Aprobaron la ley para demoler la cárcel de Devoto y hacer edificios y espacios verdes
La Ciudad financiará la construcción de un anexo en el penal de Marcos Paz para llevar a los 1.870 presos.
Los vecinos de Devoto están más cerca de liberarse de la cárcel que le impone su presencia al barrio desde 1927. Con 37 votos a favor, 5 en contra y 14 abstenciones, la Legislatura porteña aprobó ayer el convenio firmado entre Ciudad y Nación para sacarla y destinar su predio a emprendimientos inmobiliarios.
La iniciativa fue presentada por el oficialismo. El convenio marco fue firmado el 12 de marzo por el Jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta; el ministro de Justicia de la Nación, Germán Garavano, y el presidente de la Administración de Bienes del Estado (AABE), Ramón Lanús.
Lo que se acordó es desafectar el Complejo Penitenciario Federal de la calle Bermúdez al 2600. Previamente, la Ciudad deberá afrontar el costo de la construcción de una nueva cárcel, para trasladar a los 1.870 presos que actualmente hay en el penal. Si bien el convenio no especifica su ubica- ción, ya se anunció que se hará un anexo en la cárcel de Marcos Paz.
La Legislatura también aprobó otra ley para rezonificar el predio, que queda entre Bermúdez, Nogoyá, Desaguadero y Pedro Lozano, y permitir su venta a desarrolladores privados. Se trata de 46.380 m2, el 35% de los cuales serán destinados a emprendimientos inmobiliarios y el 65% a espacios públicos.
El traslado, según explicaron en la Ciudad cuando lo anunciaron en marzo, demandará entre dos y tres meses y finalizaría en septiembre de 2020. Primero, deben presentarse los planos del terreno de 120 hectáreas, y abrir un llamado a licitación para la construcción de un establecimiento de 65.653 metros cuadrados.
Para los vecinos de Devoto, el cierre de la cárcel es un triunfo histórico. La gente del barrio viene reclamando hace décadas la mudanza del penal, y en su última campaña juntaron 7.000 votos.
Es que el presidio se convirtió en una suerte de agujero negro en el barrio. Ruidos, sirenas, música fuerte, gritos: todas esas molestias vienen sufriendo los vecinos desde hace mucho tiempo. Fue construido en 1927, y en ese momento estaba prácticamente afuera de la Ciudad. Con el co- rrer del tiempo quedó rodeada de viviendas y también del club Lamadrid, que tiene su cancha junto a los pabellones que ocupan los internos.
Si bien fue pensada como una cárcel para contraventores, hace 30 años pasó a ser un penal de máxima seguridad. Una década antes, en 1978, tuvo su día más oscuro, cuando más de 65 presos murieron quemados, baleados y asfixiados durante un motín en el Pabellón Séptimo.
También fue un centro clandestino de detención durante la última dictadura. De hecho, organismos de derechos humanos criticaron el proyecto para demoler la cárcel, porque entienden que así se violará la ley de preservación de sitios de memoria.
Cuando se concrete la mudanza, la Ciudad se quedará finalmente sin grandes cárceles. En 2007, tras 15 meses de trabajo a pico y pala, se terminó la demolición de la cárcel de Caseros, en Parque Patricios, cuyo terreno será reconvertido para alojar al Archivo General y al Ministerio de Hacienda de la Ciudad.
En Buenos Aires sí hay otra cárcel, aunque mucho menor y sólo para contraventores. Hace tres años fueron inaugurados los calabozos en Beazley 3860, Pompeya. Hay seis disponibles para hombres y otros cuatro para mujeres. Allí van quienes son condenados por manejar alcoholizados, revender entradas y otras infracciones. ■