El acusado de matar a Erica Soriano cayó en contradicciones y olvidos
En el primer día de juicio, el Tribunal amonestó 5 veces a Daniel Lagostena por evadir las preguntas.
Cuando Daniel Lagostena (58) declaró lo hizo hablando bajito. Susurraba cada vez que decía “no recuerdo” o cuando se sumergía en contradicciones para evadir preguntas. Lo hizo tantas veces que le valió al menos cinco llamados de atención de los jueces del Tribunal Oral N°9 de Lomas de Zamora para instarlo a responder.
Fue ayer, en el primer día del juicio por el crimen de su ex pareja, Erica Soriano, de quien nada se sabe desde el 20 de agosto de 2010. Lagostena es el único acusado por “homicidio en concurso ideal con aborto en contexto de violencia familiar”, ya que la víctima estaba embarazada de dos meses y medio. El último en verla viva fue Lagostena, con quien convivió por unos seis meses, pero el cuerpo nunca apareció.
Estaba previsto que durante el pri- mer día de audiencias declarara la familia Soriano, pero el testimonio de Lagostena se extendió por unas siete horas, sin dar lugar a testigos.
Hubo tres ejes sobre los cuales giraron las preguntas de la fiscal Mariana Rocovich y del abogado querellante, Marcelo Mazzeo, temas sobre los quedaron más dudas que certezas: las últimas horas de Erica y las llamadas telefónicas que registraron los peritos; los mails que intercambiaba la pareja haciendo referencia a celos, peleas y discusiones; y el vínculo del acusado con Leonardo De Simone, un amigo de su padre, a quien le alquilaba un local donde funcio- naba una casa velatoria, con acceso al crematorio de Lanús, y a quien supuestamente le vendió una propiedad en 2015, por la que le dice adeudarle 100 mil dólares. “No me preocupa”, advirtió.
La noche del 20 de agosto de 2010, Erica habló con una amiga delante de su pareja. “Laura Rama llamó a Erica. Hablaron muy poco tiempo. Le dijo que el médico era amoroso”, confirmó Lagostena en su declaración. Esa llamada, según los registros telefónicos, fue a las 22.13 y estaban “por la 9 de Julio, a la altura del Obelisco”. A las 22.03, desde el teléfono fijo de la casa que compartían en Lanús, Lagostena dice haber llamado a una pizzería. El acusado no pudo explicar la diferencia de horarios y se dijo “desconcertado” cuando le expusieron los datos. Para la querella es la punta de una nueva acusación: “Nosotros queremos demostrar que el homicidio fue premeditado y que esa llamada la hizo una tercera persona que estaba esperando a Erica en la casa”, dijo Mazzeo a Clarín.
Según Lagostena, esa noche discutió con su pareja por un entredicho en la consulta con el obstetra. Describió esto como algo “sin mucha importancia”, pero que valió una discusión hasta la mañana de la desaparición: “Erica estaba sensible, irascible por el embarazo, y por el tema de su hija (de una pareja previa), que se había ido a vivir con el papá. Al otro día yo la desperté y quise reflotar el tema pero no llegamos a un acuerdo”, recordó.
Respecto de la relación que tuvo con Erica durante casi 10 meses, dijo: “Teníamos una relación buena, normal y organizada”. La fiscal Rocovich leyó mails de febrero, marzo, mayo y junio donde hablaban de distintas situaciones relacionadas a discusiones por celos. “Son problemas de toda pareja, en la mayoría hablábamos de otras cosas”, afirmó, pidiendo “ver en contexto” todos los correos. Dijo no recordar ninguna de las situaciones sobre las que discutían.
También le preguntaron por los testimonios de tres ex parejas suyas. Una, la madre de su único hijo, mostró denuncias por maltrato y amenazas. Otra habló de violencia en la pareja, aunque no lo denunció formalmente. “Son falsas denuncias, falsos testimonios por despecho”, respondió el acusado. ■