Más muertos en Nicaragua: el caso llega a la Asamblea General
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de la OEA elevó a 127 el número de personas que han muerto en Nicaragua desde que el 18 de abril se iniciaran las protestas contra el Gobierno del presidente Daniel Ortega. “Según nuestros datos, las protestas han causado 127 muertos y cerca de un millar de heridos”, dijo el secretario ejecutivo de la CIDH, el jurista brasileño Paulo Abrao, en una conferencia en la sede en Washington del centro de análisis Diálogo Interamericano.
Entre la noche del domingo y la madrugada de ayer, la ciudad nicaragüense de Masaya vivió por segunda vez horas de terror y zozobra asediada por grupos de choque y antimotines oficialistas, que atacaron a manifestantes opositores, cinco de los cuales murieron, según organismos de derechos humanos y la Iglesia católica.
Para entender la magnitud de esta tragedia, Abrao recordó que las sangrientas manifestaciones entre abril y julio de 2017 en Venezuela, un país seis veces más grande que Nicaragua, se saldaron con 112 fallecidos. Abrao denunció que la respuesta de las autoridades nicaragüenses a las protestas ha sido “muy desproporcionada”, con el objetivo de crear un ambiente de “intimidación y terror”. Además, criticó que, según los testimonios consultados por la CIDH, numerosas autopsias no han sido realizadas de manera adecuada, muchos heridos han recibido el alta “con premura” y la Policía nacional nicaragüense ha atacado a ambulancias, entre otras cuestiones. La OEA acordó la semana pasada con la CIDH y el Gobierno de Nicaragua crear un grupo para investigar los hechos de violencia, formado por integrantes seleccionados por la comisión interamericana.
La Asamblea General de la OEA, que comenzó ayer en Washington, estudiará una declaración “en apoyo al pueblo de Nicaragua” en su 48 período de sesiones, según dijo el presidente de la Asamblea, el ministro de Exteriores de Paraguay, Eladio Loizaga. Ayer, el canciller argentino Jorge Furie hizo un llamado al diálogo y dijo que espera que “haya un firme e inequívoco compromiso de todas las partes por afianzar la paz, cesando la violencia, la intolerancia, la intimidación, la arbitrariedad, la persecución que sólo agravan la crisis”. ■