo muy bueno de Ferro”.

-¿Cómo fue tu regreso a Gimnasia en 2010?

-No jugué los primeros seis o siete partidos. Me tocó debutar con River –perdieron 2-0- en el año en el que estuvieron en la B Nacional. No salí más y terminé con un año bastante bueno.

Sí hubo lamentos cuando en 2012 quedó libre de Gimnasia y se le frustró la llegada al

fútbol italiano. “Tenía un contrato arreglado con Brescia, pero en la Serie B hay una reglamenta­ción que dice que no pueden firmar los extracomun­itarios y yo tenía la ciudadanía muy avanzada –cuenta-. Hubo una traba y estuve dos meses parado con el contrato listo para firmar, pero al final no se me dio. Así que me fui en la última semana del libro de pases a Grecia”.

Asteras Tripolis, equipo del segundo escalón del fútbol griego, lo esperaba con las puertas abiertas. “Sabía que atravesaba unos años muy buenos y que iba a pelear arriba. No sé si el campeonato, pero sí por entrar a las copas europeas –recuerda-. En el club había seis o siete argentinos y no me detuve a pensar en qué iba a pasar con mi carrera sino que llegué, encajé justo en el equipo y al jugar me sentí cómodo desde el primer momento”.

Como siempre, ayudó compartir plantel con compatriot­as. “Los argentinos estábamos todo el día juntos. Encima en el segundo año llegamos a ser diez argentinos y cinco españoles. La pasábamos muy bien -insiste como si hiciera falta-. Aquel año fue espectacul­ar: comíamos asado, entrenábam­os, nos quedábamos pateando…”.

Y encima llegó ese duelo contra Mainz para entrar a la Liga de Europa y la historia de Pablo De Blasis cambió para siempre hasta ser un clásico en la Bundesliga.

 ??  ?? Juntos en la nieve. Pablo De Blasis y su hija Josefina, en el invierno alemán. El platense se hizo un lugar en la prestigios­a liga de ese país.
Juntos en la nieve. Pablo De Blasis y su hija Josefina, en el invierno alemán. El platense se hizo un lugar en la prestigios­a liga de ese país.
 ??  ?? Infaltable. En su casa alemana no podía estar sin una parrilla portátil para sacarse el gusto de asar carne.
Infaltable. En su casa alemana no podía estar sin una parrilla portátil para sacarse el gusto de asar carne.
 ??  ?? Festejo. Asentado en Mainz, está muy cómodo en Alemania. “Acá el sistema es súper perfecto”, cuenta.
Festejo. Asentado en Mainz, está muy cómodo en Alemania. “Acá el sistema es súper perfecto”, cuenta.
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El del cartel. Padre e hija posan delante de un cartel con una foto de él.

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