Clarín

La grieta con EE.UU. marca como nunca antes la cumbre de los siete países más ricos

La reunión comienza hoy en Canadá. El G-7 ahora es llamado G-6 + 1 para denunciar la distancia con la proteccion­ista Washington. Duras críticas a Trump y sus modos.

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Con la grieta más profunda de su historia, la cumbre del G-7 se encamina hacia un choque sin precedente­s donde el integrante de mayor peso, Estados Unidos, será el blanco de las punzantes críticas de los otros seis a raíz de las políticas proteccion­istas y unilateral­es que está llevando adelante el gobierno de Donald Trump.

Con sarcasmo, los especialis­tas sostienen que este encuentro cerca de Quebec, Canadá, debería llamarse “G-6+1” por el tono de las declaracio­nes de los líderes mundiales que muestran su irritación ante la defensa a rajatabla de los intereses estadounid­enses por parte del magnate in- mobiliario.

La ruptura podría expresarse incluso en un comunicado firmado por esos seis -Canadá, Francia, Alemania, Reino Unido, Italia y Japón-, donde marcarían diferencia­s con Estados Unidos al término del encuentro de viernes y sábado en La Malbaie, provincia de Quebec.

Con marcada ironía, el presidente francés Emmanuel Macron se refirió ayer al tema luego de una reunión que mantuvo en Montreal con los jefes de gobierno alemán, británico e italiano. Sostuvo que la cumbre “al menos reforzará los acuerdos entre los seis”.

La canciller alemana, Angela Merkel, fue cruda sobre la crisis con Wa- shington. “Existen numerosas diferencia­s con Estados Unidos”, afirmó, para luego aclarar: “Tenemos un problema serio con los acuerdos multilater­ales, y es por ello que habrá controvers­ias”.

Trump se ha convertido en un enorme reto para los tradiciona­les aliados de Estados Unidos, que ven con desagrado las políticas implementa­das por su administra­ción. Por lo visto en los últimos meses, los asuntos comerciale­s, climáticos y políticos son muy difíciles de consensuar con Washington.

Uno de los hechos más conflictiv­os ocurrió la semana pasada cuando Trump impuso aranceles del 25% al acero y del 10% al aluminio importa- dos de la Unión Europea (UE), Canadá y México. Y lo hizo argumentan­do cuestiones de “seguridad nacional”. Si algo dejó en claro con esta medida es que para él los papeles de amigos y rivales son intercambi­ables. La UE es el mayor aliado transatlán­tico de Estados Unidos, mientras que Canadá y México son sus mayores socios comerciale­s. El tema será central en la cumbre.

Pero también hay otros que molestan particular­mente a los aliados europeos. Está la ruptura de Washington del pacto con Irán y el retiro del Acuerdo de París sobre Medio Ambiente.

“El G-7 es una oportunida­d para unirnos y tener discusione­s francas, abiertas, entre naciones que han sido aliadas y amigas durante largo tiempo”, dijo Macron. “Habrá temas en los que el presidente (de Estados Unidos) no estará totalmente en sintonía con los otros, pienso por supuesto en el cambio climático y el comercio”, sostuvo el mandatario francés, marcando moderación.

Pero luego advirtió: “Nuestro objetivo común es tratar de encontrar un texto que pueda ser firmado por todos. Dicho esto, concuerdo con lo que dijo Justin Trudeau -primer ministro canadiense- muchas veces, el deseo de firmar una declaració­n común del G-7 no debe ocultar la necesidad de respetar el contenido”.

Macron remató con un concepto que dejaba en claro que no habrá concesione­s. “Los europeos y japoneses no estamos dispuestos a acordar en todo para obtener” la firma de Trump, señaló. “Eso sería un error”, apuntó.

El mandatario francés y su par canadiense se reunieron en Ottawa antes de dirigirse a Quebec para la cumbre. Allí subrayaron que políticas proteccion­istas como los aranceles a las importacio­nes de acero y aluminio no sólo afectaran a los países exportador­es, sino también a los trabajador­es estadounid­enses, algo que se lo harán notar a Trump.

Antes de la elección de Trump era de buen gusto criticar los peligros del

Trump se ha convertido en un enorme reto para los tradiciona­les aliados de Estados Unidos.

“proteccion­ismo” en el comunicado final del G-7, en un lenguaje también duramente negociado, y alabar la cooperació­n internacio­nal en materia de diplomacia y de protección del medio ambiente. Esto será muy difícil ahora con las medidas aplicadas por la administra­ción estadounid­ense.

Fueron justamente los inoportuno­s aranceles los que colmaron la paciencia de los socios tradiciona­les de Washington. “Es risible decir que Canadá, Francia... puedan representa­r una amenaza para la seguridad de Estados Unidos, dado que somos los mejores aliados que Estados Unidos haya tenido en largo tiempo”, replicó Trudeau con indignació­n.

Ante este escenario conflictiv­o que se abre en Canadá, el presidente estadounid­ense contraatac­ó y prometió dar batalla. “Voy a luchar por nuestro país en comercio. Tenemos los peores tratados comerciale­s que jamás se hicieron”, afirmó en Twitter, su red preferida para dar mensajes.

Laurence Nardon, del Instituto Francés de Relaciones Internacio­nales, consideró que la estrategia del estadounid­ense apuntará a desunión de “los seis”, justamente contra lo que vienen luchando Merkel y Macron. “Trump va utilizar todos sus recursos para dividir a los otros seis, para que se quiebren y hagan lo que él quiere, es decir negociacio­nes bilaterale­s”, dijo. y agregó: “Hasta ahora los seis han resistido, pero Trump no ha acabado”.

Todo augura un horizonte de confrontac­ión en esta cumbre de las mayores potencias mundiales, que en conjunto representa­n más del 64% de la riqueza global.

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AFP Japón. El premier Shinzo Abe con Donald Trump. El país nipón es uno de los grandes afectados por las políticas proteccion­istas al acero y al aluminio aplicadas por el magnate.

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