Clarín

Un sugestivo mensaje en la casa de la abogada presa por el crimen narco

Alguien había escrito esta palabra al lado del nombre del narco mexicano asesinado junto a su hijo en Belgrano. También decía: “Lo van matar”. Es una de las pruebas que complican a Julieta Bonanno, quien fue indagada en una curiosa audiencia.

- Virginia Messi vmessi@clarin.com

Julieta Bonanno está detenida por el asesinato de un mexicano y de su hijo. La Policía allanó su vivienda y encontró un papel con los nombres de cuatro de sus defendidos en la causa “Bobinas blancas”. Junto al de uno de las víctimas del doble crimen se leía “Muerto” y “Lo van a matar”.

Antes de negarse a declarar como principal acusada de haber asesinado a sus clientes, el mexicano Rodrigo Alexander Naged Ramírez (59) y su hijo, el colombiano Jhon Naged (30), la abogada Julieta Estefanía Bonanno (29) intentó darle una clase de Derecho al juez federal Adrián González Charvay. La indagatori­a casi termina a los gritos ante el asombro del juez y del abogado defensor de la mujer, Leopoldo Murúa, un profesiona­l que ofrece sus servicios 24 horas por Mercado Libre.

Esto ocurrió el jueves a la tarde. Del Juzgado Federal de Zárate-Campana, Bonanno partió a la cárcel de mujeres de Ezeiza, donde fue alojada en un pabellón de máxima seguridad.

Al caso suma aún más confusión y misterio un sugestivo mensaje secuestrad­o durante el allanamien­to en la casa de la abogada. Además de nueve celulares (uno de los cuales guardaba en su bombacha), la Policía encontró un papel en el que estaban anotados los nombres de los cuatro mexicanos que Bonanno defendía en la causa “Bobinas Blancas”.

Eso no sería nada extraño, pero al lado de cada uno estaba anotada su fecha de nacimiento y pegado al

Bonanno intentó darle lecciones de Derecho al juez. Y se quejó porque no le dan champú.

nombre de Naged Ramírez, dos anotacione­s más: “Lo van a matar” y “Muerto”. “Como si hubiera hecho una consulta esotérica”, resumió una fuente a Clarín.

Bonanno entró a la cárcel con la misma arrogancia con la que enfrentó a Charvay en su indagatori­a, y también durante todo su desempeño como abogada de las víctimas en el expediente: armó un escándalo porque no le daban champú.

Sin ningún tipo de antecedent­es en casos de narcotráfi­co -rubro en el que se conocen todos- y menos uno de la envergadur­a de “Bobinas Blancas” (casi una tonelada y media de cocaína), Bonanno solía pasearse por los Tribunales de Morón (jurisdicci­ón donde se matriculó) alardeando de sus supuestos contactos con capos de carteles de México.

Incluso sostenía que el iPhone que usaba se lo habían dado los jefes de los Naged y que ella respondía directamen­te a México. Cada vez que podía mostraba fotos de mansiones y personas que había conocido en un viaje a ese país, viaje que ahora es investigad­o por la Justicia.

Por todos estos elementos, más las sospechas de que entregó a los Naged al sicario sin ningún gesto de nerviosism­o, el juez Charvay quiere tener rápido las pericias psicológic­as y psiquiátri­cas que ordenó. Estas son de rigor, por el monto de la pena que podría caberle si es condenada. Pero en

el caso de Bonanno existe una sospecha sobre su condición mental.

Los Naged fueron asesinados el lunes 4 de junio a la noche en un departamen­to que alquilaban en Belgrano, en avenida Cabildo al 2600. Procesado por narcotrafi­cante, el mexicano había sido excarcelad­o luego de sufrir un ACV que lo dejó incapacita­do.

A Jhon le apoyaron el cañón de una pistola 9 milímetros en la frente y dispararon. A su padre le dieron otro tiro en la cabeza desde una distancia de unos 10 centímetro­s. Dos balas. Sin embargo, en el departamen­to quedaron tres vainas servidas. Hasta ahora es un misterio si hubo un tercer disparo y dónde fue a parar.

En el departamen­to quedó tirado un cuchillo con sangre, pero ninguna de las dos víctimas tenía cortes. Por eso los peritos investigan si la sangre del cuchillo se debe a una salpicadur­a o pertenece al sicario -aún prófugo- que entró al lugar junto con la abogada Bonanno.

Un detalle importante para tratar de entender qué pasó es que ni Naged Ramírez ni su hijo tenían seña

les de lucha. Su asesino o asesinos los sorprendie­ron y eso también complica la situación de Bonanno.

La abogada quedó filmada pasadas las 21 del lunes 4 cuando llegaba al edificio de las víctimas. Se la ve muy relajada, mascando chicle aunque detrás suyo está parado un hombre con capucha. Una escena clave la muestra saliendo hacia la vereda, mirando a un costado y saliendo del ángulo de cámara, momento en el que detrás de ella se ve pasar al sicario.

Cuando Jhon Naged le baja a abrir la puerta de entrada, el sicario pasa con ella sin problemas. Pocos minutos antes ambos quedaron filmados en lo que parece una conversaci­ón, tapándose la boca.

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ARCHIVO Traslado. La Policía Federal custodia a Julieta Estefanía Bonanno, la abogada detenida por el crimen de Rodrigo Naged Ramírez y su hijo.

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