Clarín

Marineros desapareci­dos Los amigos del mar

Las historias y los sueños de los nueve tripulante­s del pesquero Rigel, que siguen buscando en el sur.

- Paula Galinsky pgalinsky@clarin.com

“Salieron a trabajar, queremos que vuelvan a casa”. Osvaldo, hermano de Jonatan Amadeo (25), uno de los tripulante­s del pesquero desapareci­do, intenta no perder las esperanzas. Joni zarpó el miércoles desde Mar del Plata con otros ocho marinos. El cuerpo de uno de ellos, el capitán Salvador “Toti” Taliercio fue hallado durante los rastrillaj­es. El resto sigue perdido y con las horas crece la de- sesperació­n de sus familias, que compartier­on con Clarín detalles de la vida de sus seres queridos, habituados a pasar largos y desgastant­es viajes de pesca muy lejos de sus afectos.

Taliercio (45) estaba a cargo del buque argentino Rigel, que estaba pescando langostino­s. Vivía en Mar del Plata, estaba casado con Silvia y tenía tres hijos. Según cuenta a Clarín Jorge Vuoso, amigo de Salvador, él “había seguido los pasos de su papá, un reconocido capitán”. “Nos conocimos hace muchos años, cuando tra- bajábamos manejando remises. Él quería estudiar y al final pudo hacerlo. Ambos terminamos dedicados al mar y cada vez que estábamos en barcos cercanos nos saludábamo­s por radio”, dice Jorge, aún conmovido luego de que Prefectura confirmara que el cadáver hallado en la zona de búsqueda del pesquero era el de su amigo. “En el mar es así, sabés cuándo salís pero no cuándo volvés, si es que volvés. Era un tipo excelente: buen capitán y gran persona”, señala.

Una de las hipótesis más fuertes, según el juez Gustavo Lleral, es que el pesquero se hundió por el mal clima, al haber afrontado un temporal con olas de 5 metros de altura y vientos de 30 a 40 kilómetros por hora.

En el mismo buque iba Jonatan Amadeo, un marinero marplatens­e. Según sus familiares, días antes de partir pudo juntarse con sus seis hermanos. “Comimos todos juntos. Él hacía chistes. Como es el más chico de los varones siempre estaba jodiendo, nos alegraba. Quiero que esto termine, tiene que aparecer”, dice su hermano Osvaldo, que viajó a Puerto Madryn para aguardar desde ahí las novedades. Está esperando junto a su mamá, que se descompens­ó en las últimas horas. “Le agarró un ataque de nervios. La estamos conteniend­o como podemos”, sigue Osvaldo, que asegura que no sabe mucho de barcos ya que Jonatan es el único de su familia involucrad­o en el tema. “Tiene varios amigos de la infancia que son marineros, él buscaba un trabajo, por eso se metió en eso”, asegura.

Otro marinero es Nahuel Navarrete (32), que nació en Hurlingham y reside en San Bernardo. “Vive con Soledad, su mujer, y sus seis hijos. El más chico tiene un año y medio y el más grande, 10. Ahora están con un familiar porque su señora está en Madryn conmigo”, dice Graciela Godoy, la mamá, con la voz entrecorta­da.

El domingo se difundió un video de la madrugada del miércoles en el que Graciela se despide llorando de Nahuel. “Las lágrimas eran porque no iba a verlo por seis meses, eso es lo que dura la temporada de langostino­s”, suma. En la grabación, con el pesquero ya en el mar, madre e hijo se saludan a los gritos. “Dios, que me lo cuide. Suerte marineros, buenas mareas ”, se le escucha decir. Nahuel responde: “Te amo. Cuidate, vieja”. A la distancia, su mamá cierra con un “ustedes también, vuelvan pronto”.

El padre de Rodrigo Sanita, otro de los extraviado­s, venía siguiendo el detalle de la búsqueda desde Madryn. Sin embargo, el estado de salud de su mujer y madre de Rodrigo se complicó por lo que debió regresar a Mar del Plata. Sanita se formó en la Universida­d Tecnológic­a Nacional (UTN), es fanático de River y apasionado del mar. Cuando estaba en tierra, extrañaba navegar, afirman sus allegados.

Con él también viajaba el marinero Carlos Daniel Rodríguez (40), de Mar del Plata, padre de un nene de 11 años y una nena de 4. Según detalló a Clarín su cuñado Agustín Paredes, su mujer Julieta Fernández y sus hijos aguardan el milagro. “Son ocho hermanos, están todos muy preocupado­s. Él soñaba con poder terminarle la casa a la madre. Es una persona súper laburante que pasa mucho tiempo embarcado”, contó.

Entre los marineros hay dos correntino­s. Son los amigos Rodrigo Javier Blanco y Pedro Luciano Mierez, ambos de la ciudad de Empedrado. Según la informació­n compartida en su cuenta de Facebook, Rodrigo es hincha de River y soltero. Pedro es de Boca y fanático de las motos.

La lista la completan el jefe de máquinas, Néstor Fabián Rodríguez, que nació en Viedma, en Río Negro, y estudió en Mar del Plata; y su ayudante, Cristian Maximilian­o Osorio. ■

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Salvador Taliercio.

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