Dramática jornada en el juicio por el crimen de Erica Soriano
“Cuando fui a vivir con Daniel cambió todo”, dijo ayer Florencia Sauco, la hija de Érica Soriano, en el juicio por el crimen de su mamá. Con ella a la cabeza, tensiones y angustia atravesaron el segundo día de audiencias en los Tribunales de Lomas de Zamora.
Florencia tiene 19 años y está embarazada de siete meses. Es la única hija que llegó a tener Érica antes de desaparecer sin dejar rastros, en agosto de 2010, cuando estaba embarazada de dos meses. Fue la segunda testigo del día y se quebró cuando contó: “Teníamos una buena relación. Era una relación de confianza. Cuando fuimos a vivir con Daniel era todo lo contrario, cambió todo”.
Erica convivió cuatro meses con Daniel Lagostena, su pareja de aquel entonces y hoy acusado de asesinarla. Se mudó con su hija de 11 años a la casa que el hombre tenía en Lanús, a poco del inicio de la relación. “Yo estaba en el colegio y al mes o dos meses de empezar las clases, me cambiaron y fuimos a Lanús. Al principio estaba bien, después empezaron los conflictos”, recordó la joven.
Florencia sólo compartió dos meses con la pareja . Luego decidió irse a vivir con su papá (una pareja anterior de Erica) por “discusiones” y “problemas en la relación” con su mamá.
Un rato antes en una sala pequeña de los tribunales había declarado María Esther Romero (68), la mamá de Erica y abuela de Florencia. Nerviosa y casi temblando, también se quebró en varias oportunidades a la hora de recordar las últimas semanas de su hija. “Unos días antes vino a mi casa y la escuché diciendo ‘estoy viviendo una pesadilla’ en la cocina. Cuando le pregunté por qué, no me quiso decir”, se lamentó. ■