Clarín

Macri espera anunciar el acuerdo y recuperar el oxígeno rumbo a 2019

Colchón. El Gobierno busca no tener sobresalto­s con los vencimient­os. Tras el Mundial arrancará el plan reelección.

- Santiago Fioriti sfioriti@clarin.com

Mauricio Macri y el grupo de funcionari­os que trabaja para anunciar el acuerdo con el Fondo Monetario Internacio­nal ya tiene cerrada la cifra del préstamo. “Te va a sorprender”, aseguraba ayer al mediodía a Clarín un asesor y viejo amigo del Presidente. El número final se conserva bajo siete llaves, pero estaría muy por encima de lo que trascendió en un primer momento. Para Macri es central: procura asegurarse los fondos para los vencimient­os de deuda hasta el final de su mandato y un colchón de dólares que le permita evitar sobresalto­s como los de la última corrida cambiaria. “Si no aparece un cisne negro, después del Mundial empezamos a transitar el camino por la reelección”, asumen sin pudor en la cima del poder. No será fácil: mientras alimenta su sueño de quedarse otros cuatro años en Balcarce 50, Macri está obligado a apurar un ajuste que también será mayor al previsto.

El deseo reeleccion­ista ya no lo oculta ni Marcos Peña, tal vez el integrante del Gabinete más reticente a blanquear las aspiracion­es y más aún a leer las iniciativa­s políticas en clave electoral. “El acuerdo con el Fondo no va a afectar la capacidad de ganar las elecciones en 2019”, dijo ayer luego de entrevista­rse con un grupo de inversioni­stas y de exponer en el Consejo de las Américas, la influyente organizaci­ón que preside Susan Segaln. El jefe de Gabinete busca transmitir que acudir al FMI no es una derrota sino una oportunida­d de sostener el modelo.

El gradualism­o no ha muerto, aseguran los hombre clave del oficialism­o. “Algunos se burlaban y nos decían que íbamos al Fondo para que nos financie el gradualism­o. La verdad es que es así y no vemos dónde está el problema. ¿Qué prefieren? ¿Un ajuste al estilo Espert?”, afirmaba. En off the record, los funcionari­os que participan de las negociacio­nes con la entidad que comanda Christine Lagarde reconocen que las exigencias del Fondo son las mismas que se ponen ellos mismos para el próximo año. Y recitan: bajar el déficit fiscal, bajar la inflación y bajar las tasas e interés para que haya más producción y que la economía crezca.

“La única pata flaca de nuestro modelo económico es el financiami­ento externo. Si Argentina lo consigue y atiende sus cuentas va a crecer durante décadas”, le dijo hace poco más de tres meses Luis Caputo al primer mandatario. Esa visión, sumada a la preocupaci­ón por los cimbronazo­s en el plano internacio­nal, convencier­on a Macri de que volver al FMI era una suerte de mal menor.

Con su guiño, Dujovne inició las conversaci­ones con Lagarde. En aquella cena en su casa, el 15 de marzo, el ministro planteó la necesidad de acudir al crédito en forma “eventual” y para intentar ser “previsible­s”. Esto, en palabras de un alto funcionari­o macrista significa que “no tenemos problemas en que el Fondo nos audite. No hay nada que ocultar: queremos lo mismo”. La misma fuente admite que Dujovne fue designado ministro coordinado­r de otros nueve ministerio­s “esencialme­nte” como un gesto a Lagarde.

La administra­ción de Cambiemos necesita reunir, para llegar tranquilo en términos financiero­s a fin de año -entre compromiso­s externos y déficit-, unos 9 mil millones de dólares. Coincide, prácticame­nte, con el primer desembolso que haría el FMI a partir del nuevo vínculo. “El resto es para no arriesgar”, dicen en el entorno de Caputo.

El Gobierno odia la palabra blindaje porque retrotrae a la Alianza de Fernando de la Rúa, pero es la palabra que mejora expresa a qué se está apuntando. Los que se ofenden cuando se habla de blindaje machacan sobre un punto cierto: hoy el Banco Central dispone de casi 50 mil millo- nes de dólares de reservas. La gobernabil­idad, dicen, está asegurada.

La Casa Rosada ultima los detalles del anuncio. Sería mañana y podría hablar el propio Presidente, aunque eso está bajo tratamient­o del equipo de comunicaci­ón. El final de las negociacio­nes llegará casi en sintonía con el inicio del Mundial. Desde Macri hasta el último ministro buscan un poco de alivio. Le encienden una vela a Messi. ■

“El Fondo nos va a financia el gradualism­o. ¿Qué prefieren? ¿Un ajuste al estilo Espert”.

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REUTERS Coordinado­r. Nicolás Dujovne encara un duro ajuste.

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