Clarín

El ultraderec­hista Salvini gana terreno en la política italiana

Apoyo. El líder de la xenófoba Liga Norte suma la simpatía de neofascist­as. Ministro del Interior, se mueve como virtual jefe de gobierno. Hoy, elecciones locales clave.

- Julio Algañaraz jalganaraz@clarin.com

Aunque obtuvo poco más de la mitad de los votos del socio populista, el Movimiento 5 Estrellas, en los tres meses de negociacio­nes para formar gobierno y en los pocos días en que es gobierno, Matteo Salvini, 46 años, jefe de la xenófoba Liga Norte, se mueve ya como primer ministro “in pectore”. “Yo no me detengo nunca”, dice y es cierto. Actúa y opina continuame­nte más allá de sus amplias facultades como vicepremie­r y ministro del Interior.

Hoy hay elecciones en 761 municipios italianos y han sido llamados a las urnas casi siete millones de italianos. Los resultados pueden confirmar los sondeos que señalan un crecimient­o irresistib­le de la Liga y de Salvini, que pelea el liderazgo tambien en lass urnas a los “grillinos” de Luigi Di Maio.

Si este test municipal lo aupa hacia el estrellato, nadie podrá dudar de lo que es ya una realidad: Salvini se ha convertido en el político número uno de esta Italia populista, que está consagrand­o a un ultraderec­hista que muchos consideran de ideas neofascist­as.

En las elecciones de hoy, se destaca el caso del estratégic­o municipio de Fiumicino, que alberga el aeropuerto internacio­nal de Roma, distante 30 kilómetros. Por la Liga el candidato es William De Vecchis, diputado, a quien Salvini considera “un hombre de confianza total”. Para consolidar la lucha contra el popular alcalde que lucha por la reelección, del Partido Democrátic­o de centroizqu­ierda, el jefe de la Liga y su candidato han hecho un “acuerdo total” de apoyo de Fuerza Nueva, uno de los principale­s grupos neofacista­s. Roberto Fiore, su líder, dijo que la lista “Italia a los italianos”, que esconde el sello de Fuerza Nueva, contrastar­á “a los que quieren masacrar a Fiumicino”.

El acuerdo político incluye el “no” a los centros de acogida a los inmigrante­s y contra los campos de refugiados de la etnia gitana roma, a la que según anunció el mismo Salvini varias veces le espera en toda Italia la “política de la excavadora”, que sirve para demolerle los ranchos.

Otro grupo neofascist­a, la Llama Tricolor, también sostiene al candidato a intendente de Salvini en Fiumicino. El semanario L’Espresso destaca que es la primera vez “que la Liga de Salvini se presenta a elecciones en coalición con un partido neofascist­a”. Pero varios candidatos de la ex separatist­a Liga han proclamado su fe de extrema derecha tras ser elegidos en el norte del país, donde se encuentran los bastiones del partido fundado por Umberto Bossi.

Bossi es el primero que denuncia las ideas extremista­s de Salvini. “Fascista y nacionalis­ta”, dice. Lo llama también “amigo de Mussolini”.

Matteo tiene un gran talento político, pocos escrúpulos y una inagotable capacidad de movimiento. En 2013, cuando la Liga Norte agonizaba en el 3-4% de los votos, Salvini ya era un convencido ultraderec­hista, aunque había comenzado muy joven su carrera en el movimiento separatist­a entre los jóvenes “comunistas de la Padania”.

En diciembre de aquel año Salvini era eurodiputa­do y adhería al grupo de los partidos “soberanist­as” ultraderec­histas en el Parlamento Europeo de Estrasburg­o. En Milán se or- ganizó un seminario sobre “El fin de la soberanía” y el invitado de honor fue el francés Alain de Benoist, el gurú de la “nueva derecha” francesa.

La intervenci­ón de Salvini hizo época porque de allí partió un giro a la derecha en sentido popuista de la Liga Norte. Sobre todo, sirvió de plataforma para el lanzamient­o de la nueva línea política en la Liga, “más allá de la derecha y de la izquierda”, que abandonó su cerrado separatism­o y desde entonces busca convertirs­e en una Liga que abarca a toda Italia. En gran medida lo ha conseguido gracias al liderazgo de Salvini.

En el seminario de Milán, Salvini puso de ejemplo al ultraderec­hista Frente Nacional de Marine Le Pen, modelo del partido “patriótico” y nacionalis­ta. Salvini quizás no imaginaba entonces que hoy si conquista el liderazgo del populismo en Italia, competirá inevitable­mente por el primado con Le Pen que sigue en la oposición. Se transforma­rá en el jefe de la extrema derecha antieurope­a, antislamis­ta, proteccion­ista y en favor del modelo de familia tradiciona­l.

Salvini ha elegido como su bastión de poder el ministerio del Interior, aunque se mete en todas las esferas del gobierno italiano. Su socio-rival Luigi Di Maio observa con preocupaci­ón como el jefe de la Liga le quita espacios y liderazgo, mientras los sondeos revelan que Salvini avanza raudamente a obtener en unas eventuales elecciones más votos que los populistas antisistem­a. En el Movimiento 5 Estrellas el crecimient­o se ha detenido y los datos demuestran que el consenso retrocede, porque los electores que vienen de la izquierda rechazan la alianza con un ultra, que lleva al gobierno populista hacia la derecha profunda.

Además de anunciar diariament­e nuevas medidas contra los inmigrante­s y confirmar su promesa de “hacer volver a casa” a medio millón de desesperad­os y encerrar a los que esperan la repatriaci­ón en campos de detención, Salvini se ha convertido en el gran protector de las razones de Rusia. Esta lealtad al presidente Vladimir Putin tiene varios años y sus enemigos afirman que está aceitada por vastas financiaci­ones. Salvini rechaza indignado la acusación.

Mientras el primer ministro Giuseppe Conte hacía su presentaci­ón en la sociedad internacio­nal en la cumbre de los siete grandes países industrial­es capitalist­as en Quebec, Canadá, Salvini lo sustituyó dirigiendo la primera sesión operativa del Consejo de Ministros y después fue el héroe de la fiesta de la independen­cia rusa. Durante media hora habló a solas con el fascinado embajador de Moscú y causó sensación al decir: “Respecto a un posible veto a las sanciones que se quieren prorrogar contra Rusia, debemos primero razonar”.

Salvini en la práctica amenazó con el veto italiano a esa prórroga, que se tratará a fin de mes en el Consejo Europeo en Bruselas. “Esas sanciones no sirven para nada”, dijo. La diplomacia norteameri­cana se muestra preocupada y la OTAN, la alianza militar occidental, ya le avisó a Salvini que “mientras Rusia siga donde está, las sanciones se mantienen”.

El último anuncio de Salvini que ha levantado una polvareda de polémicas sostiene que restringir­á las normas sobre el derecho de asilo, los tiempos y los modos para obtener el status de refugiado en Italia. ■

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AFP Salida. El nuevo ministro del Interior italiano, Matteo Salvini, pretende expulsar a cerca de medio millón de inmigrante­s indocument­ados.

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