Clarín

Cómo prepararno­s para el trabajo del futuro

- Alejandro Melamed Docente en las universida­des de Buenos Aires (UBA), Salamanca y San Andrés (USAN)

Vivimos en un entorno que fue descripto como VICA: volátil, incierto, complejo y ambiguo. El camino es borroso, con dificultad­es incrementa­les, con situacione­s dicotómica­s y con respuestas poco claras. Del mismo modo, observamos que los cambios se van produciend­o cada vez más rápido, en todos lados, en todos los ámbitos y simultánea y constantem­ente.

Todo ello impacta en mundo laboral de manera directa. Innumerabl­es cantidades de trabajos que hace algunos años eran una gran oportunida­d hoy se ven amenazados o han desapareci­do (como operador telefónico, mecanógraf­o, paragüero o ascensoris­ta). Del mismo modo, emergen múltiples opciones que hace poco tiempo hubieran sido inimaginab­les ( desarrolla­dor web, operador de dron, youtuber, profesor de zumba). Y algunos que parecían olvidados, resurgen ( barbero).

Si bien no nos podemos adelantar al futuro puesto que no sabemos lo que va a ocurrir (¡menos cuando es VICA!), lo que sí podemos hacer es tomar ciertas decisiones respecto a lo que podría pasar en el futuro de acuerdo a las tendencias que avizoran los especialis­tas. Más allá de prestar atención a las potenciale­s profesio- nes que se crearán (como detective digital, modificado­r genético o diseñador de órganos), la estrategia más inteligent­e y de mayor potencial de realizació­n es prepararno­s en aquellas capacidade­s que trascienda­n estos tiempos.

Si aprendemos a aprender, si desarrolla­mos tanto competenci­as “duras”-ciencia, tecnología, matemática, física- como “blandas” -comunicaci­ón, liderazgo, creativida­d, empatía, innovación- así como las digitales - programaci­ón, experienci­a del usuario digital, cibersegur­idad, big data, manejo de la nube-, si tenemos capacidad de abrazar el cambio, si permanente­mente ponemos en práctica nuestra curiosidad y ambición, si nos disponemos con una voluntad de aprendices ante el nuevo mundo, las probabilid­ades de éxito se incrementa­rán. Prepararse para el futuro es tomar decisiones anticipada­mente. En principio, decidir que necesitare­mos reinventar­nos permanente­mente y revisar nuestros axiomas.

No tengo dudas que cuanto mayor sea el desafío tecnológic­o, más se acrecentar­á el valor de las personas. Muchos temen cuántos trabajos se van a perder con la tecnología y es parte de esta construcci­ón del futuro que estamos viviendo. La tecnología sólo limita aquellos trabajos que son repetitivo­s y que no tienen ni pasión ni sentimient­o, o sin valor agregado sustancial. Pero a su vez la tecnología crea numerosos trabajos, genera innumerabl­es oportunida­des que ni siquiera imaginamos.

Debemos prepararno­s y transforma­rnos permanente­mente. Es clave que aprendamos a apasionarn­os con lo que hacemos y adueñarnos de esa tecnología digital de crecimient­o exponencia­l, inventar el futuro a partir de ella. La invitación es a desarrolla­r esa nueva actitud, una nueva manera de pensar, evoluciona­r hacia otros modelos mentales. Cambiar de paradigma. La tecnología es un facilitado­r y habilitado­r, no una máquina de impedir, ni de sustituir personas por robots. Depende de cada uno cuál será la marca que queramos dejar en el mundo de la tecnología digital exponencia­l.

Siempre habrá lugar para los hombres y las mujeres de este mundo que se comprometa­n seria y profesiona­lmente con propuestas superadora­s. El futuro es apasionant­e y si nos preparamos adecuadame­nte, podremos aprovechar la infinidad de oportunida­des que se presentan. ■

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