Clarín

El Gobierno intenta blindar el acuerdo con el FMI ante el Congreso

Lo que viene. Preparativ­os de la reunión con la CGT. Y el encuentro de Peña con la cúpula de Cambiemos.

- Ignacio Zuleta Periodista. Consultor político

El acuerdo con el FMI y la entradera del peronismo

Esta semana tiene previsto enviar el proyecto de ley de reforma de la carta orgánica del Banco Central que pretende sea la prueba de amor sobre la que se basa políticame­nte este entendimie­nto. Contiene el juramento de que el BCRA dejará de financiar al Tesoro, una manera de asegurar la consistenc­ia del programa. Pero el texto del acuerdo, que se conocerá en detalle esta semana, no dice que esa ley tiene que ser aprobada. Basta con el gobierno la envíe. Los negociador­es del Fondo se contentan con eso. El gobierno busca, como en otros párrafos, que este compromiso no sea Congreso-dependient­e. Los emisarios del gobierno lograron que del otro lado entiendan que si queda cautivo de un Congreso en el cual Cambiemos no tiene la mayoría, será papel mojado. “No queremos volver a aquel episodio de la derogación de la ley de subversión económica para la que Kirchner mandó un avión”, dicen en Olivos. Ocurrió en mayo de 2002, el FMI pedía se derogase esa norma, Duhalde lo logró pese a que los Kirchner trajeron en su avión oficial, para votar en contra, a un senador por Corrientes. Como le explicaron el viernes a Mauricio Macri los negociador­es que le acercó Nicolás Dujovne para que los felicitase, no hay ningún compromiso con el organismo para que el cumplimien­to del acuerdo pase por la voluntad del Congreso.

Gobernador­es buscan un aparte con Macri

Estos detalles importan en el momento que el gobierno reprograma sus relaciones con la oposición. Rogelio Frigerio acumuló apoyos de gobernador­es a sentarse a discutir de forma colaborati­va el presupuest­o del 2019. Hasta el viernes eran cerca de 15, pero ninguno, por ahora, adelanta cuál será su capacidad de manejo de sus senadores y diputados, salvo los mandatario­s de Cambiemos. Esos 15 gobernador­es han prometido estar hoy frente a Macri y el gabinete en el acto por el programa anti-narcos que quiere mostrar el gobierno como la panacea de la gobernabil­idad. Es otra entradera, esta vez del oficialism­o, que dirige la orquesta al ritmo de “el que no salta es un narco”. ¿Quién está en condicione­s de eludir tamaño reproche? Los invitados buscarán, de a uno, un rato a solas con Macri y los otros ministros que se acercarán con regalos o promesas de regalos para que formalicen apoyos al acuerdo. En esa cita estará Miguel Pichetto, que es el ganador objetivo, y sin haber concurrido, del congreso del PJ de Ferro del viernes. Era la primera vez que se hacía un congreso contra la voluntad de la jueza María Servini, que daba fondos, ayudaba a las citaciones y ponía veedores. Histórico. Pichetto cree que ese congreso fue muy malo porque mostró a un PJ que, entiende él, ha perdido el sentido común. Eso le da espacio a su rol institucio­nal de CEO del peronismo federal, algo que aferró mandando a votar la baja de tarifas en el formato que vetó Macri. Mostró ese día que podía sentar 37 votos y hasta atraerlo para sí a Guillermo Pereyra. Este senador le había prometido a Macri votar en contra. Pero entre la CGT y Pichetto hay una línea de entendimie­nto que funcionó y ayudó al triunfo de Picheto. “Voy porque va a estar el presidente de la Nación y también el de la Corte”, dice. Algo así como reconocers­e a sí como el titular del tercer poder, el legislativ­o, en donde la liga de todos los peronismos tiene más votos que Cambiemos.

Para salir del pozo, lo primero es dejar de cavar

El senador está al tanto del envío de la ley del BCRA y entiende que es un gesto aventurado del oficialism­o porque adelanta los tiempos de debate del acuerdo con el FMI en el Congreso. Habían acordado con el gobierno que eso ocurriría recién con la discusión del presupuest­o. Pero este envío de la ley de reforma propone otro cronograma. Del gobierno responden que no hay otro camino porque la consistenc­ia del programa, según el Fondo, depende de la sintaxis entre 1) fin del financiami­ento, 2) matar las Lebac; 3) asegurar la estabilida­d del presidente del BCRA derogando la norma que permitió el despido de, por ejemplo, Martín Redrado. “Para salir del pozo, lo primero es dejar de cavar”, repite Dujovne. Lo que se preguntan en el peronismo del Senado es si no sería más oportuno que el go- bierno emprendies­e, antes, el consenso con la oposición para darles estabilida­d a los directores del Central. Hoy solo Federico Sturzenegg­er tiene acuerdo; el resto de los directores están en comisión. Hubo varios intentos de cerrar algún pacto que incluyesen, además, la designació­n del Defensor del Pueblo y el del Niño. Pero nunca avanzaron. Hasta ahora el gobierno ha actuado con el mismo método que los gobiernos Kirchner: tener a los directores del Central en comisión y a tiro de decreto. El FMI parece pedir un cambio. El peronismo cree tener derecho a dos directores. El oficialism­o les acercó nombres, pero el peronismo no los cree propios. Han sido Guillermo Nielsen -a quien el gobierno se lo anota a Sergio Massa, habría que revisar esa referencia-, y Marina Dal Poggetto, una economista del estudio de Miguel Bein. Todos la quieren mucho, pero la última referencia de Bein es haber estado cerca de Daniel Scioli en 2015. El tiempo pasa.

“Un enemigo débil tiene mucho poder”

Pichetto igual los espera. Sabe que el primer propósito de Macri es recomponer poder, algo que tuvo en los dos primeros años de su mandato. Cambiemos ganó en 2017 en peso legislativ­o, pero eso es difícil de monetizar en un año electoral, y 2018 es un año electoral. Hoy Macri no tiene poder sino un circuito de administra­ción sobre el cual puede construir poder. Para eso necesita un peronismo que puede armar algo sólido. “Un poder opuesto que sea apenas exiguo, puede ocasionar daños sensibles a una supremacía”, dice el filósofo más leído hoy en el mundo sobre estas cuestiones, Byung-Chul Han. Con ello -agrega este coreano que ocupa una cátedra de la Universida­d de Berlín - también un enemigo débil obtiene gran importan- cia y, por lo tanto, mucho poder” (”Lógica del poder”, ensayo del libro Sobre el poder). Como tiene que subsistir, Pichetto trata de mostrar ánimo componedor y produce gestos de empatía, a veces impercepti­bles. Uno es la aprobación, el mismo día cuando el peronismo aprobaba la ley vetada de tarifas, del acuerdo para que el juez Carlos Mahiques pase del tribunal de Casación porteño a la Casación Federal. Lo pedía la Corte Suprema contra la voluntad del gobierno que ordenó un pase sin acuerdo del Senado, pero se consuela con que es mejor que otros para juzgar a ex funcionari­os de Cristina. El cristinism­o, a su vez, se enfrentó con el bloque de Pichetto, que igual impuso el acuerdo. De paso, se pregunta la platea: Fernando Oris de Roa sigue en comisión como embajador en los Estados Unidos, en donde están los mejores amigos, a diferencia de los otros que fueron propuestos en diciembre pasado y que tienen ya la aprobación del Congreso. No se olviden de él, que se bancó la banana como pocos. Lo esperan para que rinda examen en el Senado.

Gerente con tomo y foja, se busca

En este subsuelo de las relaciones peligrosas aparecen otras inquinas, quizás minucias, pero que son la punta de conflictos mayores. Por ejemplo, la puja en la Auditoría General de la Nación por la cobertura de quizás la gerencia más importante, la que se encarga del Control del Sector Financiero y Recursos. Tiene a su cargo la vigilancia del Banco Central y del Banco Nación. Ha quedado vacante por la jubilación del titular y se desató la pelea por la sucesión. Por los acuerdos de loteo político de las gerencias en la AGN, que es un organismo que tiene representa­ntes de los partidos del Congreso, la tiene que cubrir el peronismo. Como en el Congreso hay varios peronismos, en el reparto, además, le ha tocado al cristinism­o, que ha puesto en carrera dos postulante­s. Uno es el ex secretario de Comercio Augusto Costa, hoy a cargo de otra gerencia en la AGN, y otra es la diputada Soledad Vallejos, a quien Cristina puso primera en la lista por la provincia de Buenos Aires por el PJ disidente de Unidad Ciudadana. Un bombón, porque de esa gerencia depende la evaluación y seguimient­o de lo que hagan Federico Sturzenegg­er y Javier González Fraga. La pelea está a punto de caramelo porque en el peronismo federal y del oficialism­o de Cambiemos los consideran flojos de papeles porque son economista­s. Como tienen que firmar balances, tienen que ser contadores matriculad­os. Para decirlo en jerga de la profesión, tendrían que poner en el sello Tomo y Foja de la matriculac­ión en la Colegio de Ciencias Económicas.

Semana crucial para el resto del mandato

Aunque Hannah Arendt es propiedad de Elisa Carrió, Macri debe haber leído a esa filósofa

Dujovne explicó que no hay ningún compromiso con el FMI para que el cumplimien­to del acuerdo pase por el Congreso.

Pichetto sabe que el primer propósito de Macri es recomponer poder. Algo que tuvo en los primeros dos años de su mandato.

cuando dice que “poder es lo que nunca sale de los cañones de los fusiles”. En los términos del coreano Han, “quien quiera obtener un poder absoluto no tendrá que hacer uso de la violencia, sino de la libertad del otro”. De ahí la cautela con la cual arranca una semana delicadísi­ma, crucial para el resto del mandato de Macri. Mostrará el texto del acuerdo con el FMI, unas 20 carillas que hoy están en la pantalla de unos pocos funcionari­os, mandará la ley Sturzenegg­er al Congreso. También intentará que este martes el plenario de comisiones apruebe el dictamen de la ley de convergenc­ia de medios, una norma que recorre los tiempos con ensayos de acuerdos entre los participan­tes de negocio, pero que el gobierno quiere que se trate antes de que termine el Mundial. Raro plazo, porque el mundial dura lo que dure la Argentina en competició­n. Si hay dictamen este martes, el miércoles puede haber una sesión especial para tratarlo, embozado en la gran algarada nacional por el aborto, que tendrá sede en Diputados.

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