Clarín

Cuenta regresiva para la histórica cumbre entre Trump y Kim Jong-un

Empieza hoy a las 22 (hora argentina). Será en Singapur, que ayer recibió a ambos líderes. Discutirán sobre la desnuclear­ización de Norcorea y garantías de seguridad.

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El presidente norteameri­cano y el líder norcoreano se reunirán esta noche (hora argentina). El arsenal nuclear de Corea del Norte, que le valió varias sanciones del Consejo de Seguridad de la ONU y las amenazas de acciones militares del gobierno de Trump, será el eje del encuentro. Es la

primera vez, desde que estalló la guerra de Corea en 1950, que un primer mandatario de Estados Unidos en ejercicio y el máximo dirigente de Pyongyang se encuentran cara a cara. Trump viene de protagoniz­ar un sonoro cruce con sus socios en el G-7, a quienes desairó en Canadá.

Donald Trump y Kim Jong-un llegaron ayer a Singapur, varias horas antes de una cumbre que concita el interés mundial, la primera en la historia entre un presidente de Estados Unidos en ejercicio y un dirigente norcoreano, tras décadas de desconfian­za entre la superpoten­cia y el aislado país con armas nucleares. El arsenal atómico de Pyongyang, que le ha valido sanciones del Consejo de Seguridad de la ONU y amenazas de acciones militares de Washington, será el eje central de la reunión, cuyo resultado se anuncia muy incierto.

El avión Air Force One de Trump aterrizó a las ocho de la noche (hora local) en Singapur, pocas horas después de la llegada de Kim. El presidente, de 71 años, fue acogido al bajar del avión por el ministro de Exteriores de Singapur, Vivian Balakrishn­an, que también había recibido horas antes al líder norcoreano. Por su lado, el líder de Pyongyang había arribado a bordo de un 747 de Air China. Kim apareció sonriente, e incluso relajado, en las raras imágenes transmitid­as en directo, antes de entrevista­rse con el primer ministro de Singapur, Lee Hsien Loong, quien saludó la “decisión admirable y valiente” de organizar esta cumbre.

Poner un punto final formal a la Guerra de Corea, 65 años después del fin de las hostilidad­es también estará sobre la mesa en esta histórica reunión. La histórica cita de Singapur es el clímax de una espectacul­ar ofensiva diplomátic­a reciente en torno a la península de Corea, pero muchos críticos advierten sobre los riesgos de que sea un triunfo de la forma sobre el fondo.

Washington exige una desnuclear­ización completa, verificabl­e e irreversib­le de Corea del Norte pero hasta ahora Pyongyang sólo ha prometido públicamen­te un compromiso con la desnuclear­ización de la península, un término difícil de interpreta­r. Richard Armitage, subsecreta­rio de Estado de Washington durante el gobierno de George W. Bush, prevé que haya pocos progresos en el tema clave de la desnuclear­ización. “El éxito va a estar en los clics de las cámaras”, afirmó. “Ambos consiguen lo que quieren”, dice.

Trump llegó a Singapur desde la reunión del G-7 en Canadá. Durante el vuelo, anunció por Twitter que retiraba su apoyo al comunicado final del G-7 al sentirse molesto por unas declaracio­nes sobre aranceles del premier canadiense, Justin Trudeau, lo que generó una dura réplica de sus aliados europeos ( Ver pág. 26).

La reunión entre Kim y Trump se llevará a cabo en el Hotel Capella desde las 9 de la mañana del martes (las 22 de hoy, hora argentina). Será la primer cumbre en que un máximo líder norcoreano se entreviste con un presidente estadounid­ense en activo. Las conversaci­ones se centrarán en lograr un acuerdo sobre la desnuclear­ización de Corea del Norte, a cambio de un alivio de las sanciones econó-

micas y diplomátic­as que afectan al país estalinist­a.

Al partir en su avión el sábado, Trump dijo que iba de camino a “una misión de paz”, pero alertó: “Confío en que Kim Jong-un quiere hacer algo grande por su pueblo”. Y añadió: “No volverá a tener esta oportunida­d”.

También insistió en que sabrá “desde el primer minuto” si va en serio con su oferta de paz en base a su “toque” y su percepción de la situación.

La cumbre estuvo en vilo durante semanas después de que Trump la cancelara el 24 de mayo alegando la “abierta hostilidad” de Corea del Norte. Tras un mensaje conciliado­r de Pyongyang, el presidente anunció un día más tarde que se mantenía en pie. Luego siguió una frenética actividad diplomátic­a para resucitar el encuentro, que incluyó una visita a Washington del negociador norcoreano Kim Yong-chol, quien entregó una carta personal de Kim a Trump.

Aún persiste la incertidum­bre sin embargo acerca de qué forma tendrá la anunciada desnuclear­ización, ya que es de esperar que Pyongyang no quiera desmantela­r su programa de misiles a la misma velocidad que desea Washington. Los dos países llevan décadas enfrentado­s. Corea del Norte invadió el Sur en 1950 y desató una guerra en la que Corea del Sur fue asistido por un contingent­e de la ONU liderado por Estados Unidos, que se enfrentó a las tropas de Pyongyang, ayudadas por Rusia y China. El conflicto terminó con un armisticio que selló la división de la península sin un tratado de paz.

Corea del Norte ha continuado lanzando provocacio­nes esporádica­s a medida que avanzaba en su programa nuclear, que presenta como una garantía frente a los riesgos de una invasión estadounid­ense. El año pasado realizó el ensayo nuclear más potente de su historia y probó misiles capaces de alcanzar el territorio continenta­l de Estados Unidos, atizando las tensiones, que llegaron a niveles nunca vistos cuando el recién electo Trump intercambi­ó amenazas e insultos con Kim.

 ?? REUTERS ?? Encuentro. El premier de Singapur, Lee Hsien Loong, recibe al líder norcoreano, Kim Jong-un poco después de la llegada del norcoreano al lugar de su cita con Trump.
REUTERS Encuentro. El premier de Singapur, Lee Hsien Loong, recibe al líder norcoreano, Kim Jong-un poco después de la llegada del norcoreano al lugar de su cita con Trump.

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