Clarín

Luis Brandoni El mejor de todos

A los 78 años, fue elegido como mejor protagonis­ta de unitario por “Un gallo para Esculapio”, en la fiesta de los Martín Fierro. Es el cuarto de su carrera. Dice que bien podría ser “un broche de oro”.

- Silvina Lamazares slamazares@clarin.com

Ganó un Martín Fierro como protagonis­ta de unitario por “Un gallo para Esculapio”. Y va por más.

Suena el de su casa, suena su celular, suena el de su novia. En todos los teléfonos piden por él. Luis Brandoni tal vez haya sido ayer la figurita más buscada del álbum de los Martín Fierro. Pero no la más difícil. A diferencia de otras estrellas, él siempre aparece. Un dandy del espectácul­o. Del otro lado de la línea, caballero y militante del buen lenguaje, se anima a pintar su estado: “Atareado con tantos llamados, agradecido”. Enseguida, el hombre que fue elegido como mejor protagonis­ta de unitario y/o miniserie en la ceremonia de APTRA comparte que “desde anoche (por el domingo) que tengo una hermosa sensación de felicidad, alegría... Estoy contento. Esto bien podría ser un buen broche de oro de mi carrera en televisión”. -¿Estás pensando en retirarte?

-No, para nada. Pero me puse a pensar que el premio que recibí, que es un enorme reconocimi­ento al trabajo, también podría ser leído como un gran final de escena. Son sólo pensamient­os. La verdad es que estoy muy activo, de hecho mañana (por hoy) empiezo a filmar a las órdenes de Juan José Campanella. -Antes de la ceremonia sonaba fuerte el rumor de que la estatuilla de oro era para vos...

-Sí, yo también lo he escuchado, pe- ro me resulta mejor que las cosas hayan salido así. El premio máximo se lo merecía el programa, del que me siento orgulloso de haber formado parte.

Sin prestarle atención al resto de las campanilla­s que insisten a su alrededor, Brandoni habla sereno desde su departamen­to, un coqueto lugar a metros de Plaza San Martín. Y se muestra agradecido al resto del equipo de Un gallo para Esculapio, la miniserie de Undergroun­d que el año pasado emitió Telefe y que se alzó con la máxima estatuilla de la noche. A esa altura, el ciclo protagoniz­ado por él y Peter Lanzani ya se había impuesto en seis ternas: autor, director, revelación, actor de reparto, unitario y actor protagónic­o.

“Yo, además de haber ganado junto a todos ellos, disfruto mucho de mi premio personal. He notado que en la Argentina seguimos con ese síntoma molesto de que sólo vale la gloria mayor y el resto no. Y no señor. Cada logro tiene su mérito. A Lole (Carlos) Reutemann le han criticado salir segundo... ¿Te parece poco eso en la Fórmula 1? Lo mismo pasa con la Selección nacional, que parece no conformar porque pierde una final del mundo. Pero, por favor...”. Aún en su incuestion­able sinceridad, es un gran puestista para las respuestas, sabe manejar los tonos, colorear las escenas.

En esa misma línea, también marca que sobre el final de la ceremonia “quedaba muy poca gente en el salón (de un hotel de Puerto Ma- dero). En mis viejas épocas, la entrega de estos premios era una fiesta. Y todos los asistentes seguíamos firmes ahí hasta el último aplauso. Nadie se quería ir. Y luego se armaba baile y todo. Había mucho respeto entre todos los compañeros”. -¿Creés que en las ceremonias de ahora no lo hay?

-Bueno, digamos que el domingo a la noche me llamó la atención la poca atención, valga la redundanci­a, que en determinad­os momentos prestaban algunos contertuli­os de las mesas.

Habla lindo, Brandoni. Habla claro. Sus cualidades para la oratoria, como actor y como político (fue diputado por la UCR y Secretario General de la Asociación Argentina de Actores), le permiten lucirse con la palabra.

-¿Tenías buen pálpito para la terna de protagonis­ta de unitario (competía con Julio Chávez y Lanzani)? -Siempre lo tengo cuando estoy nominado, voy con ganas a las entregas. Pero también es cierto que a veces la suerte me sorprende. Y acá hubo una especie de fallo salomónico, porque Peter ganó en los Tato, el año pasado, y Chávez se impuso por su trabajo en El maestro (El Trece) en los Platino. Así que cada uno de los tres tiene su merecido.

-¿Sos de los que le pasan aerosol a los premios para que brillen más? -No, querida, sólo se los limpia y se los pone en un lugar de cuidado, no de ostentació­n. El que gané ahora va a un mueble que tengo en casa con

otros galardones. Todo esto es lo que queda de una tarea tan pasajera... queda esto y el amor y el respeto del público, al que le debo gran parte de mi vida.

Con el que recibió anteayer, ya su

ma cuatro Martín Fierro: el primero fue en 1970 como actor dramático, por varios programas, y luego ganó dos como actor de comedia por Mi

cuñado (por las temporadas del ‘93 y del ‘95). El cuarto llegó de la mano del Chelo Esculapio, un personaje entrañable, que supo hacerse querer a pesar de su curiosa escala de valores. Mandamás de una banda de piratas del asfalto y referente de las riñas de gallo, Chelo no formará parte de la segunda temporada (en tiempos de “streaming” no correspond­e contar qué fue de su vida).

Alejado de la televisión por un tiempo, entonces, hoy volverá al cine para filmar Las comadrejas, título tentativo de la película que comenzó a rodar Campanella y que él protagoniz­ará junto a Graciela Borges y Oscar Martínez.

Brandoni ya había trabajado con el realizador, tanto en televisión ( El hombre de mi vida) como en teatro ( Parque Lezama), pero jamás en cine. “Esto es una primera vez. Decime si no es glorioso debutar en algo a esta edad”.

No no es de los que ocultan la edad: “Tengo 78 pirulos, cómo no lo voy a decir”.

Nacido en Dock Sud en 1940, criado en el barrio de River Plate, club del que eligió los colores, se formó en el Conservato­rio Nacional de Música y Arte Escénico y a los 22 puso el pie en este oficio, que cada tanto lo homenajea. La ovación que recibió no fue casualidad, fue genuina. -Cuando subiste con todos al escenario para festejar el oro no pudiste hablar. ¿Te quedaste con ganas de dedicársel­o a alguien? -No, para nada. Cuando subí a buscar mi premio me referí a mis compañeros y al equipo del programa. En esas situacione­s hay que ser breve. Yo no entiendo mucho a esa gente que habla largo y nombra a toda su familia. Yo a menudo les digo a mis hijas, a mis nietos y a toda mi gente lo que siento por ellos. No necesito un micrófono para que sepan que los quiero.

El Beto Brandoni, profundo tanguero, un viejo gallo que sabe de crestas, sin estridenci­as ni purpurina. ■

 ?? MAXI FAILLA ?? Noche de gala. Luis Brandoni fue a la ceremonia de APTRA acompañado por su pareja, Saula Benavente, hija del recordado escenógraf­o Saulo Benavente.
MAXI FAILLA Noche de gala. Luis Brandoni fue a la ceremonia de APTRA acompañado por su pareja, Saula Benavente, hija del recordado escenógraf­o Saulo Benavente.
 ??  ?? Aquellos buenos viejos tiempos. Con 56 años de oficio, Luis “Beto” Brandoni compara y dice que en las fiestas de hace muchos años “la gente se quedaba hasta el final”. Y que ahora no.
Aquellos buenos viejos tiempos. Con 56 años de oficio, Luis “Beto” Brandoni compara y dice que en las fiestas de hace muchos años “la gente se quedaba hasta el final”. Y que ahora no.
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina