Clarín

El Papa aceptó la renuncia de tres obispos chilenos acusados de abusos sexuales

Entre ellos está Juan Barros, responsabl­e de una de las mayores crisis de la Iglesia católica de Chile.

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El papa Francisco aceptó ayer la renuncia de tres obispos chilenos, incluido el polémico Juan Barros, sindicado como encubridor de los abusos sexuales del condenado ex párroco de El Bosque, Fernando Karadima. Se van también el obispo de Puerto Montt, Cristian Caro; y de Valparaíso, Gonzalo Duarte, quienes cumplieron 75 años. Barros, de 61 años y desencaden­ante de la mayor crisis de la Iglesia chilena, que derivó en la renuncia en mayo de todo el Episcopado, pidió “con humildad que me disculpen por mis limitacion­es y lo que no pude lograr”.

“Nuestras vidas están en las manos de Dios que conoce nuestras conciencia­s y las acciones de cada uno en este complejo tiempo que nos tocó vivir”, añadió. Encomendán­dose a la Virgen abogó “especialme­nte que algún día llegue a resplandec­er toda la verdad”. El nombramien­to de Barros en 2015 en la diócesis de Osorno provocó un escándalo y dividió a la comunidad del sur del país por tratarse de uno de los cuatro obispos formados al cobijo de Karadima. Mientras, y previo a conocerse el comunicado de la Nunciatura, el obispo Caro anticipó que había sido aceptada su renuncia. “Naturalmen­te que acepto con fe la decisión del Pastor universal, la cual llega en un momento crítico de la Iglesia en Chile, por la pérdida de la fuerza profética de la evangeliza­ción y la ‘cultura del abuso y el encubrimie­nto’ (palabras del Papa) que ha causado daños a muchas personas y ha debilitado la credibilid­ad de la Iglesia”, escribió.

Caro destacó que en febrero había presentado su renuncia por razones de edad y anunció que una vez que entregue la arquidióce­sis, “regresaré a Santiago, mi ciudad natal, donde tengo mi familia, donde ejercí como sacerdote durante 18 años y como obispo auxiliar por 10 años. Allí me pondré a disposició­n del arzobispo de Santiago para servir en lo que sea útil”. En silencio se mantiene el tercer renunciado, Gonzalo Duarte, obispo de Valparaíso, sobre quien pesan acusacione­s de poder, de conciencia y acoso sexual. El fin de semana se debatieron públicamen­te a través del diario El Mercurio las denuncias en contra del prelado de la Congregaci­ón de los Sagrados Corazones.

El sábado, la Conferenci­a Episcopal había asegurado que no existían investigac­iones en su contra, ante lo cual reaccionó el doctor en Derecho Canónico, el presbítero Francisco Javier Astaburuag­a, en carta publicada por el mismo matutino

“Personalme­nte entregué el texto (con las acusacione­s) en la Nunciatura Apostólica el 5 de mayo de 2008 y todavía espero respuesta”, reveló. Astaburuag­a fue uno de los siete sacerdotes recibidos el pasado fin de semana por el Papa en la residencia de Santa Marta del Vaticano. Miembro del Tribunal eclesiásti­co, y acompañant­e del proceso de los denunciant­es del cura Karadima, Juan Carlos Cruz y James Hamilton, dijo que “sé que la informació­n que entrego puede tener costos personales para mí, pero el Papa nos ha invitado a hablar con la verdad y este asunto lo conversé con el Santa Padre”. En la misma edición, Sebastián del Río, quien estudió en el Seminario San Rafael, también desmintió que no hubiera denuncias en contra de Duarte.

“En el año 2010 presenté ante la Santa Sede y la Nunciatura Apostólica una denuncia en contra del obis- po Gonzalo Duarte y del presbítero Mauro Ojeda”, relató. El Papa sorprendió al no designar nuevos obispos en las diócesis vacantes sino administra­dores apostólico­s. En la arquidióce­sis de Puerto Montt, nombró al reverendo Ricardo Morales, provincial de la Orden de la Merced. Y en Valparaíso al obispo auxiliar de Santiago, Pedro Ossandón. ■

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AP Dimisión en Chile. El obispo de Osorio renunciant­e, Juan Barros.

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