Elogio de la incertidumbre
Nacido en 1946, Nicola Piovani es un exitoso autor de música para cine. Colaboró con Fellini, Bellocchio, Nanni Moretti y muchos otros, y en 1998 ganó el Oscar por la banda de La vida es bella, de Begnini. Al frente de la Orquesta Académica de Buenos Aires, el compositor y director italiano acaba de presentar su cantata La vita nuova en el Teatro Coliseo, para la temporada de Nuova Harmonia.
Escrita para recitante, soprano y orquesta e inspirada en el libro de Dante, la obra le fue encargada para el Festival de Ravena en 2015, con motivo de los 650 años del nacimiento del poeta. También aquí Piovani parece estar escribiendo para cine. Hay algo en el estilo, en ciertos formulismos, en ciertas progresiones armónico-melódicas (donde también se oye un eco de Piazzolla, como bien observa Daniel Varacalli Costas en las detalladas notas del programa), que recuerda la música de películas; aunque aquí no podríamos decir qué tipo de película estamos mirando.
Por ejemplo, poco después del preludio, luego del más bucólico voca- lise de la soprano acompañada por solo de flauta y arpegios del arpa, irrumpe una situación de club de jazz, con un saxo a pleno y escobillas de batería incluidas. Es descon- certante, pero al mismo tiempo es típico. La música es un arte abstracto, pero hay músicas más abstractas que otras. La de Piovani es casi figurativa. Sus tópicos tonales y orques- tales no toman altura. Son episodios de “carácter” que se abren y se cierran sin mayores consecuencias.
Más allá de su despreocupado eclecticismo, en la Cantata hay un buen punto de partida, que conecta con la obra de Dante, donde se alternan la prosa y el verso. En principio, Piovani le otorga la prosa, que en cierta forma expresa la perspectiva de Dante, al recitante (el expresivo Oreste Valente), y el verso a la soprano (la competente Valentina Varriale), que aunque no esté en primera persona se aproxima a la idealizada figura de Beatriz. Las vocalizaciones (sin texto) refuerzan esa idealización.
La soprano alterna la vocalización con un lirismo mesurado (mesurado también por la versificación), de una bella tonalidad mediterránea, entre italiana, española y oriental, no siendo completamente ninguna de las tres. En la parte vocal hay como un velo, y esta incertidumbre acaso constituya el punto artísticamente más logrado de la obra. ■